El martes 26 se presentará en Cinemanía la obra y la vida de Hernán Díaz a las 10 de la mañana. El documental se llama Hernán Díaz. El retrato de un artista que se realizó en coproducción de Señal Colombia y Quintocolor. Este maravilloso fotógrafo perteneció la generación de los grandes artistas colombianos que logró ser parte de la modernidad de la mitad del siglo XX, junto a Fernando Botero o Alejandro Obregón.
Trabajé con él y supe sus caprichos y rebeldías en la revista Cromos cuando el director era Alberto Zalamea. También conocí al ser humano con enorme talento porque respetaba la vida y trataba de rescatar la bella humildad que puede ver un ser sensible ante una realidad de gigante donde todo tiene las características de un mundo encerrado.
Hernán Díaz nos cuenta cómo fue formándose con los mejores y más modernistas fotógrafos de su época: Cartier Bresson, Irving Penn o Richard Avedon quienes fueron los máximos exponentes de la fotografía norteamericana. Por eso Hernán Díaz superó cualquier rango y dejó testimonio de lo que hoy es una evidencia contundente donde la fotografía es un arte. Cosa que hoy, también, es inevitable.
Pero él construyó su mundo a su manera. Reseteando la idea directa de la imagen, respetando el universo de la luz y mil sombras donde el culto a la luz natural fue su principio básico. La luz y sus mil grises en blanco y negro y donde los reflejos fueron sus únicos argumentos. Fotografía directa donde jamás hubo manipulación y donde la aproximación humana era el único objetivo. La fotografía estaba en contacto con su realidad.
Lejos de la riqueza y la arrogancia de los poderosos –de la cual él fue parte- el documental muestra su lado más humano y su ojo maravilloso. Encontró también paisajes que, como nadie se compenetra con los indígenas de La Guajira, catatumbas silvestres, niñas campesinas en la pobreza con dignidad, sus amores que fueron los pescadores en el mar. Las niñas campesinas que logran su dignidad dentro de la pobreza del trabajo o las mujeres negras que conquistan la imagen bella de ese mundo que él llamó “Cartagena morena” que en su mesura construyen una imagen de la pobreza infame mientras se que ríen ante la adversidad con su figura esbelta debajo de una sombrilla. Lejos de Ana Mercedes Hoyos dignificó a las palenqueras por las calles coloniales de Cartagena con sus frutas en la cabeza.
Él creó y captó la historia de la risa de la gente alegre. Logró comunicar la no interferencia. Supo captar que la gente tiene alma sin resentimiento. Gran artista del siglo XX, amante de los seres humanos y fotógrafo de siempre. La realidad no manipulada fue su objetivo, la vida directa su conducta y la comunicación con los otros seres humanos fue construyendo la modernidad latinoamericana.
En estos días quedamos muy impresionados por la venta con la de la venta de la escultura del maestro Botero del caballo en Sotheby's. Duplicó su precio. Nada es tal lógico.