Vaselina para el fiscal... solo para el fiscal

Vaselina para el fiscal... solo para el fiscal

Por: Leszli Kálli
junio 04, 2014
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Vaselina para el fiscal... solo para el fiscal

Esta semana vi unas declaraciones del señor fiscal general, Eduardo Montealegre, en las que plácidamente afirmaba, y sin inmutarse, que no le veía problema a que personas con delitos de lesa humanidad a cuestas llegaran a ocupar cargos de elección popular.

No se imaginan lo que pasa por la mente de una persona que ha vivido en carne propia un secuestro, que así está tipificado, enterarse de semejante declaración. No se imaginan cómo pasan por ahí, rápido, los días de humillaciones, de privaciones, de hambre y de angustia arremolinándose en la mente e imaginándonos a nuestros verdugos en un cargo de esos.

Aquí cualquier idiota es libre de decir lo que le venga en gana, es cierto. Esto aún es una democracia, lo digo insistentemente, y hasta a veces lo aplico cuando a mi también me da por decir idioteces y cosas salidas de tono (porque descaches los tenemos todos). Pero que un Fiscal General de la Nación pretenda desconocer lo pactado en una constitución que se hizo después de un proceso de paz, es el punto a resaltar, es lo grave. ¿Cómo es posible que este señor que al parecer esta nublado por la mermelada de su jefe máximo pase por alto el articulo 122 de nuestra carta magna? Dice...

"Sin perjuicio de las demás sanciones que establezca la ley, no podrán ser inscritos como candidatos a cargos de elección popular, ni elegidos, ni designados como servidores públicos, ni celebrar personalmente, o por interpuesta persona, contratos con el Estado, quienes hayan sido condenados, en cualquier tiempo, por la comisión de delitos que afecten el patrimonio del Estado o quienes hayan sido condenados por delitos relacionados con la pertenencia, promoción o financiación de grupos armados ilegales, delitos de lesa humanidad o por narcotráfico en Colombia o en el exterior. Tampoco quien haya dado lugar, como servidores públicos, con su conducta dolosa o gravemente culposa, así calificada por sentencia ejecutoriada, a que el Estado sea condenado a una reparación patrimonial, salvo que asuma con cargo a su patrimonio el valor del daño".

¿A qué punto han llegado o pueden llegar por vendernos a toda costa la idea de la paz?

Yo no puedo votar por Juan Manuel Santos, entre otras cosas, por su alianza con Petro, que me parece repugnante. Y no digo, como la mayoría, porque Petro se hubiera "vendido", sino por Juan Manuel, pues no me cabe duda alguna de que Petro fácilmente y, según su conveniencia, hubiera podido aliarse con Uribe si las cartas de este juego hubieran salido inclinadas de ese lado. Y esto no lo digo yo, que voté por Marta Lucía Ramírez o porque sí, pues basta con leer la entrevista que le hizo El Espectador a Robledo o hablar con personas que le ayudaron a fundar Progresistas o exintegrantes del M-19, entre ellos Carlos Vicente de Roux y Navarro Wolff, que hoy lo desconocen.

No se puede empeñar al país entero y mucho menos la seguridad y la tranquilidad de la gente en aras de perpetuarse otros cuatro años en el poder y "pasar a la historia".

Estoy cansada de este tire y afloje, del que fue culpable Uribe, haciendo todo tipo de maromas por cambiar la Constitución con el articulito aquel para reelegirse, del que ahora todos somos víctimas (incluido él: ese es su karma) y tenemos que aguantarnos a un presidente aceitando maquinarias para terminar de hacer lo que no hizo en los años que le correspondían. Por eso, no dudo que Santos será presidente por segundo periodo, y ese es el mayor castigo para Uribe y para todos. Es que aun si se tratara del mismo Jesucristo en persona y bajado del cielo el que hubiera tratado de modificar la Constitución para quedarse otros cuatro años más haciendo lo que le faltó por hacer, también hubiera saltado yo para reprocharlo por esa arbitrariedad, sumándole las consecuencias judiciales que eso trajo. Aquí, donde no existe una cultura política, es peligroso que exista esa figura y todo el aparato estatal esté en manos del que pretende reelegirse. Imaginemos, por nombrar a los tres últimos, a Pastrana, Gaviria o Samper en periodos dobles.

Yo no me atrevo a decirle a nadie por quién debe votar, pues esta es una responsabilidad muy grande con la que no deseo cargar. Solo creo que en esta elecciones, los colombianos votaremos en masa (pequeñita, pero en masa) no en favor de, sino en contra, y es muy triste. Ese es el reflejo de la sociedad dividida y polarizada que tenemos.

Que la luz nos acompañe, y a Juan Manuel Santos le digo que le reprocho cómo está llevado el proceso de paz. Si nos oponemos al que plantea, no es porque deseemos la guerra: nadie en sus cabales es amigo de la guerra o enemigo de la paz. Ese chantaje es muy absurdo. Obvio que queremos paz, pero sin esa impunidad que promete su fiscal; queremos una representación real de las victimas en los diálogos de La Habana. Nosotros, señor presidente -candidato, no somos cifras, estadísticas o numeritos. Y si a usted le da por empeñarle el alma al diablo, como lo ha venido haciendo desde que empezó su carrera política, tenga presente que este país y sus víctimas podemos y estamos en todo el derecho de denunciar ante la Corte Penal Internacional a nuestros victimarios si a pupitrazo o por decreto se les da por olvidar, así como así, lo que hemos sufrido.

Y, señor Presidente: bonito el ejercicio que le dio por hacer esta semana con las víctimas estrato 6. Esas que, por quedar bien ante la sociedad y sus posibles electores -porque son políticos al fin de cuentas- dicen que perdonan a sus victimarios. Bien por ellos. Yo tambien quisiera perdonar, pero me queda difícil, pues no tengo aún la piel tan curtida para llevar con dignidad y resignación esa cicatriz. Y creo que lo mismo les pasa a las otras víctimas de esa gente, que están en el anonimato, esas víctimas que no pertenecen a una clase política y menos social, víctimas que ni siquiera pueden darse el lujo de figurar en una lista de víctimas del ELN o las FARC porque, aunque ellos hicieron sus delitos, jamás los reconocieron como tal.

Y una última reflexión... ¿Ustedes de verdad creen en esa paz de Santos? Una cosa es querer creer en la paz, y otra, creer en Santos, en las FARC y el ELN, que hasta el momento no han dado un solo gesto de buena voluntad. Por el contrario, día a día, parece que se burlaran de Santos y de todos nosotros.

Pd: Ya que a nuestro fiscal le gusta tanto usar la palabra vaselina, se le recomienda, muy respetuosamente, que se la unte toda donde bien pueda, y se hunda los delitos de lesa humanidad él solito pero que no pretenda que todos hagamos lo mismo.

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