Nadie que tenga cuatro dedos de frente se atreve a cuestionar el sistema electoral de Venezuela. Nadie es nadie. El expresidente de los Estados Unidos Jimmy Carter ha asegurado que el mejor sistema electoral del mundo es el sistema electoral venezolano.
El expresidente estadounidense no solo ha garantizado la superioridad de aquel sistema electoral, sino que lo ha calificado de maravilloso. Lo maravilloso casi siempre está relacionado con lo divino. Carter ha auditado más de 92 elecciones y no ha encontrado nada parecido.
Como quien dice, el sistema electoral venezolano es algo extraordinario, fuera de serie, digno de admirar y, por qué no, de ser imitado por los otros países, siempre cuando se conserven las diferencias.
El sistema electoral venezolano es electrónico y táctil, es decir, el elector coloca su huella sobre la pantalla digital, de inmediato queda registrado su preferencia; la máquina expide un comprobante y envía su voto al centro de conteo; luego el tiquete se deposita en una caja.
Venezuela ha realizado 20 elecciones a lo largo de 18 años, lo cual demuestra que el pueblo venezolano considera que la única salida a la crisis es la vía del diálogo.
Desde varias partes del mundo se han escuchado voces que invitan a propinar un golpe de Estado, lo que traduciría en más derramamiento de sangre inocente y humilde.
Quienes convocan a un golpe de Estado no quieren al pueblo venezolano, lo odian, porque es un pueblo con educación política.
Lo único que quieren es adueñarse del petróleo de Venezuela. Este país, como ya se sabe, posee la mayor riqueza de petróleo del mundo.
La oposición está integrada por la gente más rica de Venezuela que gobernó al país y lo sometió a depender únicamente de un fósil. No les importó diversificar la economía. La mayor parte de las regalías de la economía venezolana provienen del petróleo.
La actual situación económica de Venezuela fue heredada del pasado y ha hecho explosión durante la Revolución Bolivariana. Los gobiernos anteriores fueron negligentes. No hicieron nada para prevenir esta crisis que se veía venir. Ningún país puede dedicarse solo a la extracción de petróleo.
Y muy a despecho de ello, la población venezolana tiene garantizada la satisfacción de la mayor parte de las necesidades básicas. Venezuela cuenta con la tasa de matrículas universitarias más alta de América Latina. La educación es absolutamente gratis en todos los niveles.
Conozco a una muchacha colombiana que estudia en la Universidad Central de Venezuela sin pagar ni un solo bolívar, un caso muy distinto al mío, que no he podido seguir mis estudios universitarios, porque no tengo los casi ocho cientos mil pesos colombianos para pagar mi matrícula en la universidad pública.
Yo no hablo desde una realidad abstracta y etérea o platónica. Es lo que vivo a diario.
Cabe subrayar el hecho de que el pueblo venezolano salió a votar en masa a la Asamblea Nacional Constituyente, mientras la oposición se dedicaba a llamar a la violencia.
La oposición ya ha quemado a 25 personas vivas. La gran prensa no dice nada.
Tampoco se habla de los 150 líderes sociales que han asesinado en Colombia desde que el Gobierno Nacional firmó el Acuerdo de Paz con las Farc.
Ese silencio tiene un nombre propio y es hipocresía. La CNN y RCN no están siendo lo suficientemente honestos. Nos distraen con mentiras. No están contando lo que ocurre en Colombia, la gente se sigue muriendo a las puertas de los hospitales. A los líderes sociales colombianos los están asesinando.
La periodista venezolana Lara Carolina Fernández fue invitada al programa de Fernando del Toro en CNN, Fuentes Confiables. Y desde los micrófonos y cámaras de CNN sugería el uso de la violencia en Venezuela. ¡Qué lástima!
Ellos son los mismos que luego se jactan de ser un medio democrático y veraz, según insiste Christiane Amanpour.
El llamado es a que cese la violencia, la quema de personas vivas, y a la paz. Paz para Venezuela. Dejen a Venezuela en paz. No más hostilidades contra aquel pueblo hermano de todos los latinoamericanos y caribeños.
¡Basta ya de la guerra mediática, guerra económica, guerra política y guerra física contra la Cuna de Bolívar!