Las diferencias entre regiones no paran de crecer. Una reciente publicación del Banco de la República constata que las brechas entre los diferentes Departamentos no han disminuido: cada vez más, la riqueza está concentrada en las regiones centrales del país. En Colombia, más de la mitad de la producción y la riqueza del país, está centralizada en tan sólo cuatro territorios: Bogotá, Antioquia, Valle y Santander. En el otro extremo, las regiones periféricas como las costas Caribe y Pacífica presentan una disminución de su actividad económica. Se trata de un fenómeno único: con el paso del tiempo, las brechas entre las economías más pobres y las más ricas de un país tienden a disminuir. No ocurre así en Colombia.
Hay muchos motivos que explican está preocupante situación (la tardía construcción de la red de ferrocarriles y carreteras, por ejemplo), pero, sobre todo, el profesor y economista de la Universidad de Chicago James Robinson apunta a uno muy alarmante: la élite política de Bogotá ha delegado históricamente el control de muchas partes del país a otros grupos a cambio de soporte y votos. Es decir, el Estado Colombiano ha estado poco presente en las regiones -incluso vaciando de poder a las gobernaciones y municipios- y esta falta de autoridad ha permitido a la cultura de la coca y otras mafias locales a convertirse en los auténticos poderes regionales.
En efecto, Colombia es un país muy centralizado. Como constatan diversos estudios académicos, cada vez se ha limitado más la autonomía de municipios y departamentos. A pesar de que la autonomía está reconocida constitucionalmente, la participación del poder regional en los grandes temas políticos y económicos del país es muy limitada: la toma de decisiones y la distribución de los recursos públicos está muy centralizada. En otras palabras: en lugar de avanzar reforzando el Estado a través de los entes territoriales -como ocurre en Estados Unidos, Brasil o Alemania-, el abandono estatal de muchas zonas es una realidad que todos conocemos. El resultado es que la periferia del país está abandonada y las diferencias regionales aumentan.
La Unión Europea está formada por 27 Estados y los países miembros tienen un nivel de organización interna y grado de descentralización muy diferente. Existen regiones con un alto éxito económico y de bienestar y otras con mayor pobreza y desempleo. Preocupados por la existencia de estas diferencias, la Asamblea de Regiones de Europa realizó un sugerente estudio con el objetivo de analizar si las regiones con mayores competencias, poderes y autonomía, presentaban mejores niveles económicos y de bienestar. El resultado fue contundente: SÍ.
Entre las 281 regiones europeas, aquellas que presentan mejores resultados económicos son aquellas que tienen mayor grado de autonomía. ¿Cómo es eso posible? Porque la descentralización incrementa la eficiencia y la eficacia en la toma de decisiones y en la gestión de recursos públicos: a mayor grado de descentralización, mayor crecimiento económico. A mayor grado de autonomía, mejor gestión se hace en las áreas de Educación, Salud, Infraestructuras, Cultura, Investigación, etc. El estudio concluye que los países más descentralizados son económicamente más exitosos que aquellos que cuentan con estructuras centralizadas.
En Colombia, un país con una gran diferencia en el nivel de desarrollo económico de sus regiones, lo estamos haciendo al revés. Somos un país muy centralizado: todo se decide desde Bogotá.
Dentro de 12 meses se celebran las elecciones territoriales y podremos elegir nuevos gobiernos en todas las regiones. Es el momento oportuno para reivindicar que, como es tendencia en muchos países en el mundo, los Departamentos y Ciudades vayan asumiendo poderes y responsabilidades en áreas clave para que los ciudadanos puedan acceder a una mejor calidad de vida. Los gobiernos de los Departamentos deben de tener las competencias, poderes y presupuesto para poder mejorar la calidad de la educación y salud pública, las competencias laborales, las infraestructuras y otras áreas clave.
Sólo así podremos empezar con la modernización del conjunto de los territorios de Colombia, y podremos trabajar para que el bien común prevalezca sobre los intereses de grupos locales que han sustituido al Estado. Dentro de 12 meses los colombianos tendrán de nuevo la palabra para decidir por el rumbo positivo de sus ciudades y departamentos.
*Exalcalde de Santa Marta y exrector de la Universidad del Magdalena