Variables pueden ser, por ejemplo, las cuestiones climáticas, los caudales de los ríos, el tráfico de vehículos en diferentes arterias.
Un día de invierno puede amanecer con 31 grados y en una jornada de verano cae una helada anticipando más o menos lo que vendrá en el próximo invierno.
De las lluvias dependen los caudales de los ríos, por lo que podemos comprobar cómo en diferencia de meses, se experimentan crecidas y sequías.
En tiempos donde la pandemia no existía, la circulación vehicular en las calles y avenidas variaba en relación a distintos factores: días hábiles, feriados, manifestaciones, etc.
Las variables son cotidianas, en muchos rubros, situaciones; las variables son cuasi incógnitas diarias. Hasta el humor con el que amanecemos suele ser una variable. Quien sostenga que “invariablemente” amanece con el mismo humor y predisposición, no sólo se engaña: pretende engañar.
En cuanto a las convicciones, son construcciones que llevan tiempo, reflexiones, análisis, ideas, por lo general no entran en las características de las variables. Si bien están a quienes se les señala como “panqueques”, porque han dado vuelta sus convicciones o, a decir del Marx del humor, “….si no le gustan estas, tengo otras…”.
Las convicciones, cuando son auténticas, no están sujetas a variables.
Tampoco están sujetas a fanatismos. El fanatismo es otro tema. Las convicciones tienen que ver con las ideas, no con la irracionalidad.
Quienes esgrimen convicciones cuentan con argumentos que las sostienen y que se basan en conocimientos.
Las certezas tal vez puedan asemejarse a las convicciones, a diferencia de que ellas están relacionadas más a los hechos que a las ideas. Hay quienes afirman que la certeza está íntimamente vinculada a la convicción.
Aquello que puede comprobarse puede constituir una certeza.
Veamos qué entienden por certeza quienes han estudiado sobre ello:
- "Certeza: f. Conocimiento seguro, claro y evidente de alguna cosa. ... La verdad propiamente sabida se constituye como cierta, y el estado que en nosotros produce se denomina certeza. La certeza consiste en el conocimiento de la verdad de nuestros conocimientos o en tener conciencia de la verdad…” (1).
- Según Edith Stein: “…La certeza de ser trasciende la razón humana en su índole clara y distinta, no se restringe al ámbito propio de la razón y, sin embargo, se gesta a partir de una racionalidad criticada desde su índole simple de ser…” (2).
- “…La certeza es la conciencia de saber que conocemos la verdad. En este sentido, como certeza denominamos el conocimiento seguro y claro que se tiene de algo y que no deja lugar a dudas…” (3).
Tomando en cuenta estas referencias, y si bien el vínculo entre certeza y convicción es real, en lo que refiere a “comunicación” se nos antoja separar una de otra.
¿Por qué? Tal vez porque a la hora de “comunicar” deberíamos hacer un arduo ejercicio de desagregar nuestras convicciones y aferrarnos a las certezas. A eso que refieren como “verdad”.
Los hechos son los que reflejan la verdad. Y si nuestras convicciones nos impiden reconocer esos hechos, esas verdades, nos estaremos alejando de las certezas, haciendo prevalecer nuestras ideas.
De lo contrario, estaríamos desvirtuando esos hechos, esas verdades para hacerlos caber en nuestro posicionamiento o paradigma. Estaríamos dejando de comunicar certezas porque estaríamos tratando de imponer convicciones.
Si bien la comunicación es una construcción colectiva, hecha a partir de confrontar distintos relatos, estos deben ceñirse irremediablemente a la verdad, al hecho comprobable. La comunicación no puede valerse de la estrategia de desvirtuar la realidad. Si lo hace, desinforma y, por tanto, incomunica. Es la negación de sí misma. Es otra cosa: es propaganda y colonización.
Quienes ejercemos la actividad de la comunicación, no podemos sostener convicciones que nos alejen de las certezas, aunque desde lo filosófico no pudieran desvincularse.
Si en la mercancía que aun llaman comunicación, los hechos son manipulados en relación a las variables de los mercados y los oportunismos y mezquindades políticas, quienes ejercemos la tarea de comunicar desde la integridad nos debemos el esfuerzo de batallar contra el resultado de la desinformación y hacer prevalecer las certezas.
En tal caso, la prevalencia de la certeza debiera ser nuestra convicción.
De ser así, que así sea.
(1) Certeza. Diccionario enciclopédico hispano-americano.
(2) La certeza simple de ser y su relevancia hoy según Edith Stein.