Cambio Radical se quita la careta: es la punta de lanza contra el proceso de paz.
Se agudiza el bloqueo desde el Congreso y la Fiscalía General a los principales acuerdos del fin del conflicto.
Se sabotea la aprobación de la Justicia Especial de Paz y el trámite de la reforma política.
La coalición de gobierno (partidos de la "U", CR, liberales y conservadores) está en total desbandada, el desorden es absoluto y Santos —con el sol a las espaldas— se muestra débil y errático.
Todo apunta a que existe una estrategia subterránea y oscura para imponer desde las sombras la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente.
Amplios sectores de la oligarquía y de las derechas políticas (Uribe, Vargas Lleras, Pastrana, Ordóñez) y otras fuerzas que no dan la cara, temen perder parte del poder (Presidencia) en 2018.
Los escándalos de corrupción en la Rama Judicial (expresidentes de la Corte Suprema en la cárcel), en el Congreso ("ñoños" y "musas" en la picota) y en el Ejecutivo (campañas presidenciales financiadas por Odebrecht) , así como la crisis de los partidos políticos que se expresa en la feria de las candidaturas presidenciales, quieren ser utilizados para agudizar la sensación de caos institucional y de la necesidad de una ANC.
Es toda una estrategia para impedir que nuevas fuerzas políticas logren materializar su triunfo electoral en 2018. Hay que desenmascarar, especialmente al Fiscal General, que es el verdadero torpedo a todo el proceso de paz, y a Germán Vargas Lleras que aparece desde ya como la ficha de la oligarquía para impedir cualquier cambio democrático en Colombia.
La intención es impedir que la corrupción siga siendo el tema principal de la próxima campaña electoral, y el país vuelva a polarizarse frente al tema de la "paz".
