En su espacio semanal de proselitismo en el periódico El Colombiano, el exgobernador de Antioquia Juan Gómez publicó el pasado jueves 22 de septiembre una columna bajo el título de Me equivoqué.
Leí los siete párrafos pensando hallar el acto de contrición que anunciaba, pero no encontré más que un ejercicio de ironía insípida.
Sin embargo, siguiendo la intuición y para no quedarme con las ganas, decidí abrir al azar un par de columnas del prohombre antioqueño con la intención de descubrir si el título de su columna podía tener una aplicación no retórica. Los hallazgos brotaron como espuma y de forma inmediata: tres afirmaciones completamente falsas sobre el proceso de La Habana, en mis tres primeros clics.
El 26 de mayo escribe: "Las armas no las entregarán, las conservarán guardadas (...)".
El 7 de enero, imaginando una supuesta carta del presidente a los guerrilleros y con el derroche de buen humor que caracteriza a la ultraderecha colombiana, escribe (afirmando que ya está acordado): "Les daremos unos territorios autónomos, (...) tierras donde no habrá presencia de nuestras Fuerzas Militares para que no los molesten."
El mismo 7 de enero afirma (afirmando que ya está acordado): "(...)escogerán veinte senadores y treinta representantes a la Cámara para que, sin someterse a las costosas y tediosas campañas, vayan a representarlos a nuestros cuerpos colegiados."
Pude haber seguido buceando en las columnas de Gómez Martínez o pude haberlo hecho en los escritos de Paloma Valencia o de cualquiera de los otros integrantes de la derecha extrema y en cada uno de ellos aparecerían mentiras flagrantes.
Pude haber seguido buceando en los escritos de Paloma Valencia
o de cualquiera de los otros integrantes de la derecha extrema
y en cada uno de ellos aparecerían mentiras flagrantes
Eso, en principio, no me parece tan grave: mientras los acuerdos no se habían publicado por completo —digámoslo para concederles el beneficio de la duda— se podía contemporizar con ciertas elucubraciones no fundamentadas. Pero que luego de la publicación de los acuerdos no se haya hecho un reconocimiento de los errores (y que en muchos casos se siga insistiendo en ellos) no es más que evidencia de mala fe.
Usted lo ha dicho, don Juan. Se equivocó. Es más. Sigue equivocándose cuando habla en ese plural grandilocuente (que a ustedes los laureanistas tanto les gusta) con frases como "así pensamos la mayoría de los colombianos". Tengo el pálpito de que el resultado del plebiscito se lo demostrará por enésima vez. Y de que usted, por enésima vez, lo desconocerá.
