A lo largo de la historia de la música, la literatura, la pintura y otras manifestaciones artísticas, las mujeres hemos sido fuente de inspiración para los hombres.
Alguna vez un ex me dijo, que a nosotras con tan sólo mirarnos cautivábamos, y que a ellos les tocaba, esforzarse más a la hora de conquistarnos, ya fuera a través de una hermosa creación o de algún tipo de homenaje que enalteciera nuestra belleza.
Sin lugar a dudas tenía razón, y por eso creo que los hombres merecen un pequeño tributo, sobre todo en esta época donde se han convertido en el foco de inmensas críticas, por el arraigado feminismo que se vive en nuestra sociedad.
Nunca me he sentido inferior ni superior a ellos, por el contrario los considero mis iguales, compañeros con los cuales uno puede crecer, aprender, tener apoyo y consideración.
No he sido ajena a toparme con pelmazos, cretinos, tipos con baja autoestima que no saben valorar a una mujer, por fortuna esos personajes duraron tanto en mi vida (por elección propia) como la sobriedad de Bukowski.
Y no por ello me he dedicado a estereotipar al género masculino y catalogar a todos los hombres de misóginos y machistas.
Un hombre, ya sea como amigo, esposo, hermano, padre, novio o amante, puede aportar en la vida de una mujer cosas maravillosas.
En mi caso, mi padre me aportó sus conocimientos sobre la pintura, y me enseñó a valorarme como mujer, incentivando mi parte intelectual. Mis hermanos me legaron un exquisito gusto musical, mis amigos me han enseñado sobre, fútbol, cine, literatura y los más preciados me han regalado libros y películas que conservo como si fueran tesoros.
A veces las mujeres nos olvidamos, que ellos también sienten, que se enamoran, que se conmueven ante las manifestaciones de ternura o que valoran la esencia femenina.
No siempre somos nosotras las que necesitamos ser rescatadas, a veces esa salvación del alma, resulta mutua, cuando se cuenta con la fortuna de encajar perfectamente a nivel emocional. Así en algún momento la relación termine, hay hombres que dejan un bello recuerdo en nosotras, porque nos permitieron descubrir su lado más noble y sensible.
En realidad no debería existir ningún tipo de rivalidad entre hombres y mujeres, pues finalmente somos nosotras quienes escogemos con quien estar, y depende también de nuestra capacidad de elección dar con un gran hombre que nos permita evolucionar como persona.