“El vallenato es un arte de poco agradecimiento”: Carmelo Hernández

“El vallenato es un arte de poco agradecimiento”: Carmelo Hernández

“Lastimosamente, en Colombia, el talento surge del dinero, de quien disponga los medios para ir a las emisoras, a la televisión”

Por: Juan Carlos Hernández Nieves
agosto 24, 2017
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“El vallenato es un arte de poco agradecimiento”: Carmelo Hernández

El vallenato está pasando por una crisis en lo que se refiere a creatividad. Es por eso que el músico, compositor, acordeonero y jurado en el Festival de la Leyenda Vallenata, Carmelo Hernández, quien ha dedicado toda su vida a este género musical, dará su opinión al respecto. Además con sus anécdotas, experiencia, dinastía y conocimiento sobre el tema, brindará todo un saber en cuanto a defender aquella antigua poesía que en el vallenato, como género musical, está desapareciendo por causas comerciales.

La casa de aquel respetado señor era muy organizada: desde numerosos cuadros pintorescos hasta mini estatuas de animales. Carmelo De los Reyes Hernández Caro, quien recién había venido de hacer las comprar matutinas, se hallaba sentado disfrutando de una buena taza de café. Al informarle de la entrevista, complacido, ya estaba preparando sus argumentos. “A ver, gavilán, pregúntame lo que quieras, que estoy listo”, fue lo primero que dijo acomodándose al tiempo que invitaba a comer unas arepas que aprovechó comprar.

Comiéndose las arepas, la primera pregunta se encaminó al porqué dedicar toda la vida al vallenato. Respondió confiado con que es una herencia musical, una dinastía en la que de su bisabuelo en adelante hacían parte siendo músicos o compositores.

Al preguntar cómo logró ser director de los grupos vallenatos de la universidad del Magdalena y el SENA, contestó, sin querer darse aires, que fue por meritocracia, por el talento que él sabe muy bien demuestra al tocar el acordeón, más no por recomendaciones de terceros.

Al querer que resumiera su trayectoria musical, Carmelo se relajó, tomó un sorbo de café y comenzó relatando que comenzó a ganar popularidad ganando festivales y concursos en categorías de aficionados al acordeón y canciones inéditas, ganando así homenajes de parte de la gobernación de Santa Marta y otras ciudades, y, menciona, lo que más adora de su experiencia son los sagrados agradecimientos de alumnos que ha adiestrado, los cuales le envían constantemente mensajes en sus redes sociales.

Recordando sus álbumes publicados, a ese tema se dirigió la siguiente pregunta. “Lo que más me ha gustado de lo que he publicado es poder demostrar que no solo sé tocar acordeón, sino que tengo buena voz y sé componer letras con toques tradicionales”, respondió risueño luego de comentar que no es lo mismo cantar al aire libre que para un estudio.

Añadió que sus álbumes no han tenido un impacto como los de otros artistas debido a un simple motivo: no tiene suficiente presupuesto. “Hoy en día, si tú no tienes dinero con que promocionar el álbum no llegas a ninguna parte”, agregó. “Lastimosamente, en Colombia, el talento surge del dinero, de quien disponga los medios para ir a las emisoras, a la televisión, razón por la que el vallenato está en coma”.

Se le pregunta sobre si en la escuela particular donde imparte clases ha formado y encontrado talentos. Entusiasmado, responde que aptitudes es lo que le ha sobrado hallar en los jóvenes y niños que ha adiestrado tanto en instrumentos como en vocalización, entre los que se cuentan ganadores del Festival de la leyenda vallenata, donde él mismo ha llegado a ser jurado, y Gerónimo Cantillo, quien actualmente realiza el papel de Kaleth Morales en la telenovela Los Morales, y de quien manifiesta que es apto más para el acordeón que para el canto.

Al terminar de comerse las arepas y la taza de café, Carmelo se preparó para la siguiente ronda de preguntas, y se comenzó indagando sobre si su inspiración para dedicarse a la música vallenato vino de su padre, también músico y compositor, y respondió repitiendo la palabra dinastía; que, si desayunaba, almorzaba y cenaba con lo que ganaba del acordeón, a eso se debía dedicar.

Además, mencionó que la música sí fue su don desde pequeño; sin embargo, no obtuvo el apoyo de su padre puesto que éste no quería que sus hijos fueran músicos al sentirse su persona frustrada por el arte que profesaba.

De aquí vino una pregunta clave: “¿Vallenato tradicional o moderno?”. Esta cuestión a Carmelo le tomó varios minutos pensar, y concluyó que obviamente prefiere lo tradicional porque es más narrativo, poético y puro, tiene identidad y no se mezcla con otros géneros musicales.

Dio una breve reseña de los orígenes poéticos del vallenato, donde habitaban los versos en décimas y la influencia de la melodía ranchera, razón por la que la violina fue el primer instrumento que aprendió a tocar.

