La periodista Patricia Janiot, quien trabaja para el medio Univision, exhortó a Gustavo Petro y a Rodolfo Hernández a hacer “un pacto de caballeros comprometidos a respetar los resultados del pasado 19 junio…”. (https://fb.watch/dIrFf5JmXa/), así lo han demostrado, y de paso el nuevo presidente invitó a una mesa de diálogo a Hernández, reflejándose también que en el discurso de posesión manifestó que “seguiremos a rajatabla las recomendaciones del informe de la Comisión de la Verdad”, lo cual constituye el acto más civilizado sobre la moralidad pública, que se ha venido desvaneciendo.
El presidente Gustavo Petro recibe un país dividido y polarizado, con periodistas incididos por tendencias políticas, en las regiones algunos medios tienden a no erigir su más alto valor moral, que recae en la independencia y la verdad, sino que cae en ese periodismo de “filtración” que escupe impunemente, que arroja adjetivos y no argumentaciones.
En las redes sociales se anidan periodistas patéticos por lo de la etiqueta “kitsch” rosa, empeñados a tuitear ráfagas de condenas, olvidando que el compromiso entre periodismo y prensa es posibilitar la seriedad y la verdad ante el debate público como fundamentos de la opinión, y del respeto a la población, como mecanismo de enseñar a vivir.
Desde el ámbito de una prensa seria, se requiere de analizar y de poner a pensar al país, para no regresar a esas campañas tan toxicas. El pacto que ha propuesto el presidente Gustavo Petro, seguramente es entre los medios de comunicación y los lectores, entre la participación del Estado, universidad, sociedad organizada y empresa. Todos estamos “implicados” en ese revoltijo de desinformaciones, la polarización impregnada en cada cabeza de tantos colombianos hace que muchas cosas sean adversas y perturbadas.
Urge de un razonamiento lógico basado en la argumentación y no en falacias de “opinión”. Ante la encrucijada que vive el país, preocupa sentir a ese periodismo chapucero y falaz que desacredita, que adopta estrategias mediáticas, que solo produce un beneficio rentable y un efecto bien pensado por ser una estrategia trituradora de la dignidad, cuyo propósito es convencer frivolamente a lectores de una información de la sinrazón, no argumentada, que no existe, y que confunde.
La periodista Janiot, ante la situación de la prensa que se vive en algunos países de América Latina y Centro América, ha manifestado que “no hay mecanismo de protección que salve la vida de los periodistas si no hay voluntad política para implementarlo con más financiamiento, más capital profesional y mejores recursos tecnológicos. El ejercicio periodístico se convierte en una misión peligrosa si no existe el convencimiento de que es vital para nuestras sociedades democráticas crear las condiciones que garanticen a los periodistas realizar su labor en libertad, con independencia y sin miedo a perder sus puestos de trabajo, o peor aún, a morir asesinados. (https://www.patriciajaniot.news/index.php/2022/08/26/periodistas-bajo-ataque/)
Ante la avasallante polarización, el periodismo de vanguardia por su esencia debe continuar refundando su papel, transmitir informaciones vitales y argumentadas, pensar cuál debería ser en una agenda poscovid que le apueste con mucho liderazgo a despolarizar, a la refundación de una prensa de impacto regional, que contribuya a la información integral, además porque supone un compromiso constitucional; por los retos sociales, ambientales y económicos que involucran al país en estos momentos, como narrativa de interpretación objetiva, y de interrelación, amerita pensarlo.