Vargas Llosa: el intelectual latinoamericano más miserable

Vargas Llosa: el intelectual latinoamericano más miserable

'En Argentina, el escritor seguirá apoyando a esa oligarquía criminal que ha empobrecido a nuestros países'

Por: Fabio Andrés Olarte Artunduaga
noviembre 05, 2015
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Vargas Llosa: el intelectual latinoamericano más miserable

El pasado domingo, cuando mi cabeza debía pagar las consecuencias de haber tomado unas cervezas de más la noche anterior, en el marco de la celebración de una nueva edición de “La Noche de los Museos”, que se llevó a cabo el pasado 31 de octubre en Buenos Aires, Argentina, decidí buscar en Google la página web de uno de los periódicos más importantes del mundo, El País –de España-, en el que opina uno de los más grandes escritores que ha parido el continente sudamericano a lo largo de su historia. Me dediqué, entonces, como casi todos los fines de semana, a leer la sección “Piedra de toque” de Mario Vargas Llosa.

“Una esperanza argentina” fue el título que le dio el escritor, oriundo de la hermosa ciudad de Arequipa, a su editorial en el medio de comunicación europeo. Un texto atiborrado de argumentos reciclados que, al leerlos, parecían escritos más por un político colombiano de la estirpe de Álvaro Uribe Vélez que llevados al papel por una de las más ingeniosas, puras, lúcidas y sobrias plumas de la lengua castellana. Que Vargas Llosa es un derechista insoportable lo sabemos todos. Que su sueño frustrado de ser presidente de Perú no lo deja dormir noche tras noche, también. Pero que cayera en el grave error de escribir una diatriba tan miserable como esta, sinceramente, no estaba en mis planes. Y creo que no estaba en los de nadie. Ni siquiera en los del propio Mauricio Macri, candidato opositor a la presidencia argentina, a quien el ensayista le hace campaña en un tono enardecido que me recuerda esos domingos en los que veo a miles de personas que, como yo, gritan furiosos en la cancha del Club Atlético Independiente de Avellaneda con el fin de alentar a nuestro equipo de fútbol. La diferencia es que lo nuestro –vociferar al frente de once tipos que corren detrás de una pelota– es un evento netamente pasional, mientras que lo suyo, se supone, es un acto completamente racional.

Vivo en la capital argentina hace años y, francamente, creo que puedo opinar acerca de lo que pasa en el país que actualmente preside la señora Cristina Fernández de Kirchner, quien, como todo político del mundo, tiene más cosas negativas por ser denunciadas que positivas por ser aplaudidas. Mauricio Macri, jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, por su parte, es un empresario multimillonario –de esos que venden de todo en paqueticos- y por eso, esencialmente, creo yo, es una persona que ocasiona terror en la mente de algunos argentinos que, espantados por la historia reciente, van a votar el próximo 22 de noviembre por Daniel Scioli –candidato oficialista-, más allá de que no lo hagan plenamente convencidos, porque no quieren volver a ver a su país vendido por pedazos como ocurrió hace menos de 15 años. En suma, y como sucede hace décadas en todo nuestro continente, en Argentina se va a votar por el malo para que no llegue al poder el peor. ¡Una completa vergüenza!

Si el Nobel de Literatura peruano comprendiera cuál es el significado de la palabra responsabilidad, indudablemente, habría invitado a los argentinos a abstenerse de votar. Pero es que Vargas Llosa lleva años siendo un completo irresponsable a la hora de opinar acerca de temas referentes a la política de nuestro continente. Claramente no es lo mismo que un escritor de medio pelo invite a votar por alguien a que lo haga una persona con el peso mediático de un novelista respetado como él. Lo del autor de obras inigualables como La fiesta del chivo, La ciudad y los perros y La casa verde es profundamente inaceptable, inmoral y miserable.

Sin embargo, la verdad sea dicha, creo que el próximo presidente de este país va a ser Macri. Pero no porque sus propuestas sean las mejores del mundo, sino porque el argentino de a pie, el trabajador incansable, el honesto como pocos y el infinitamente amante de su país, se cansó de ver que la supuesta justicia social que propusieron los K, hace años, ahora no es más que un criadero de vagos. Esta elección no la gana Macri sino que la pierde Cristina. Vargas Llosa, ciertamente, y como ya ocurrió en múltiples ocasiones –vale recordar que en nuestro país, por ejemplo, apoyó las dos candidaturas de Juan Manuel Santos a la presidencia de la república- seguirá apoyando a esa oligarquía criminal que ha empobrecido, sin dejar de lado las culpas de la izquierda latinoamericana, a nuestros países durante siglos.

 

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