Con información de DW
El balance de víctimas mortales de las catastróficas inundaciones provocadas hace una semana en Libia por la tormenta Daniel aumentó a 11.300 en la ciudad de Derna, anunció el sábado (16.09.2023) un organismo de la ONU. Otras 10.100 personas siguen desaparecidas en la ciudad, indicó la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de Naciones Unidas (OCHA). La catástrofe deja, además, 170 muertos en otros sitios del este del país, añadió el organismo.
"Estas cifras deberían subir ya que los equipos de búsqueda y rescate trabajan incansablemente para hallar sobrevivientes", señala la ONU. "La situación humanitaria sigue siendo particularmente difícil en Derna", añade el reporte. La ciudad se ve afectada por severos problemas de agua potable, y al menos 55 niños se intoxicaron al beber agua contaminada.
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En áreas cercanas a la zona de la tragedia, luego de años de conflicto armado, existe el peligro de minas antipersona desplazadas por las aguas, una amenaza para los civiles que entran a pie a esos sitios. Los datos contrastan con la cifra oficial más reciente facilitada por el ministro de Sanidad del gobierno instalado en el este de Libia, Othman Abdeljalil, de 3166 fallecidos.
Sin embargo, las cifras de la OCHA sobre el número de fallecidos son similares a las ofrecidas en la víspera a la agencia AP por la Media Luna Roja Libia. "Se espera que estos números aumenten en los próximos días y semanas, ya que los equipos de búsqueda y rescate trabajan incansablemente para encontrar supervivientes", señala el informe de OCHA.
La ayuda está llegando al país norteafricano, mientras el mundo se moviliza para asistir a los servicios de emergencia a hacer frente a las consecuencias de la mortífera inundación.
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Pero la devastación en Darna también se debe a los duros efectos de la guerra civil. Desde la muerte del entonces líder Muamar el Gadafi en 2011, grupos de milicias rivales han luchado ferozmente por el poder, en un extendido conflicto con participación de actores internacionales.
Entre 2013 y 2014, cuando Darma estaba bajo el dominio del Estado Islámico (EI), "las fuerzas árabes libias intentaron liberar la ciudad, lo que provocó un bloqueo de dos años. Como resultado, la infraestructura es mucho más frágil allí que en otras ciudades del país", señala a DW Asma Khalifa, experta en Libia del Instituto Alemán de Estudios Globales y de Área (GIGA).
Amargas luchas de poder
La guerra ha dividido el país entre dos gobiernos rivales. Uno reconocido internacionalmente, con sede en Trípoli; y el otro, situado en el este del país, donde se produjo la catástrofe. Esta división es un enorme problema estructural. "La guerra ha debilitado las instituciones de ambos bandos y ha fomentado la corrupción masiva y el mal uso de los fondos públicos. La guerra es la principal razón de la caótica respuesta a la crisis", agrega Khalifa.
Los rivales deben cooperar
Thomas Claes, de la FES, culpa a ambos gobiernos por su pasividad. El Gobierno de Trípoli, reconocido internacionalmente, "intentó más bien calmar a la población. Primero lanzó el mensaje de que no todo era tan malo y que había que permanecer unidos".
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Ahora, ambos están ayudando. La administración de Trípoli ha enviado convoyes, servicios de rescate y técnicos para reparar la red eléctrica. También las Naciones Unidas han destinado 10 millones de dólares para el socorro, según informó Martin Griffiths, Secretario General Adjunto de Asuntos Humanitarios y Coordinador del Socorro de Emergencia.
"Libia no dispone por sí misma de las capacidades de evacuación y suministro necesarias. Por eso necesita el apoyo de todos los países vecinos, incluidos los europeos. Es urgente que lo hagan ya", concluye Khalifa, la experta del GIGA.