Las agencias de noticias están señalando que los países ricos han comprado vacunas hasta tener la capacidad para proveer hasta n veces su población. Y eso está bien; es decir, parecería estar bien.
El asunto es que al parecer esa población es mucho más importante que la del resto de los seres humanos. Y cabe preguntarle a cada uno de ellos: ¿se siente usted menos importante que un ciudadano de los Estados Unidos o de Europa?
El caso es que en términos económicos un ciudadano norteamericano está produciendo hoy más riqueza que cualquiera de nosotros. Si la economía de Colombia se equipara a la que produce el barrio de Manhattan de Nueva York, le estaremos diciendo que nuestra economía es barrial. Entonces por eso esa gente debe vacunarse primero. Allá vacunar produciría más dinero, es más importante.
Tan es así que el presidente Biden está proponiendo al Congreso que apruebe un jornal de 15 dólares por hora. Una jornada de 8 horas serían 120 dólares. Si el dólar está costando 3.560 pesos, el equivalente en Colombia sería de $427.000 por día. Si compara con nuestro salario mínimo legal mensual, de $1.015.000.oo notará de qué estamos hablando. Con solo trabajar tres días ya están ganando el salario mínimo nuestro. Claro, allá la vida es más cara y si Biden está suplicando eso podrá imaginarse cuál es la situación real de cientos de millones de gentes en los Estados Unidos.
Aquí en Colombia, la gente de Bogotá es más importante que la de la Costa Atlántica o la del Chocó, que produce menos billete. ¿Esa gente se vacunará primero?
Diga usted, por poner a alguien conspicuo, un expresidente, de manera global, como haciendo parte de la economía colombiana, apenas aporta una porción exigua de lo que produce Manhattan; por lo tanto tiene menos derecho a obtener una vacuna antes que cualquier ciudadano de los Estados Unidos, así se lo lleve un gancho de caña.
Si la vacuna allá es más importante, ¿tiene mayor precio? No.
Si la vacuna es menos importante acá, ¿tiene menor precio? No. Aunque, según algún criterio de confidencialidad hasta ahora desconocido, parece que es al contrario.
¿Será que ese mismo criterio de confidencialidad (sería lo normal, ¿cierto?) lo aplicaron para venderle vacunas a los Estados Unidos?
Si la política imperialista norteamericana ha hecho que la vida de sus ciudadanos sea más importante que la nuestra, aunque de acá deriven parte exigua de sus ganancias, ¿por qué no están aportando de manera proporcional a lo que la defensa de nuestras vidas represente, según la importancia económica que pudiéramos merecer? ¿Seríamos los últimos en vacunarnos?
En los tratados internacionales, las grandes entidades del mundo como la ONU se dice que somos iguales como seres humanos, ¿en qué parte de la negociación de las dosis de vacunas se ve eso reflejado? Y entonces, ¿dónde queda la ONU?, ¿A qué organismo internacional se recurre para presentar una querella como lo que aquí pareciera poder instaurarse.?
¿Por qué los gobiernos y sobre todo sus congresos, como entidades políticas más representativas, nada dicen? ¿Dónde están los colegios de abogados y las universidades? ¿Por qué dejan que nos traten como ciudadanos de segunda o tercera categoría?
¿Pero será que pueden?
¡Claro que pueden! ¿Acaso Mandela no lo hizo?
En tratándose de compra de vacunas no son los gobiernos de Inglaterra, domicilio de la Pfizer, quienes deciden a quién venden las vacunas. Son las empresas privadas, multinacionales, según vayan produciendo. Según el ritmo que lleva la vacunación de la primera dosis, se necesitarán siete años para vacunar a todo el mundo. Eso quiere decir que muy pronto se establecerán prohibiciones aeroportuarias de ingreso para ciudadanos de países que no han vacunado a sus habitantes, de donde quiera que sean. Y ya se sabe de dónde serán esos habitantes. Bueno, pero como no serán ellos quienes viajen, no hay porqué preocuparse, ¿cierto?
¿Será que en Inglaterra aceptarán a los vacunados con las vacunas chinas, rusas, norteamericanas, cubanas, alemanas, etcétera?, ¿o viceversa? Pues todavía no se sabe absolutamente nada de cada uno de sus agentes antivirales aplicados de manera masiva. Una pista: Alemania prohibió la vacuna Pfizer para sus adultos mayores.
