Muy pocos conocían el paradero de la exgobernadora del Quindío Sandra Hurtado luego de que entregara el poder departamental el pasado primero de enero. La señora Hurtado, quien no asistió a la posesión del presbítero Carlos Eduardo Osorio como su sucesor, había desaparecido del escenario político regional. Sin embargo, su nombre no ha dejado de sonar en los medios de comunicación. La revista Semana publicó en su página web dos informes que dan cuenta del lamentable estado en que Hurtado dejó las finanzas del Quindío y denuncian el deterioro en que su administración dejó el palacio departamental. Por su parte la senadora de la Alianza Verde Claudia López calificó en una reciente visita al Quindío de mafia al grupo político de Hurtado.
Ahora, luego de cinco meses de ausencia, Sandra Hurtado volvió a escena de la mano del vicepresidente Germán Vargas Lleras, nadie más y nadie menos, y en compañía de la alcaldesa de Calarcá Yenny Trujillo. Vargas Lleras es el líder político de Hurtado. Gracias a la maquinaria de Hurtado, la mano derecha de Vargas Lleras en el Senado, el senador Germán Varón Cotrino, ganó un caudal importante de votos en el Quindío. Lo triste del asunto es que a Varón Cotrino, una vez pasada la campaña parlamentaria, no se le ha vuelto a ver por las tierras cafeteras.
Indignación sentimos los quindianos que un acto oficial –la entrega de 9,1 kilometros de carretera de La Española a Calarcá– se convirtiera en un mitín político. Rabia porque mientras el gobernador Carlos Eduardo Osorio convoca una jornada de trabajo a favor de las escuelas veredales de Génova, el vicepresidente y la alcaldesa de Calarcá suban a la tarima a una señora con tres investigaciones graves abiertas en el Ministerio Público y en cuyo mandato el Quindío ocupó los primeros índices en desempleo y consumo de sustancias alucinógenas.