Las vacunas nunca han funcionado
Las vacunas nunca han funcionado según anuncian los fabricantes. La ilusión de la vacunación sí. Como en un acto de magia, las grandes compañías farmacéuticas confundieron a la gente ofreciendo prevención para enfermedades que ya estaban controladas. Justo en el momento en que mejores sistemas sanitarios y el uso de agua potable ayudaban a erradicar plagas que habían azotado a la humanidad por siglos, los mercaderes del engaño impulsaron las vacunas y se tomaron el crédito por erradicar enfermedades que estaban en el curso de su propia extinción. Solo la complicidad de los medios de comunicación y el poder totalitario y corruptor de las compañías farmacéuticas que han comprado gobiernos, conciencias, estudios, legisladores, organizaciones mundiales y científicos abyectos, han permitido que se sigan desarrollando vacunas contra enfermedades que no las necesitan y creando enfermedades nuevas para desarrollarles su “vacuna”.
La ciencia acerca de las vacunas está muy clara: No permiten que el organismo desarrolle su propio sistema inmunológico y pone a la gente a mayor riesgo de contraer enfermedades severas que normalmente serían inocuas o que podrían ser controladas de otra manera. (1)
Un artículo de la afamada revista en línea estadounidense “Foreign Policy Journal” de Jeremy R. Hammond, publicado en julio de 2015, levanta el velo sobre las vacunas, el mayor fraude perpetrado en la historia de la humanidad, fraude que ha causado millones de muertos y pérdidas económicas incalculables. Esta publicación no la hecho una “revista anti-vacunas”, ni mucho menos un pasquín carente de credenciales periodísticas, se trata de una respetada revista de los Estados Unidos, la cual está poniendo el dedo en la llaga de la controversia que empezara hace años acerca de la relación entre las vacunas y el autismo y más recientemente entre la vacuna contra el VPH (Virus del Papiloma Humano) y cientos o miles de muertes y de efectos adversos reportados por todo el planeta. (2)
El argumento central del artículo de dicha revista, titulado: “Una muerte por sarampión, vacunas y el fracaso de los medios de información” es el siguiente:
Los medios de comunicación han servido solo como voceros de las noticias controladas de la industria farmacéutica y del gobierno sin siquiera investigar o verificar la información que estos proporcionan. Si se hubieran cuestionado la información de que las “vacunas funcionan” y que los “no vacunados representan un peligro para la sociedad”, hubieran llegado a una conclusión exactamente opuesta a la que se menciona a continuación.
El artículo de julio de 2015 cita este claro caso de cómo la prensa explota una noticia para confundir y decir exactamente lo opuesto de lo que pasó:
"La semana pasada se informó ampliamente en los principales medios de comunicación que la autopsia de una mujer que murió de neumonía a principios de este año en el estado de Washington encontró que había sido infectada con sarampión, convirtiéndose en el primer caso confirmado de muerte relacionada con el sarampión en los Estados Unidos desde 2003. Siguiendo su rol habitual, los principales medios de comunicación pusieron el grito en el cielo, culpando de esta muerte a los padres que deciden no vacunar a sus hijos y diciéndoles a los padres que no vacunar a sus hijos es algo irresponsable. Los periodistas, en vez de hacer su trabajo, haciendo preguntas importantes sobre políticas públicas y buscando respuestas, escogen actuar solo como portavoces de los departamentos de salud del gobierno y obedientemente se limitan a reproducir la línea oficial de la política de vacunas”.
Lo que los medios de comunicación convenientemente omitieron, dice el artículo, es que la mujer muerta sí estaba vacunada y que se infectó con el sarampión en una clínica, y que además no murió de sarampión sino de neumonía, ya que estaba recibiendo drogas inmunosupresivas lo que fue un factor contribuyente en su muerte. La prensa especuló, sin ninguna prueba que la muerta había sido contagiada por una persona sin vacunar, cuando igualmente podría haber sido contagiada por una persona vacunada.
Continúa el artículo:
"Es perfectamente posible que personas plenamente vacunadas contraigan sarampión. Está bien entendido que algunas personas simplemente no responden a la vacuna según lo previsto; su sistema inmune no produce una cantidad suficientemente grande de anticuerpos para que se considere que está protegida. Esto es cierto de alrededor del 5 por ciento de la población, y esta es la razón por la que se recomienda una segunda dosis, o "booster” (dosis adicional). Es probable que esa segunda dosis sea innecesaria para la mayoría de los niños que sí respondieron a la primera, pero de todas maneras se les da a todos de manera rutinaria, aunque el propósito es tener como blanco a los pocos que no responden. Sin embargo, incluso después de una segunda dosis, el 3% de la población aún no responde."
