Hace algún tiempo el humorista Crisanto Vargas dio pistas del momento en que Álvaro Uribe Vélez lo obnubiló para siempre. No fue con un discurso, con una decisión de Estado o con una posición política. Fue por un favor. Cuenta Vargasvil que en el año 2007 pasaba por un momento supremamente difícil en materia económica y le había apostado todo a abrir su propio teatro. Al parecer se había gastado todos sus recursos en la remodelación del lugar y ya no le alcanzaba para realizar un lanzamiento con gran publicidad en los medios más importantes de Medellín. Solo contaba con un discreto voz a voz por su nombre, aquel que elevó en una carrera de 30 años en la escena humorística del país. Sin embargo, el artista se las ingenió para hacerle llegar una invitación a Álvaro Uribe Vélez, teniendo en cuenta la popularidad tan inconmensurable que suscita este político entre los paisas. Uribe confirmó su asistencia y con ese dato se la jugaron para la inauguración. Por la presencia del Presidente la cuadra no daba abasto y el lanzamiento de ‘La Casa de Cristanto’ fue todo un éxito.
El cambio de discurso de Vargasvil fue inmediato. Este hombre que a través del humor y de imitar a decenas de personajes de la vida política y social del planeta se había caracterizado por su buen manejo de la crítica, dio un vuelco total y comenzó a hablar a nombre propio. En particular, apoyando a ciegas la causa del uribismo y a despotricar y deplorar todas las acciones de las orillas distintas a las del hombre de la ‘mano firme y corazón grande’. Incluso, se ha metido tanto en el personaje de Uribe Vélez que fue la persona elegida para encarnarlo en la propaganda política en los pasados comicios de Senado y Cámara. Se sabe que el llamado se lo hicieron del Centro Democrático teniendo en cuenta que el Consejo Nacional Electoral prohibió que los propios candidatos protagonizaran sus pautas políticas. Vargasvil no lo pensó dos veces; se puso el sombrero aguadeño, el poncho, las gafas y utilizó tan bien su voz que en la radio parecía que fuera el propio Uribe el que invitaba a votar por sus listas cerradas. De hecho, el fervor llevó al humorista que vive de sus actuaciones a no cobrarle un peso ni al partido ni a su ídolo.
Entonces, a la manera de Uribe, tomó como arma el Twitter para dispararle a todo aquel que estuviera de acuerdo con el proceso de paz o se opusiera a los designios del uribismo. Trinos como los siguientes soplan la llamarada de fuego en las peleas por el poder o por querer argumentar que se tiene la razón:
“Servicio social: se necesita un presidente en Colombia que a parte (SIC) de estar atendiendo órdenes de Maduro y Timochenko también gobierne”.
“Mientras a Megateo lo persiguen más de mil hombres por cielo y tierra, a Timochenko lo protege Santos aquí en la tierra como en el cielo”.
“Después de entregarle la patria a las FARC, Santos no sentirá al menos un poco de vergüenza para poner el culo en el solio de Bolívar?(SIC)”
Ahora no desperdicia un momento libre en el rodaje de Las Hermanitas Calle, la novela que lo rencauchó en la televisión nacional, para irse lanza en ristre contra los candidatos a la alcaldía de Medellín y de la Gobernación de Antioquía. Varios columnistas y formadores de opinión han advertido la violencia con la que comunica Vargasvil. Ofendió a muchos por lo que le dijo al exalcalde Alonso Salazar, lanzándole balazos como: “La encuesta que pone a Alonso Salazar de primero para la Alcaldía de Medellín, seguro solo se hizo en La Asociación Alcohólicos Anónimos”. Ante la lluvia de indignados, el humorista borró el trino y queriendo ser más sarcástico parece que empeoró todo porque dijo que borraba lo escrito pero “por respeto a la sociedad de Alcohólicos Anónimos”.
Muy pocos se imaginaron que Vargasvil diera visos de querer meterse tanto en política. Proveniente de Santuario (Antioquía) y nacido en una familia numerosa de 24 hermanos, salió adelante en los años ochenta cuando se ganó el concurso del mentiroso del año. En Caracol Radio le abrieron un espacio de humor por sus retahílas y trovas. Remplazó con gran talento en el horario prime (una a tres de la tarde) a su ídolo Guillermo Zuluaga, quien conducía el programa ‘Las Aventuras de Montecristo’. Pasó a la televisión regional con el programa ‘Recorcholis’, donde más que por los libretos se destacaba por las burlas y bromas pesadas que le jugaba a los ciudadanos en las calles de Medellín. Entre la radio y la televisión incursionó en el mundo de la música con canciones sarcásticas que fueron éxito nacional como Mi abuelo y El gran varón.
Pero la imitación fue lo que lo dio a conocer a nivel nacional. Lo hizo en La Luciérnaga y fue fundador del programa La Zaranda de RCN. “Yo le agradezco mucho a Vargasvil, porque fue él quien me dio mi primer trabajo en la radio nacional”, cuenta Luz Amparo Álvarez. Paradójicamente, el reconocido Darío Arizmendi dice que las dos mejores representaciones que le ha visto a este comediante paisa han sido las de otros paisas: el paramilitar Carlos Castaño y el expresidente Álvaro Uribe Vélez. De hecho, cuando se disfrazaba de Castaño se parecían tanto que alguna vez la policía lo detuvo y debió proceder a desmaquillarse para que lo dejaran ir.
Algunos de sus críticos dan cuenta que Vargasvil ha forzado su propuesta cómica hacia la sátira política intentando emular la grandilocuencia de Jaime Garzón. “Pero no le da”, dice una de las fuentes consultadas por Las2Orillas. Este medio también consultó al periodista Antonio Morales, teniendo en cuenta su cercanía con Jaime Garzón, y los años que trabajaron juntos para saber su opinión sobre la nueva fórmula de hacer humor de Vargasvil, a lo que Morales respondió: “No me interesa el humor que hacen los militantes de extrema derecha”.
Hace algunos años Vargasvil comenzó a sufrir crisis de pánico, que en términos de su especialista se traduce en “el miedo a morir, a enloquecer o a perder el control”. Por ello fue medicado con una pastilla diaria de clonazepam. Todo indica que los medicamentos le han ayudado a perder cualquier miedo y le permiten a diario lanzar más fuego a un país incendiado por los que están con o en contra del proceso de paz. El cómico pasó del chiste a la burla y de la burla a los señalamientos como lo comprueban sus intervenciones en las redes sociales mientras sale vestido como el expresidente Uribe, con la mano derecha firme y con la izquierda en el corazón diciéndole a sus más de 30 mil seguidores que: “Señor presidente Santos: ¡desmovilícese!”.