A partir de lo escuchado, surgió de repente un interrogante: “¿Por qué quedarse a vivir en Santa Marta en vez de otras ciudades como Valledupar, capital del vallenato?”. Recostándose en el respaldar, explicó que fue por razones financieras, puesto que, mientras que en Santa Marta de inmediato consiguió empleo, contactos y “toques” por parte de personas influyentes de la ciudad, en Valledupar solo conseguía que lo alagaran y que lo promocionaran, y su persona necesitaba vivir de la música. “Si me fuera mal acá en Santa Marta, créeme que ya me fuera ido hace rato (risas)”.

En un video publicado en las redes sociales, Carmelo tocó tres instrumentos a la vez que cantaba, lo que le ha traído reconocimiento entre lo que él mismo denomina “la nueva ola del vallenato”. Preguntándole sobre aquello, se echa a reír de nuevo y dice que ese vídeo fue improvisado, y que hasta de otros países le han estado escribiendo sobre cómo puede tener tanta concentración a la hora de tocar y cantar a la vez.

El tema que se tocó a continuación fue acerca de si alguna vez le habían robado letras o melodías, a lo que, después de explicar que todo músico del vallenato pasa por esos amargos sucesos, sí, si le habían robado canciones, en especial melodías. Incluso mencionó que un famoso cantante de “la nueva ola” le robó una melodía publicada en un reciente álbum musical que de vallenato solo tiene a sus seguidores.

Profundizando un poco en los plagios musicales, Carmelo argumentó que incluso en los Festivales Vallenatos se roban melodías. “Y lo peor es que dicen que lo que tocan es de su autoría, ni le agradecen a uno”, agregó antes de decir la frase clave del título: “Recuerda algo: el vallenato es un arte de poco agradecimiento. Mientras que los universitarios se sienten orgullosos de la universidad que los formó, la nueva ola dice que aprendió escuchando en su casa, en la calle, en sus corazones, y nombres como el de Carmelo Hernández, que arduamente los adiestró, se pierde. Hay muchas excepciones, obviamente, pero la mayoría son un arte de poco agradecimiento”.

Acto seguido, comentó lo que le inspira a la hora de la composición, y es que le gusta clasificar y mezclar los estilos musicales del vallenato, aunque su persona siempre prefiere que la inspiración le llegue de acuerdo a lo que observa día a día.

“Una vez me inspiré cuando a un señor que vendía algodones de azúcar le rechazaron la entrada a un buseta: Me da tristeza ver cómo humillan a un hombre/ la intolerancia reina en nuestra sociedad/ La violencia acaba con nuestras ilusiones/ Honradamente no se puede trabajar/ Qué hermoso sería ver nobles corazones/ Ver crecer las flores en un bello jardín/ Y ver que hay espacio en todas las naciones/ Que no haya rencor y se viva feliz/ Soy el sentir de un peregrino noble que vende algodones para subsistir/ Que diariamente recibe humillaciones/ Los pobres a este mundo venimos a sufrir…”.

Al tocar el asunto de si el vallenato debe seguir cambiando o dar un regreso total a sus orígenes, Carmelo dice que debe hacer ambas cosas. Es decir, por un lado está bien que el género sea más vendible, pero, por otro lado, el vallenato no debe perder su pureza. “He tenido la oportunidad de tocar para gringos y europeos y todos me piden siempre canciones tradicionales como las de Escalona, Iguarán, Diomedes y los Zuleta, y clásicas como La diosa coronada, nada de Silvestre o Kvrass”.

Inclusive, al preguntarle su opinión sobre la música y vida de Silvestre Dangond, Carmelo solo respondió, tajantemente, que el cantante está mezclando innecesariamente el vallenato con otros géneros, pues no combinan, y no entiende por qué ese artista está viviendo en Miami si allá no lo conocen como en Colombia. “Es como si yo me fuera a vivir a Medellín. Allá nadie me conoce, nadie me diría maestro o me saludaría como acá en Santa Marta”.

Fue sincero y conciso en la pregunta siguiente, donde se pedía su opinión acerca de si la muerte de Martín Elías fue un golpe duro o no para el vallenato. Alegó que hay que ser realistas: aquel fallecimiento fue un golpe duro para la nueva ola, pero para el género vallenato, hablando de manera general, no. “Martín Elías era joven, tenía buena voz, pero su fama lastimosamente venía de la sombra de Diomedes”, añadió tajante antes de continuar diciendo que en la vida, cuando un ser querido triunfa, es más fácil triunfar uno mismo también.

“Martin Elías tenía muy buen voz, pero le faltaba innovar como a muchos otros artistas. Diomedes desde niño ya componía”. Afirmó que en siete u ocho años nadie se acordaría de Martin Elías, pero sí Diomedes Díaz o Kaleth Morales, quienes de verdad sí dejaron huella en la evolución del vallenato y dieron a entender que, quienes componen canciones, perduran.

Al terminar la entrevista, Carmelo Hernández tomó un último trago de café. Perdiendo el entusiasmo, pero con ganas de decir más, entabló una conversación informal mientras pudo. Después de almorzar, se cambió, arregló, despidió, y se fue a atender asuntos que la semana y su misma persona se deparaban.

 

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