Y, aquí está el punto clave que omite toda la propaganda sobre la vacunación para que la gente no entienda qué está haciendo o por qué la están revacunando poniéndola aún a mayor riesgo de los efectos secundarios de una vacuna, lo cual veremos más adelante
"Además, la inmunidad inducida por la vacuna, a diferencia de la inmunidad más robusta obtenida por la infección natural, disminuye con el tiempo. De hecho, el CDC considera que haber nacido antes de 1957 es una ‘evidencia de inmunidad’ al sarampión por la sencilla razón de que prácticamente todo el mundo en ese entonces estaba infectado con esta enfermedad de niño y obtuvo inmunidad vitalicia como resultado”.
En resumidas cuentas: las vacunas no garantizan una inmunidad permanente, hay gente que no obtiene ninguna inmunidad de las vacunas, los vacunados puede contraer de todos modos la enfermedad y pasársela a otras personas y además, ¡la mejor vacuna contra la enfermedad es contraer la enfermedad misma, lo que garantiza una inmunidad de por vida! (3)
Sin embargo, la ilusión de la vacuna contra el sarampión, como devela el artículo, comenzó en 1963, cuando las muertes por sarampión ya habían caído radicalmente y eran casi nulas. El crédito de ello le fue dado a las vacunas y NO a lo que realmente estaba sucediendo:
"El virus todavía se propagaba (en 1963, nota del editor), pero se estaba volviendo menos mortal para la población estadounidense debido a un mejor nivel de vida, a un mejor sistema sanitario e higiénico y a una mejor nutrición (por ejemplo, la vitamina A es importante para reducir la mortalidad por sarampión y para disminuir la incidencia de la enfermedad) los avances en los sistemas de salud, y así sucesivamente".
Como el ilusionista, los mercaderes de vacunas jugaron con la causa y el efecto. El mago distrae con una mano, con un gesto, con una palabra para ocultar lo que hace con la otra mano y crear la ilusión. Aquí la distracción fue la falsa relación de causalidad que se le atribuyó a las vacunas, aduciéndoles un efecto del cual no habían participado: las vacunas no eran responsables por la disminución de las enfermedades, sino la mejora de sistema sanitarios, etc. Entonces vino la hecatombe: Las farmacéuticas vieron el gran negocio que tenían entre manos, sin importar si las vacunas funcionaban o no, fue así como, según el artículo citado se engañó a la población:
"Lo que indica la disminución de la tasa de mortalidad es que la población de los EE. UU. estaba desarrollando la inmunidad natural de rebaño. Estábamos aprendiendo a vivir en simbiosis con el virus, la exposición natural a la que no solo confiere inmunidad permanente al sarampión en sí, sino que puede ayudar a preparar el sistema inmunológico de los niños para proteger también contra otras enfermedades.
Pero luego vino la vacuna y destruyó esa inmunidad natural de rebaño”.
En palabras simples, las vacunas destruyeron la inmunidad natural, ofreciendo una protección temporal contra una enfermedad, jugando un papel de Dios, pero un Dios malévolo, ya que su fin no era la salud pública sino las ganancias de las compañías. Las vacunas dejaban así a la gente expuesta a peores enfermedades o a casos más graves de las enfermedades que pretendían combatir, como en el caso de la vacuna contra el VPH (Virus del Papiloma Humano), de la que NO hay ninguna prueba de que haya prevenido ningún cáncer, pero ya hay miles de muertas o afectadas por los efectos secundarios de la vacuna. (4)
La inmunidad de rebaño fue reemplazada por una inmunidad individual y temporal, que de todos modos no protegía plenamente contra la enfermedad, ya que los vacunados la podían contraer y contagiar, y lo peor aún, la inmunidad de por vida que daba la enfermedad fue destruida, así como las funciones del sistema inmunológico al que la enfermedad le ayudaba a prepararse contra otras enfermedades.
¿Qué es la inmunidad de rebaño?