¿Y cuánto se demorará para aplicarse la segunda dosis? ¿Será que cuando unos ciudadanos ya tengan aplicada la segunda, la gente de los países pobres apenas va por la primera? ¿Afectará, eso señores de la OMS, la viabilidad de insurgencia de nuevas cepas?
¿Se imagina alguien cuándo terminarán de exprimir las multinacionales la necesidad de vacunarse el mundo, yendo de cepa en cepa, y con esos ritmos, hasta el fin de los tiempos?
La clave es que todavía no se sabe si estamos entrando a una película de terror. De mi parte, no lo dudaría un instante: ninguna de esas empresas ha demostrado real interés en la salud humana: les interesa el billete y nada más. ¿Protocolos? Ya se sabe que Trump intentó pasárselos por la faja para ganar su elección. ¿Será que de todas maneras logró cortar arteramente algunos nudos gordianos? Todo esto es tan tétrico que esta suposición macabra se quedaría corta. Léase:
“La Unión Europea y otros que bloquean la exención han optado por respaldar estos monopolios de empresas farmacéuticas sobre su propia salud pública y cualquier esperanza de un programa de vacunación global rápido. Las mismas empresas rechazaron el Fondo de Acceso a la Tecnología COVID-19 voluntario lanzado por la OMS al principio de la pandemia —el jefe de Pfizer calificó la iniciativa de "una tontería "—, mientras obtenían miles de millones de ganancias con las vacunas COVID-19”.
Entonces debemos prepararnos para luchar. Exigir que se resuelvan los asuntos relativos con los derechos de propiedad de las patentes, de dónde quiera que sean. Que se multipliquen las empresas productoras de vacunas, ahora impedidas por derechos de patentes.
Será nuestra lucha más lenta que la propagación del virus. Si dejamos que así sea primero estaremos muertos que ver los resultados. Necesitamos que nuestra velocidad de propagación tenga un R mayor que 3; es decir, necesitamos infectar 3 personas por cada cual.
Obsérvese que la velocidad de propagación de la vacunación está siendo menor que la tasa de infección que tuvo el virus. El tiempo que demoró que nos infectáramos es mucho menor que el de vacunarnos. ¿Cómo diablos lograrán salvar la economía así? ¿No era acaso ese su máximo interés? ¿Dónde están los aportes, similares a los que dieron a los bancos y otras grandes corporaciones, para sufragar el pago de las dosis?
¿Cuál será la tasa de infección de la nueva cepa? Nadie dice nada sobre esto. Ni siquiera la OMS tiene un dato.
¿Dónde están las IPS reuniéndose en mancomunidad para ofrecer alternativas a sus asociados? ¿Dónde están las modificaciones a la Ley 100? ¿Quién la impulsó que ahora no aparece, ni frentea la situación? ¿Para ponerlas a ganar plata si frentea, pero para atender a la población calla como ostra? ¡Así cualquiera es líder!
¡Trabajando siempre del lado de los que tienen el billete! ¡Qué rico!
“Mantener en secreto las patentes de las vacunas COVID-19 no ofrece ningún beneficio público demostrable para el esfuerzo pandémico mundial. En cambio, está conduciendo a decisiones políticas chovinistas que erosionan la cooperación y la confianza y prolongan la pandemia para todos!".
“El racionamiento artificial es lo que está impulsando el nacionalismo de las vacunas, pero la UE volvió a bloquear la exención en la reunión del Consejo de Derechos de Propiedad Intelectual Relacionados con el Comercio en la OMC el jueves pasado, alegando que se necesitaban patentes privadas para fomentar la innovación. Sin embargo, como han señalado otros, gran parte de la innovación de la industria se ha basado en décadas de apoyo público a la investigación y el desarrollo. De hecho, los gobiernos de todo el mundo han invertido hasta ahora 88.300 millones de euros en el desarrollo de la vacuna COVID-19”.
¡Todo es una vergüenza! ¡Y no se les cae la cara de tanta hipocresía!
Notas. Las citas son tomadas de La falsa escasez de vacunas y las tensiones comerciales de Social Europe.