La grave denuncia, publicada el pasado 23 de mayo, tuvo lugar en la población Lomas del Trupío (Riohacha). Esta se dio a conocer a través de una entrevista realizada por “Otra voz” [Ver], un medio de comunicación alternativo que se desplazó hasta el lugar para escuchar a la comunidad que se ha visto muy afectada debido a que son casas con las que contaban suplir derechos de primera necesidad. Se trata de unas 377 familias desplazadas, indígenas y víctimas que han querido ser escuchados, pues son sujetos de especial protección por el Estado debido a su condición vulnerable, y que lo menos que esperan es que sean revictimizadas gracias a los desplantes, promesas e incumplimientos del ahora candidato presidencial Germán Vargas Lleras.
“El 16 de diciembre [del año 2015] vino el señor Vargas Lleras, lo trajeron hacer la inauguración de las casas, lo metieron a las 8 de la noche en la parte seca, apagaron las luces para que no se viera el agua. Él hizo entrega oficial de las casas y al día siguiente la constructora paró las entregas porque las casas estaban inundadas de agua”, según la versión de uno de los beneficiarios del Programa Vivienda Gratuita del Gobierno Nacional. A pesar de esto, a través de su cuenta de twitter, el propio vicepresidente aseveró: “300 familias desplazadas y de @RedUnidos viven desde ya bajo su propio techo en Urb. Lomas de Trupío #Riohacha”.
A mediados de septiembre de 2014, siendo Vicepresidente Germán Vargas Lleras, se firmó un convenio con la alcaldía de Riohacha con el fin de dar comienzo a la ejecución del Proyecto Lomas de Trupío. En agosto del año 2015, con acompañamiento de la Gobernación de La Guajira y el Ministerio de Vivienda y otras entidades del orden Nacional y regional, la Alcaldía Distrital de Riohacha realizó una convocatoria para que los potenciales beneficiarios se hicieran presentes y se realizara el sorteo de un poco más de 180 viviendas. El 16 de diciembre de ese mismo año, el entonces vicepresidente fue personalmente a inaugurar y entregar las casas; sin embargo, las familias no contaban con que recibirían un desplante de parte del alto funcionario del gobierno. Al parecer, entregó la obra sin que el contratista hubiera terminado a cabalidad con el contrato. Para mayo de 2016, sus beneficiarios aún seguían esperando la entrega de viviendas, debido a que las lluvias de aquella época las habían inundado, según lo registró un medio regional [Ver]. Ocho meses más tarde, con la presencia de autoridades locales, regionales y funcionarios delegados del Ministerio de Vivienda, se hizo un análisis de la situación anunciando una inversión de alrededor de 9.000 millones de pesos con el propósito de construir una “vía canal”, obra que evacuaría las aguas que habían invadido las viviendas y, se supone, lograría solucionar la grave situación [Ver].
Hasta el día de hoy, las personas del Proyecto Lomas de Trupío siguen esperando las promesas de quien, según las dudosas encuestas, está punteando en la carrera hacia la presidencia de este país azotado por la corrupción.
Este parece ser otro síndrome, donde las obras aparentemente se inauguran con toda la parafernalia, pero sin terminar. Hace unos días ocurrió en Bogotá, cuando el alcalde, Enrique Peñalosa, inauguró el deprimido de la 94 sin que el contratista, al parecer, hubiera terminado la obra completamente. Esta vez, le sucede a su jefe político Vargas Lleras y es necesario hacerse un buen número preguntas: ¿Por qué el exvicepresidente inaugura casas que no podían ser habitadas?, ¿por qué entregaba una obra sin que se hubiera finalizado de manera correcta y con la verificación técnica y jurídica que, se supone, debe tener cualquier obra del país?, ¿es el afán de un candidato presidencial por mostrar logros para saltar a la Casa de Nariño?, ¿por qué el Ministerio de Vivienda no se ha pronunciado aún?, ¿a quién le echará la culpa el exvicepresidente?, ¿será cuestión de un “error humano”?, ¿la dudosa e irregular entrega de la obra será culpa del contratista o del segundo al mando del Estado, cuyo publicitado interés era solo aparecer en la foto? Ahora, los medios que lo patrocinan no demoran en decir que no fue inundación sino un simple “encharcamiento”.