"El concepto de "inmunidad de rebaño" hoy en día está universalmente asociado con el uso de vacunas, pero esta es una aplicación del concepto que de hecho fue prestado de la observación de la inmunidad natural de rebaño a las enfermedades. En el caso del sarampión, los investigadores de la década de 1930, mucho antes de que existiera la vacuna, observaron que las epidemias en Baltimore ocurrían en ciclos predecibles y sólo cuando el nivel de inmunidad en las comunidades afectadas era inferior al 55 por ciento (muy por debajo del 95 por ciento de vacunación que hipotéticamente proporciona inmunidad de rebaño con la vacunación).
Ahora que casi todo el mundo es vacunado a una edad temprana, las personas no se infectan con la enfermedad en la infancia y por lo tanto no desarrollan la inmunidad permanente más potente conferida por la infección natural"
Lo que demuestra que la inmunidad de rebaño existía naturalmente y solo cuando el nivel de inmunidad de una comunidad era inferior al 55%, aparecían los brotes de una enfermedad. Sin embargo, los mercaderes de las vacunas se las ingeniaron para decir que la inmunidad de rebaño solo se conseguía cuando el nivel de inmunidad de una comunidad era del 95%, ¡para así poder vender y aplicar sus vacunas a más población, garantizando así más ganancias para sus compañías! (5)
Se ha comprobado que las vacunas son completamente innecesarias e insuficientes para obtener inmunidad contra una enfermedad, además de que anulan la inmunidad natural que se podría adquirir después de tener una enfermedad como el sarampión. El tipo de inmunidad que confieren las vacunas no es natural:
"El tipo de inmunidad conferida por las vacunas no es el mismo que el conferido por la infección natural. Las vacunas favorecen una respuesta de anticuerpos mientras suprimen realmente lo que se conoce como inmunidad mediada por células. Por ejemplo, mientras que la vacuna contra la gripe ofrece protección contra cepas específicas del virus de la gripe, funciona induciendo una respuesta de anticuerpos mientras que previene la inmunidad mediada por células que de otra manera ofrecerían protección no sólo contra las cepas específicas del virus, sino también contra otras cepas. Por lo tanto, obtener una vacuna contra la gripe anual puede aumentar el riesgo de contraer la gripe. (Hay más de 200 cepas de virus que causan síntomas de influenza o similares a la gripe, la vacuna solo se dirige a un puñado de ellas y los funcionarios de salud pública adivinan cada año cuáles piensan que estarán en circulación para fabricar vacunas para ciertas cepas, según la estación.)
Como pueden ver, el mundo de las vacunas es exactamente LO OPUESTO que sus mercaderes han pintado, vacunarse puede hacer que la gente sea más susceptible a contraer enfermedades ya que su sistema inmunológico natural no se está desarrollando.
Lo que es peor, los adultos vacunados pueden contraer una enfermedad como el sarampión ya que la vacuna contra la misma solo ofrece protección temporal, llegando a la paradoja de que una persona nacida antes de 1957, cuando no se aplicaban estas vacunas, estaría a menor riesgo de morir en la vejez de una enfermedad infantil que un adulto vacunado nacido después de esta fecha, y las vacunas lo que en verdad estarían haciendo es eliminado las respuestas naturales del organismo ante las enfermedades y en ciertos casos precipitando la muerte. (6)
¿Pueden las vacunas causar daños?
Ya hemos visto que las vacunas son innecesarias y que neutralizan la inmunidad a largo plazo que desarrolla el organismo después de sufrir de una enfermedad como el sarampión. Los gobiernos y la industria farmacéutica no están interesados en que el público sepa que las vacunas son una farsa. De la misma manera están encubriendo que pueden causar serios efectos colaterales y los medios de comunicación contribuyen a propagar el mito de que las vacunas “funcionan” y son inocuas. Cualquier persona que diga la verdad es llamada “antivacunas” y “contra la ciencia”. La prensa se ha negado a investigar o a cuestionarse todas las falsas verdades propagadas por la industria farmacéutica, cuyo único interés es enriquecerse a costa de la salud pública. Dice al respecto el artículo que estamos citando:
"Esta es una desconcertante negación, en verdad, a la luz del hecho de que, en la década de 1980, a la industria de la vacunación se le concedió inmunidad legal por parte del gobierno (de Estados Unidos, nota del editor) porque los fabricantes se enfrentaban a tantos pleitos por las lesiones causadas por las vacunas que estaban yendo a la bancarrota. Esto a su vez amenazaba la política de salud pública, lo que llevó al gobierno a intervenir y rescatar a los fabricantes de vacunas al prohibir a los consumidores demandar por daños y perjuicios en virtud de la National Childhood Vaccine Injury Act (Acta Nacional de Compensación por Daños Causados por Vacunas) de 1986”.
