Es imposible ocultar la mala situación que pasa Venezuela y más difícil aun ocultar el descrédito que tiene el gobierno de Nicolás Maduro en el mundo. Son inocultables los casos de corrupción que existen en el país vecino, pero no puede salir Juan Manuel Santos por el mundo diciendo que el ejemplo más patético de corrupción está en Venezuela, como si fuera una mentira que Colombia está carcomida por este flagelo. De veras que el presidente de Colombia es patético, por no utilizar otra palabra.
No alcanzan los dedos de las manos y los pies juntos para contar los casos de corrupción que se vivieron en Colombia solo en el año 2017. Salió a la luz pública que se perdieron en el proceso de renovación tecnológica de la Refinería de Cartagena más de US 4.000 millones y de eso no se dio cuenta nadie, ¿será que eso no es corrupción? Habría que preguntarse qué hubiera pasado en los tiempos de Bolívar con las personas que roban semejante suma de dinero. Santos en su intervención nombró al Libertador e hizo remembranza de que fue la patria que lo vio morir, pero parece que con su muerte también murieron todos sus ideales.
Es comparable la situación de corrupción de Colombia y Venezuela, aunque muchos defensores del gobierno Santos quieran ocultarlo con el vecino país. En Venezuela los venezolanos pueden decir que la culpa también la tienen ellos, la gran mayoría del pueblo en los tiempos de bonanza comió y bastante, disfrutaron con los ingresos del petróleo creyendo que eran eternos. En Colombia los colombianos no podemos decir lo mismo. La corrupción en los tiempos de bonanza se comió todo, comieron los mismos de siempre.
Sería bueno que el presidente Santos reformule su opinión, debería el decir: habría que preguntarse qué haría el Libertador con los actuales gobernantes de la patria que lo vio morir, por la que tanto luchó, a la cual libertó, al ver tan escandalosa dilapidación de sus fondos públicos. No por nada en la Corte Suprema de Justicia acaba de abrir investigación contra 230 congresistas por “mermelada”, por repartir los fondos públicos en los candidatos de las regiones para que le voten sus proyectos en el Congreso. La bonanza petrolera que le tocó toda al presidente Santos se la comió en cositas, nueces y dejó endulzado a todos sus amigos políticos.
Casos hay todos los que quieran, no por nada, en el año que pasó fuimos una pena mundial. Que va a saber uno cuánto se burlaron de los colombianos los miembros de la OCDE cuando por investigaciones, que ayudó a adelantar el gobierno norte americano, se dio con la captura del fiscal anticorrupción Gustavo Moreno, es el fiscal encargado de combatir la corrupción ¿en qué país civilizado del mundo pasa eso? Seguro ese caso pasa en Venezuela y no en Colombia.
Seguro llegaremos al club de los países con buenas practicas gubernamentales a mostrarles como es que se elevan las cifras de mortalidad infantil, como es que se roban la plata de las regalías en departamentos como Córdoba, Cesar y Guajira. Les vamos a enseñar cómo se caen los puentes en plena construcción; como es que condenan a la cárcel a el secretario de seguridad de la segunda ciudad más importante del país, que estaba aliado con bandas criminales, y le vamos a explicar cómo es que se puede infiltrar dinero del extranjero en la campaña presidencial sin que se den cuenta, bueno aunque el director de la campaña esta investigado, pero nunca se dio cuenta el presidente actual.
Como dice un refrán popular, nos deben creer muy caídos del palo de patilla para aceptar que Colombia es ejemplo en el mundo en la lucha contra la corrupción. Se ha convertido Venezuela en la más grande cortina de humo que no deja ver las realidades de Colombia en tiempos electorales.