A raíz de la crisis humanitaria que vive el pueblo venezolano, cuya responsabilidad es única y exclusiva del socialismo del siglo XXI, que es el mismo marxismo de acuerdo a las palabras del tirano Fidel Castro en el 2010, en Latinoamérica se escuchan los alaridos de personas de la llamada izquierda hablando de la autodeterminación de los pueblos, rechazando la posición enhiesta del Grupo de Lima en contra del régimen genocida de Maduro, que ha condenado a la patria de Bolívar al hambre y al envilecimiento.
Y los mamertos, sin ningún empache, mencionan “la autodeterminación de los pueblos y la no injerencia en los asuntos de los demás países”, lo que es una ofensa a la dignidad de la población venezolana, ya que la autodeterminación de los pueblos se fundamenta en la soberanía de la ciudadanía y no en una dictadura que por asalto montó unas elecciones fraudulentas en mayo de 2018, recibiendo órdenes de La Habana. Indudablemente Venezuela es una colonia cubana, lo que demuestra que en esas circunstancias no se puede hablar de la libre autodeterminación, porque es una nación sometida desde Cuba.
Hay que señalar que los marxistas-leninistas en la historia latinoamericana han tenido un doble rasero cuando mencionan la autodeterminación de los pueblos, porque en las dictaduras de lo que se conocen como de derecha, caso de Augusto Pinochet en Chile y Anastasio Somoza en Nicaragua, lo que buscaban los comunistas era acabar con esos regímenes y ahí no se hablaba de la libre autodeterminación de los pueblos. Sin embargo, como la dictadura es comunista en Venezuela acuden al tema con una hipocresía y cinismo monumental, resaltando que esa postura corresponde a la conciencia mágica de los marxistas que por sus fetiches se creen de condición superior al resto de mortales.
No hay que olvidar que para los seguidores del comunismo totalitario la palabra pueblo tiene dos acepciones, siguiendo las enseñanzas leninistas que dicen, que hay que cambiar el significado de las palabras para hacer la revolución, por ello para esta logia existe el pueblo social y el pueblo político. El primero son las masas que se utilizan o se desechan de acuerdo a las conveniencias de las elites marxistas, convirtiendo a la población en una simple herramienta u objeto. El segundo es la camarilla o pandilla que sin importar el número se considera la vanguardia de la revolución y que puede hacer lo que le dé la gana con el verdadero pueblo. Con esto se puede entender que la “autodeterminación de los pueblos” para los mamertos latinoamericanos se invoca en el caso venezolano única y exclusivamente para que la banda chavista siga sometiendo a esa nación mediante una dictadura infame, desconociendo olímpicamente el auténtico derecho a la libre autodeterminación, pues ella no existe en un país que está bajo una dictadura y además es una colonia cubana.
Venezuela es una colonia, por ende no tiene soberanía, siendo además un Estado policíaco, en donde los que dan las órdenes son oficiales cubanos, expertos en represión mediante la tortura. Del mismo modo, es inocultable la presencia de miles de agentes del G2, lo cual es demostrativo de que la soberanía y la dignidad que tanto mencionan los comunistas no existe por la invasión cubana y por ello es ilógico hablar de la autodeterminación de los pueblos en el caso de Venezuela.
El Grupo de Lima, conformado por 14 países, de los cuales 13 desconocen al gobierno del dictador Nicolás Maduro, actúa al tenor de la Carta Democrática Interamericana, aprobada el 11 de septiembre de 2001 en la Asamblea de la Organización de Estados Americanos (OEA), la que Venezuela también firmó, proclamando dicho documento como objetivo principal el fortalecimiento de las instituciones democráticas, lo que establece el compromiso para que los gobiernos de cada país tengan la obligación ineludible con la defensa de la democracia, teniendo como base el reconocimiento de la dignidad humana, algo que no sucede en el vecino país, pues hay un títere usurpador del gobierno que funge como presidente aplastando la dignidad humana.
La única manera de cumplir con la libre autodeterminación de los pueblos en Venezuela es defenestrando la dictadura castrochavista y expulsando al colonialismo cubano, lo que constituiría la segunda independencia para esa nación, que es afligida de manera inmisericorde por el esperpento comunista del marxismo-leninismo, enemigo de la humanidad y del pueblo venezolano en particular.