En resumidas cuentas, la industria farmacéutica recibió licencia para matar y los familiares de los muertos o afectados o los afectados mismos ya no la podrían demandar por los daños causados. Según la misma acta de 1986, se establecía un fondo de compensación manejado por el gobierno para pagar a las víctimas de las vacunas, una vez que atravesaran 10 mil procesos legales y la mayoría de las compensaciones fueran negadas, y, ¿saben de dónde saldría el dinero para pagar a las víctimas? NO de las compañías farmacéuticas sino de un impuesto pagado por la aplicación de cada vacuna, es decir las víctimas resultarían pagando el impuesto que salvaría a las farmacéuticas de los mismos daños que estaban causando. (7)
Y, atención a esta parte, citadas del mismo artículo:
“La Corte Suprema de Justicia ha confirmado la inmunidad legal para los fabricantes de vacunas con el argumento de que ciertas reacciones adversas son ‘inevitables’ y que los ‘defectos de diseño’ no son una base para hacer responsables a los fabricantes. El juez Antonin Scalia describió este trato especial para las grandes farmacéuticas como un 'negocio social’".
Podemos ver en la práctica cuál es el “negocio social”. Es como si a un fabricante de carros se le diera inmunidad por producir carros defectuosos y miles o millones de personas murieran por ello y que el producto no se pudiera revisar ni los fabricantes se pudieran demandar bajo la premisa de que “los defectos de fábrica son inevitables”. ¡Nadie aceptaría eso! Sin embargo, en el caso de las vacunas, el gobierno estadounidense y la industria farmacéutica están cometiendo un gran genocidio, inyectando a la población con productos innecesarios y además altamente peligrosos, que producen más daños que la enfermedad contra la que supuestamente nos quieren proteger. Una vacuna es el equivalente de tratar de curar una herida de bala sacando la bala a balazos y vender la idea como un gran avance en la historia de la medicina.
Efectos adversos de las vacunas
Además de no cumplir con lo que la propaganda sobre las vacunas dice que harán, ofrecer inmunidad para ciertas enfermedades, las vacunas a su vez pueden producir un sinnúmero de enfermedades en los seres humanos, peores que los males que decían prevenir. Hay medios que llegan hasta el cinismo de decir que las vacunas son inofensivas, cuando no lo son. Dice el autor del artículo de la revista “Foreign Policy Journal” lo siguiente al respecto:
“La línea del New York Times y otros medios convencionales de que las vacunas son inofensivas es difícil de reconciliar con el hecho de que corporaciones como Merck se les haya concedido inmunidad legal por parte del gobierno con base en que las vacunas son inevitablemente inseguras”.
Y continúa:
“Como una ilustración más de lo totalmente ignorante e irresponsable que es la negación de los riesgos asociados con las vacunas, no hay que buscar más que en los suplementos de los fabricantes de las vacunas. El prospecto de Merck para su vacuna contra el sarampión, las paperas y la rubéola (MMR) establece que “se evitan mejor las dosis innecesarias de una vacuna ..." Seguramente, debe haber una razón para ello, pero sucede que hay muchas.”
He aquí algunas razones para evitar las “dosis innecesarias de las vacunas”, según los mismos fabricantes:
“Para las madres, las contraindicaciones para la vacunación incluyen el embarazo, ya que ‘los posibles efectos de la vacuna en el desarrollo fetal son desconocidos’ ya que ‘no hay estudios adecuados’ al respecto. ‘Sin embargo, agrega Merck’ sería prudente suponer que la cepa de la cepa del virus también es capaz de inducir efectos fetales adversos. ‘ (….) Merck aconseja que ‘el embarazo debe evitarse durante 3 meses después de la vacunación’ y que ‘se debe tener precaución cuando se administre la MMR II a una mujer que está amamantando’. La vacuna también ‘no ha sido evaluada para potencial carcinogénico o mutagénico, o para su potencial de afectar la fertilidad’”.
