Si algo le agradecen los guajiros al contrabando es el ingreso del acordeón por sus puertos artesanales. La provincia de Padilla, cómo es conocida toda la región Del Valle que forman el Perijá y la Nevada de Santa Marta, arranca desde Barrancas en la Guajira, hasta Becerril en el César. Padilla fue dominada por un indio guerrero llamado Cacique Upar, cuyo centro de operaciones era lo que hoy se conoce como Valledupar "Valle de Upar" y que en estos cuánto días de transforma en "Valle de los Parr ". La gran fiesta comenzó con grandes intérpretes de paseos, sones, merengues y puyas, que desfilan por todas las tarimas de estos pueblos hasta que un grupo de amigos deciden hacer realidad un festival donde se mezcló política cultura y música. Valledupar desde hace 50 años es testigo de una concentración de políticos, empresarios, artistas, y modelos que hacen de esos 4 días de abril un verdadero cónclave de poder.
La Cacica, como Alfonso López bautizó a consuelo Araujo Noguera, llegó al Ministerio de Cultura sin mayor pergamino que ser una de las fundadora del Festival de la Leyenda Vallenata. Rafael Escalona fue nombrado cónsul en Panamá y Alfonso López primer gobernador del Cesar y posteriormente Presidente de la República. García Márquez, Nobel de literatura, hace parte del grupo que llevó a que el Festival Vallenato que se convirtiera en la cita política y musical más importante de Colombia.
Poncho Zuleta, miembro de la dinastía más grande del vallenato, vitoreó el año pasado a Álvaro Uribe mientras el país ardía con el Plebiscito para La Paz, y luego el fallecido Martín Elías le dedicó unos versos al senador mientras el Presidente Santos miraba desde una silla en la que hacía presencia en la inauguración como cita inaplazable. Parrandas privadas donde ruedan ríos de whisky son amenizadas por artistas consagrados quienes les dedican versos a los personajes que ahí se encuentran sin saber realmente qué significado tiene cada interpretación y cuyo objetivo es hacer compromisos políticos que les aseguren la continuidad en el poder o su ingreso a el. Este año fueron 78 vuelos comerciales los que se abrieron nuevos de gente que busca decir que pudo estar en el festival.
Cada año pasa algún suceso político vergonzoso. Este año fue el episodio donde el pueblo indignado le recordó con arengas a Ernesto Samper el proceso 8.000, igualmente el año pasado fue abucheado el Presidente Santos. Esta es la tierra de Jorge 40 y Simón Trinidad. Quien quiera ser elegido debe pasar por Valledupar. Ahí, en medio de acordeones, trago y comida se terminan haciendo los matrimonios políticos y se ven todos los años el desfile de ministros, jefes de entes de control, senadores, representantes, gobernadores y alcaldes que se dan cita para no quedarse por fuera de la repartija de poder.
Mientras cada año se hace más una fiesta de poder, van quedando todavía históricos momentos que recuerdan la esencia del festival: Poncho Zuleta e Iván Villazón, ambos de estirpe guajira, son los últimos exponentes del vallenato raizal, y afortunadamente vienen cada año sin falta. Iván Villazón es ahijado de Escalona e hijo del expresidente del senado, Crispín Villazón de Armas. Iván, en la presidencia de Ernesto Samper, presidió la velada de inauguración frente a Escalona, Samper y los fundadores del festival, y tuvo el honor de transmitirle la dedicatoria de La Golondrina de Escalona al entonces Presidente. Uno de los recuerdos más fuertes de Samper, que en esta edición del festival tuvo ratos mucho más amargos.