En el capítulo 23 del Evangelio de San Mateo se lee que Jesús se refiere a los fariseos como sepulcros blanqueados; metáfora empleada para decirles que son relucientes por fuera, pero llenos de podredumbre repugnante y vomitiva en su interior.
“¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que, por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, más por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia. Así también vosotros por fuera, a la verdad, os mostráis justos a los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía e iniquidad”, dice el texto sagrado.
Pues bien, en los tiempos que estamos viviendo este término también cabe para referirse a alguien que es hipócrita y farsante, como lo es para mí Luis Ernesto Vargas Silva. Cada vez que el exmagistrado de la Corte Constitucional y ahora embajador ante la OEA aparece en alguna noticia, no puedo evitar relacionarlo con ese texto de la biblia. Siempre me ha parecido que se comporta como un fariseo para lograr sus propósitos. Es como el armadillo que va por debajo de la tierra destruyendo todo lo que encuentra para que nadie lo vea. Los hechos ratifican mi opinión:
- Precisamente, hace un par de semanas, Vargas Silva apareció en la OEA hablando de su “profunda preocupación” frente a la crisis política en Perú. ¿Ah? Él siempre ha procedido de acuerdo con su interés, independiente de tener que acudir a métodos poco ortodoxos de acuerdo con el cargo que esté ocupando. ¡Fariseo!
- En la Corte Constitucional fue promotor de varias decisiones relacionadas con el acuerdo de paz con las FARC, por lo cual el presidente Santos le agradeció postulándolo para que lo designaran comisionado ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
- También como magistrado de la Corte Constitucional tuvo la suerte de recibir una tutela contra una sentencia de la Corte Suprema que condenó por estafa a Salvador Vicente Frieri y por alguna razón dejó prescribir la decisión.
- Todavía resuenan las declaraciones del desaparecido Jorge Enrique Pizano afirmando que Odebrecht sobornó a Vargas Silva con una finca en Subachoque para que fallara a favor en el proyecto La Miel. El gran argumento de Vargas Silva es que Pizano se estaba refiriendo a un tal “Luis Eduardo” y él se llama Luis Ernesto. Como si el resto de la humanidad fuera tarada.
- También intervino en el caso relacionado con el crimen de mi hijo Luis Andrés, como lo informó el exmagistrado Jorge Pretelt Chaljub a través de un comunicado de prensa. En una sala de selección de tutelas que los dos integraron en la Corte Constitucional, él fue abordado por su colega Vargas Silva para que mediante el recurso de insistencia le apoyara la selección de un expediente de tutela, ofreciéndole a cambio su apoyo en la selección de otra tutela en la que Pretelt Chaljub había formulado insistencia. Él lo rechazó tajantemente.
Ante el conocimiento de los hechos, denuncié en ese entonces a Vargas Silva por las presuntas conductas delictivas de tráfico de influencias y cohecho. En fin, nunca dijo el fariseo que era vecino de apartamento de la presunta indiciada en el crimen de mi hijo y de la cual se trataba la tutela que él insistía que se revisara. El fariseo vivía en el apartamento 305 y la indiciada en el apartamento 307.
Como pueden observar, no es ninguna pera en dulce ese Vargas Silva que ahora nos representa como embajador en la OEA y que posa de gran conocedor de Habermas. Tiene título de doctor, pero con esos antecedentes valdría la pena ponerle el buscador a esa tesis de grado.
Como dijo el filósofo de La Junta, se las dejo ahí...