Advertencias que de ser tenidas en cuenta alejarían de inmediato de las vacunas a cualquier persona consciente del riesgo que implican, no solo en las mujeres embarazadas y en las que están amamantando, sino por la admisión de que no se ha estudiado si estas vacunas pueden producir CÁNCER o AFECTAR la fertilidad. (8)
Lo que la gente desconoce también es cómo se fabrican estas vacunas y seguramente si conocieran sus componentes, no se dejaría vacunar ni mucho menos vacunar a sus niños. ¿Tomarían ustedes a la ciega una sopa, desconociendo sus ingredientes, solo porque el gobierno o el fabricante de la sopa les dijera: “no se preocupen, confíen que estamos preparando la mejor sopa para usted”? Y, ¿que pasaría si después de tomar la sopa, ustedes resultaran horriblemente enfermos y supieran que el fabricante de la sopa no se puede demandar? Y, ¿qué pasaría si se ponen a averiguar qué ingredientes tenía la sopa y descubrieran que tenía neurotoxinas (toxinas que matan las células del cerebro) tales como aluminio o mercurio y que los ingredientes incluyeran “células de embriones de pollo, ADN de feto abortado, suero bovino fetal, fibroblastos de pulmón diploides humanos y albúmina humana recombinante?”. ¿Estarían ustedes dispuestos a seguirse tomando esa sopa y a darla a sus propios hijos? Y, si se negaran a seguir consumiéndola y fueran llamados “fanáticos anti-sopa” por no querer seguir consumiendo el venenoso producto, ¿aceptarían eso? (9)
Según el artículo citado, esto es lo que está presente en las vacunas y está causando estragos en la salud humana. Dice el artículo quiénes no debería recibir esta “sopa”:
“Entre los que no deben recibirla son los niños que son hipersensibles a cualquiera de los componentes de la vacuna, incluyendo la gelatina y los huevos, este último porque los virus vivos se propagan en cultivos de células de embriones de pollo. La porción de rubéola de la vacuna se propaga en "fibroblastos de pulmón diploides humanos"; específicamente, el WI-38 (ATCC® CCL-75TM), que contamina la vacuna con ADN humano de un feto hembra abortado. (Esto ha suscitado cierta preocupación por los "problemas éticos" en el Vaticano, específicamente sobre la "cooperación en el mal" y la práctica "injusta" de obligar a los padres a "actuar contra su conciencia".) Otro ingrediente es "suero bovino fetal". Otro es "albúmina humana recombinante"; específicamente, Recombumin® Prime, un producto de Novozyems Biopharma US Inc. Esta es una proteína genéticamente modificada ("recombinante" significa que fue hecha por cortar y empalmar material genético). El producto se desarrolló debido a las preocupaciones de que el uso de la proteína de albúmina de la sangre de los seres humanos o el ganado lleva el riesgo de tener contaminantes transmitidos por la sangre, tales como micoplasma, priones o virus. En marzo de 2010 se descubrió que la vacuna contra el rotavirus Rotarix, fabricada por GlaxoSmithKline, había sido contaminada con un virus porcino después de ser administrada a un millón de niños)”.
He aquí una lista de los fabricantes mismos de posibles reacciones adversas a las vacunas:
Fiebre
Síncope (desmayo)
Dolor de cabeza
Mareo
Vasculitis (una afección en la cual el sistema inmune ataca por error los vasos sanguíneos, causando inflamación que puede conducir a problemas graves, incluyendo aneurismas)
Pancreatitis (inflamación del páncreas que se produce cuando las enzimas digestivas que produce comienzan a digerir el propio páncreas)
Diarrea
Vómito
Parotitis (inflamación de las glándulas parótidas)
Náusea
Diabetes mellitus (diabetes)
Trombocitopenia (una afección en el que hay una cantidad anormalmente baja de plaquetas, las cuales ayudan a la sangre a coagularse)
Anafilaxis (una reacción alérgica potencialmente mortal que puede causar paro cardíaca y respiratorio)
Artritis (inflamación de las articulaciones)
Artralgia (dolor en las articulaciones)
Mialgia (dolor muscular)
Encefalitis (inflamación del cerebro, que puede causar daño cerebral permanente o la muerte)
Síndrome de Guillain-Barré (una afección autoinmune en el que el sistema inmune ataca al sistema nervioso periférico, lo que puede resultar en parálisis o muerte)
Convulsiones febriles (convulsiones provocadas por la fiebre)
Convulsiones sin fiebre, que pueden indicar epilepsia.
