“Medios occidentales van en contra de quien no se someta a intereses de EE. UU” Bashar al Assad.
Existen muchos gobiernos neoliberales e intelectuales en América Latina que desean escuchar aquella frase que nos conmovió en abril del 2002: “Tenemos nuevo presidente”. Había llegado al palacio de Miraflores Pedro Carmona Estanga, a través de un golpe de Estado contra el gobierno legalmente constituido que encabezaba en ese momento Hugo Rafael Chávez Frías. Políticos y periodistas expresaban con regocijo “gracias Venevisión, gracias RCTV, gracias Televen, gracias medios de comunicación". Sin embargo, esos mismos fueron los que distorsionaron y ocultaron la verdadera tragedia de puente Llaguno, y los que hoy siguen mintiendo como aquel 11 y 12 de abril del 2002.
Esa jauría mediática pretende persuadir al mundo a través de una gigantesca mentira, dicen que Maduro se negaba a un proceso electoral. Pero antes, le decían al mundo que Maduro se negaba a un diálogo con la oposición. Ahora bien, con relación a la posición del papa con respecto al diálogo, Capriles ha dicho que no está dispuesto a un “dialogo zapatero”, menos aún acepta la propuesta de una Asamblea Nacional Constituyente para la paz convocada por el presidente Nicolás Maduro. La oposición quiere seguir en la calle incendiando a Venezuela con la ayuda de fuerzas paramilitares. Al final, ellos saben que el objetivo no es Maduro como individuo, sino eliminar el proyecto bolivariano de un solo tajo.
La oposición no la tiene para nada fácil, el cuento de los militares exiliados no le ha dado resultado y en cambio, las declaraciones del ministro de defensa de Venezuela resultan ser refrescantes y oportunas con relación al caso de la OEA. Ha dicho Padrino López: “no es ético entonces ser parte de la OEA, si desde allí se arremete contra la dignidad, identidad e independencia. Respaldamos en consecuencia, la decisión del presidente Nicolás Maduro de iniciar el proceso de retiro de la desnaturalizada organización“.
En Colombia, Santos le echa leña al fuego, como si anduviera muy bien. Su gobierno tendría que estar muy ocupado buscando el diálogo en la hermana república de Venezuela. Además, existe un silencio gubernamental sobre el impacto de la situación de Venezuela en Colombia. La Guajira por su condición de departamento fronterizo le impacta día a día. No basta invocar la solidaridad con los venezolanos que llegan a Colombia, eso tiene que ir respaldado con un programa de gran envergadura y sostenido en el tiempo. Las autoridades de este departamento ya le han advertido al gobierno nacional que hay que mirar y definir algunas políticas para atender esta situación que tiende a agravarse con el correr de los días. Y el presidente pensando que esto era como jugar triqui-triqui... Estas crisis se encaran con importantes recursos económicos.
Por otro lado, aquellos que en Colombia claman por diálogo y elecciones en Venezuela no se les ve pidiéndole cuentas al gobierno nacional por los grupos de paramilitares que intimidan a miles de colombianos, generando terror y muerte, y constituyéndose como un gran obstáculo para garantizar una paz duradera. Tampoco, le exigen al gobierno una respuesta con relación a los más de 1000 maestros asesinados en Colombia…asesinatos que aún están en la impunidad y corren el riesgo de ser olvidados por todos. El Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses señala que en Colombia hay cerca de 84 mil personas reportadas como desaparecidas, también hay que denunciar estas aberraciones que se presentan en la “democracia” más antigua de Latinoamérica. La defensoría del pueblo informó que 156 líderes fueron asesinados en Colombia en los últimos 14 meses y lo más preocupante es que van dos amnistiado de las FARC asesinados…eso también amerita un artículo contundente.
Según las estadísticas del Instituto colombiano de Medicina Legal y Ciencias Forenses (informe al 31 de marzo-2017) se han suicidado 65 niños con edades entre los 5 y 17 años. Esto tendría que ser motivo de un gran debate nacional con el presidente a la cabeza.
