El músico Juan Humberto Rois Zúñiga (1958-1994) se hizo popular por su excelente interpretación del acordeón y, entre otras cosas, por el simpático y singular alarido que le pegaba su compañero en tarima Diomedes Díaz, El Cacique de La Junta, para llamarlo: “¡Juanchooo!”.
Y es que Juancho Rois se mató justo el 21 de noviembre de 1994 en un pavoroso accidente aéreo ocurrido en la población de El Tigre, estado Anzoátegui, en Venezuela.
Ese día fallecieron también sus compañeros el bajista Rangel "El Maño" Torres y técnico de acordeones, Eudes Granados e igualmente el piloto de la pequeña aeronave Piper YV-628P, Pedro Monsalve.
De este accidente ocurrido a las 7:15 de la noche en la carretera aledaña al aeródromo de San Tomé solo sobrevivieron el guacharaquero Jesualdo "El Zurdo" Ustariz y el cajero, José del Carmen Castilla Vilero. Un suceso que conmocionó, en ese entonces, a Colombia porque dejaban de existir varios músicos del afamado artista Diomedes.
Y de ese hecho surgió algo que apenas ahora se viene a develar: la sortija de matrimonio de Juancho aún se conserva y la persona que fuera en su momento la viuda de Juancho, la monteriana Yenny Dereix.
La joya le fue retirada al cadáver del artista por parte del equipo médico que hizo la necropsia. La misma que le fue entregada al cantante de Barrancabermeja Enaldo Barrera, Diomedito, quien la noche del nefasto accidente iba a cantar con él en la finca de comerciante El Guti Gutiérrez que estaba ubicada en inmediaciones de El Tigre. Recuerda Enaldo:
Cuando llego al hospital que ya hablo con El Zurdo, que era el único consciente, yo hablo con él y al rato me aborda el director del hospital y me dice que si yo pertenezco al grupo. Sí señor, yo pertenezco al grupo y me dijo: venga para que reconozca unos cuerpos y salí con el médico para la morgue.
El primero que veo es a Juancho Rois con El Maño y al piloto… al rato llevaron a Eudes. Yo me quedo en el hospital porque había que prepararlos para traerlos para Colombia”, dijo el artista vallenato que es el único testigo de los hechos sucedidos en esa parte de Venezuela.
Llega el señor ahí del hospital, mire estas pertenecías son de los accidentados, yo enseguida miré: ‘uy la argolla de matrimonio de Juancho’… la cartera. Esto yo si se lo llevo a Yenny personalmente. Volé con los cuerpos de El Tigre a Maracaibo y allí se le entregaron al maestro Diomedes Díaz.
Cuando yo llego a San Juan pregunto a una sanjuanera: ¿venga donde es que están velando a Juancho Rois? No, si ya a él lo enterraron hace 10 minutos. Pero, ¿usted no sabe dónde vive la mamá? Allí me encuentro con Yenny.
Yenny y yo éramos amigos porque Juancho la había llevado a muchas parrandas que yo había cantado con él. Cuando yo veo a Yenny le digo:
—Hola, Yenny, ¿cómo estás?
—Hola diomedito, ¿qué más?
Mira aquí te traigo esto… yo rescaté estas pertenencias.
Cuando le muestro la argolla de matrimonio, ella se alegra y le dan ganas de llorar y llora, y dice: ¡Ay, yo pensé que esa argolla se me había perdido!… No, Yenny, yo la aseguré. Aquí están también estos papeles, esta cartera, ahí están todos los documentos.
Es precisamente esta historia que el periodista Héctor Sarasti del programa Testigo Directo de Rafael Poveda cuenta con pelos y señales. La historia del anillo jamás visto, el de Juancho Rois.