Neumonía
Sarpullido tipo sarampión
Muerte
Estas no solo son reacciones posibles, sino reacciones reales que han enfermado y matado a cientos de miles de personas, vacunarse es en verdad un juego de ruleta rusa, del que la persona no sabe si saldrá viva, muerta o incapacitada de por vida.
Finalmente, el artículo ofrece unas conclusiones importantes acerca de las políticas públicas de vacunación:
1-Las reacciones adversas a las vacunas existen y pueden ser supremamente graves;
2-Los estudios sobre las reacciones adversas a las vacunas son proporcionados por los fabricantes mismos y por lo tanto son incompletos y sesgados. No hay estudios a largo plazo de cómo afectan las vacunas el sistema natural inmune de un individuo.
3-El uso de neurotoxinas como el mercurio y el aluminio es preocupante ya que atraviesan las barreras placentarias y del cerebro.
4-Los medios de comunicación dicen que la ciencia ha demostrado que las vacunas no causan autismo, pero nunca se ha hecho un estudio comparativo con personas no vacunadas.
5-A pesar de que se sabe que las vacunas pueden modificar la expresión génica y haya individuos genéticamente predispuestos a tener consecuencias negativas a largo plazo, de ser vacunados, las políticas de vacunación tratan a todo el mundo de la misma manera, un verdadero juego de la ruleta rusa.
6-Todo lo anterior solo es un rasguño en la superficie de lo que está sucediendo, “la acusación más usada es que cualquier persona que se cuestiona la política de vacunaciones pública es ‘anti-ciencia’, lo cual es un credo particularmente hipócrita que refleja la deshonestidad intelectual y la pereza de los periodistas que se inclinan ante el altar de la religión estatal y predican el dogma oficial en lugar de hacer su trabajo.
7-Urge que haya una discusión acerca de la política pública de vacunación.
La discusión pública implicaría una moratoria inmediata en la aplicación de todo tipo de vacunas que causen o puedan causar esa lista infinita de reacciones adversas ofrecida por los fabricantes mismos, el dar conocer a la gente el verdadero riesgo de las vacunas y los daños que estas mismas les pueden causar o haber causado; tratar y compensar a las víctimas de las vacunas y garantizar que si una sola persona ha tenido un efecto adverso de una vacuna, esta vacuna debe ser retirada inmediatamente del mercado, el efecto adverso debe ser estudiado y la persona o personas afectadas tratadas y compensadas y la vacuna no puede volver a aplicarse hasta que se garantice en un 100% que no representa ningún peligro para quien la reciba, lo cual no sucederá nunca, ya que como citamos antes, por su naturaleza, los fabricantes y el gobierno han declarado que las vacunas presentan ciertas reacciones adversas que son "inevitables” y que los "defectos de diseño" no son una base para hacer responsables a los fabricantes. (10)
En resumen, las vacunas son un caldo tóxico que el recipiente está aceptando a ciegas y que puede causar daños severos a corto y largo plazo e incluso la muerte. Las políticas públicas de vacunación suenan más como políticas públicas de exterminio, un genocidio controlado y manejado por el estado a nombre de prevenir una enfermedad que seguramente la persona nunca habría contraído.
¿Cómo pudo llegar la humanidad a este estado de cosas? En la segunda parte de este artículo escucharemos la denuncia de una científica que trabajó con estas organizaciones mundiales y estadounidenses promoviendo estas vacunas. Como verán, solo la corrupción al más alto nivel permitió que la salud y la vida humana se convirtieran en ganancias para las compañías farmacéuticas y en dolor y muerte para grandes sectores de la población.
Referencias
(1) http://www.vaccineriskawareness.com/Your-Immune-System-How-It-Works-And-How-Vaccines-Damage-It
(3) http://blog.orgonita.eu/2011/10/27/el-mito-de-la-inmunidad-de-las-vacunas/
(4) http://www.las2orillas.co/la-vacuna-contra-el-vph-sus-efectos-daninos-son-mayores-sus-beneficios/
(6) http://sanevax.org/uk-scraps-pneumonia-vaccines-because-they-dont-work/
https://thetruthaboutcancer.com/vaccines-cancer-in-a-syringe/
(9) http://www.bibliotecapleyades.net/salud/salud_vacunas116.htm
(10) https://vaers.hhs.gov/index