Al menos éticamente es claro que la ‘inhabilita’, cuando él mismo, aparentemente, no ha sido afecto al tráfico de influencias, ni al nepotismo. Pero en Popayán eso no contaría, ya que la perpetuación de castas y dinastías ha sido una característica. De allí el atraso, estancamiento y el conformismo que prevalece en la Ciudad Blanca, donde los apellidos ilustres han sido amos y señores por cuenta de sus vasallos, áulicos y sirvientes. El senador Velasco, aunque de origen algo más popular, no podía quedarse atrás para proponer su propia 'monarquía'.
Luis Fernando Velasco ya fue alcalde siendo muy joven haciendo una aceptable administración, que eso sí dejó un enorme lío con la poderosa compañía de ingeniería de los hermanos Solarte. La ciudad está demandada por incumplimiento desde esa época (por una obra propuesta en su gobierno y reversada por el siguiente) y en principio la tiene perdida. Un legado preocupante que ha sido obstáculo para el desarrollo. Ahora quiere retomar su bastión, donde seguramente, para bien o para mal, impondrá su criterio. Pero peor aún, los bien o mal pensados creen que incrementaría su poder local para preservar y enriquecer un fortín electorero. En plata blanca, existe el riesgo de que utilice a su hermana como punta de lanza para su beneficio personal y familiar.
Esas son las graves consecuencias de las acciones donde media el odioso nepotismo, insultante para el ciudadano común y corriente (especialmente para los sectores de opinión). Es decir, como político tradicional (además de ser hoy presidente del Congreso), lleva de la mano a su hermana, en detrimento de la oportunidad de líderes con mayores méritos. Más aun cuando su parienta en primer grado no ha sido una persona con dotes de liderazgo medianamente influyente, con un bajo reconocimiento público.
Velasco es carismático, de buenas maneras, mediático, pero se ha caracterizado por centrarse en una desesperada estrategia electoral. Para ello ha promovido proyectos rimbombantes, como la cuestionada ‘rebaja al precio de la gasolina’ (entre otras nadie al parecer en el poder le para bolas y de nuevo acaba de subir) y otros con cierto contenido populista. Pero dentro de su dinámica política local es conocido por ser inconsistente y nada fiable. Salvo que sea como en esta oportunidad, con su hermana Ximena, ella sí todo lo contrario, casi con cero carisma, pero es de sus entrañas y, como sea, sin importar el escaso liderazgo, se la juega para ponerla de alcaldesa de Popayán.
Dentro de su grupo de seguidores y amigos tiene personas muy valiosas. Nadie entiende por qué no ha promovido a alguno de ellos en esta oportunidad y no a su hermana. Obviamente que a ellos y a buena parte del Partido Liberal local les toca aceptar la ‘imposición’ sin chistar, seguramente para no incomodarlo ni ofenderlo. Para no entrar en contradicciones. Pero, objetivamente, eso no está nada bien y se supone que hasta otros parlamentarios y ‘líderes’ políticos han aceptado esa ‘sugerencia’ a regañadientes. Son las famosas negociaciones o acuerdos políticos entre los de arriba, en detrimento de los de abajo.
Hace unas semanas fue inhabilitado el joven candidato a la alcaldía de Popayán por el Partido de la U, Alejandro Constaín, por ser hijo del director de la DIAN Cauca. En esos términos, y teniendo en cuenta que Luis Fernando Velasco acaba de ser designado presidente del Congreso de la República, con gran poder político y administrativo, es apenas evidente que eso favorece a los intereses electorales de su hermana y de él mismo, con un enorme hándicap frente a sus demás contendores, lo cual es a todas luces inequitativo. Como lo dijimos al principio, moralmente es obvio que hay inhabilidad, pero en esta región si se trata de acumular mayor poder familiar, eso no contaría. No hay escrúpulos. Es la cultura de ganar a cualquier precio, si es para beneficio particular y no colectivo. Tal vez sea lo que menos importe.
Ahora desde lo legal, ¿no debería estar doña Ximena Velasco en igual o peor situación que el excandidato Constaín? Pero es posible que las interpretaciones de la ley o algunas leguleyadas sean más poderosas que el sentido común que a la mayoría nos arropa (al menos por ahora esa inquietud de muchos no está resuelta desde lo normativo). Pero es evidente que el hoy flamante presidente del Congreso, por su posición, tenga importantes ventajas para que su hermana pueda ser elegida como alcaldesa de la Alcaldía de Popayán, frente a otros candidatos que tendrán que multiplicar en estas condiciones sus esfuerzos e inversiones, ante semejante desventaja. Mejor: la ciudadanía sensata tiene la palabra y que decida.