Es un dicho popular propio de la idiosincrasia colombiana, pero que coloquialmente expresa nuestro particular miedo al cambio. De hecho, el miedo a lo nuevo es inmanente a la naturaleza humana. En este sentido, el hombre es un animal de costumbres que se enamora hasta del propio dolor (masoquismo).
Todo en la vida tiene un límite. Tiene un límite el miedo, tiene un límite el dolor… luego la estupidez también tiene que tener un límite. ¿Vamos a repetir los mismos errores cada cuatro años, toda la vida, toda la eternidad?
Buena noticia y de último momento: en nuestro país ese miedo al cambio desapareció del corazón del pueblo colombiano. ¿Qué es lo peor que nos podría ocurrir? Nada peor nos podría ocurrir.
Tú, amable lector, querido compatriota, ¿acaso no lees, no miras de vez en cuando las noticias? ¿Qué has leído, visto o sufrido en carne propia? Ya lo peor te ha ocurrido. El hechizo del miedo se rompió a causa de tantas injusticias, humillaciones y sufrimientos acumulados. Lo que presenciamos durante las últimas décadas fue una corrupción y degradación descomunales en la clase dirigente y en gran parte de las instituciones.
Ojo-cuidado-peligro: porque ahora, asfixiados por la desesperación, intentan reencauchar ese miedo o terror, a través del uso de calumnias y farsas viles. Es el intento inútil de detener los vientos de cambio. El soberano, es decir el pueblo, tendrá la palabra, y lo hará por medio de la vía más digna, más pacífica y democrática. Debo confesarme aquí y admitir con sinceridad que me encantaría una eventual segunda vuelta entre Gustavo Petro y Sergio Fajardo.
Públicamente me he declarado un moderado. De tibio no tengo un pelo, porque siempre he denunciado lo que me parece injusto. Sin embargo, ya todos sabemos que esa final soñada no se dará. Así que hay que elegir entre lo nuevo por conocer... y lo viejo y lo malo y lo perverso que ya conocemos hasta la náusea.
Por otra parte, el candidato Gustavo Petro, a quien yo mismo le hecho críticas respetuosas desde la libertad de expresión (no soy su empleado, no soy activista político, ni pertenezco a ningún partido político ni recibí ni recibo ni recibiré un solo peso de políticos) tiene el camino servido para llegar a la presidencia.
Las cifras y datos no mienten. Recientemente publiqué una columna titulada “Un salvavidas urgente para Colombia” (vía Las2orillas). En realidad el salvavidas es para la democracia. En dicho texto procuré ser lo más imparcial posible. En este sentido, por tendencia y estadística, Petro de lejos lidera en todas las encuestas. Ese favoritismo se ha sostenido en los últimos meses, siempre con la misma tendencia al alza.
Como periodista les voy a hablar con datos verificables. De 2018 al 2021 publiqué columnas denunciando a Uribe y al uribismo, todas esas columnas en su conjunto tuvieron millones de visitas. Hoy por hoy no "venden" los textos publicados sobre Álvaro Uribe, sencillamente porque ya todos conocen la verdad. Su popularidad está por los suelos.
Los periodistas independientes, alejados de los grandes medios de comunicación de nuestro país, hicieron (hicimos) una excelente labor dignificando el oficio. Hoy lo más visto o más leído y seguido es lo que se diga o no se diga del señor Gustavo Petro. Su popularidad es arrolladora.
Haciendo experimentos (del tipo “ensayo-error) con mi propia pluma, he publicado algunas veces textos donde cuestiono siempre moderada y respetuosamente a Petro o a sus seguidores.
¿Resultado? Nadie o un puñado de personas leen esas columnas. Las cifras, datos, estadísticas y señales no mienten. El fenómeno es tan real como una roca maciza.
Por último, cuando alguna empresa y algunos empresarios amenazan con despedir de sus empleos (o no contratar) petristas, la bajeza, hermanos, ha tocado fondo. En Colombia urge salvar lo que nos queda de democracia.
Posdata: les pido serenidad, paciencia, mesura, tolerancia. Si sucede algo extraordinario, por ejemplo: falta de transparencia en las elecciones presidenciales, saboteo a las mismas, incluso lo más terrible: un golpe de Estado del que tanto se rumora… en todos esos escenarios, la lucha es jurídica, la resistencia y la protesta tiene que ser pacífica, repito: tiene que ser pacífica, para que sea legítima.
En un contexto de esa envergadura jugaría un papel fundamental la comunidad internacional. Soy optimista, o quiero ser optimista.
#JuanMarioSánchezCuervo