Reconozco que jamás en mi vida se me hubiera ocurrido una metáfora tan certera, y al mismo tiempo tan brutal y cruel para definir la situación en que se encuentra políticamente Donald Trump.
Cito tanto la versión en inglés como en español pues en ambas se logran niveles de voluptuosidad y degustación, increíbles:
“Trump is in trouble, so he’s reaching for his ace in the hole: Hate”.
“Trump está en problemas, por lo que está buscando su as en el hoyo: Odio”.
La segunda es la traducción literal que da Google. No he metido la mano con mi precario inglés para pensarla.
Se necesita imaginación y, más que imaginación, fruición política e intelectual para deleitarse con el contenido. Trump buscaría hacer hoyo en uno, es decir una as, ¿en el hoyo 18?, para quedarse con el partido usando el odio como bate, como palo de golf. Claro, a Waldman le queda cerca la imagen de Trump jugando golf en Mar-a- Lago su sitio de recreo.
Sin embargo, es de una capacidad de síntesis estupenda, muy rara vez leída. Es certera, es cruel por estipular el odio como palo del gol para salir avante en el partido. Y, lo más cruel, terriblemente cruel y lastimoso: es cierto.
¡Hasta dónde hemos llegado! ¿Acaso no estamos hablando de la supuesta mayor democracia del mundo?
Entonces, ¿en qué quedan aquellos discursos grandilocuentes que se hicieron contra Stalin, Mao, Ceaucescu, Tito, por mencionar solo el ala izquierda?
Con semejante rabo de paja, mostrado tan insolentemente al mundo, qué batalla moral puede hacerse alrededor de aquellos simples mafiosos que se valen de la venta de drogas psicotrópicas para acrecer sus capitales y acabar con la juventud.
¿Y cuál es la reacción del Partido Republicano? Si este inmenso hueco se sigue abriendo, ¿cuántos cadáveres cabrán en esa tumba?
¿Y cuál la del Partido Demócrata? Con su trabajo electoral pareciera estar ocupado afilando lo cuchillos.
El articulista Paul Waldman merece mis respetos. Lo cito largo como un hito para valorar su coraje:
“This is a perilous political moment for President Trump, which means that it’s time to pay a visit to the well of resentment and hatred that got him to the White House”.
“Este es un momento político peligroso para el presidente Trump, lo que significa que es hora de visitar el pozo de resentimiento y odio que lo llevó a la Casa Blanca”.
¿Quién escribirá así en nuestro medio? Hoy, nadie. Es posible que ni siquiera Lucas Caballero, Klim, en su mejor época hubiera llegado a tanta altura y osadía.
Y de lo aseverado muestra un botón:
“Esta semana, el presidente promovió dos historias —una opresión imaginaria de granjeros blancos en Sudáfrica y el asesinato de una mujer de Iowa llamada Molly Tibbetts— que ofrecen una vívida ilustración de cómo él y todo el movimiento conservador utilizan el cebo racial para mantener la base republicana en un estado de agitación e ira, lo mejor es desviar la atención de los problemas que podrían debilitar la posición del presidente y su partido”.
Nos está mostrando cómo se juega la política en la cancha de golf. ¿En dónde, en qué país cercano he oído de algo parecido? ¡Qué memoria la mía!
“Comenzaremos con la historia de Mollie Tibbetts, que suena familiar: una joven blanca supuestamente asesinada por un inmigrante, a quien el presidente usa para argumentar a favor de las restricciones de inmigración y la elección de más republicanos. Esto es lo que dijo Trump en un mitin esta semana en West Virginia:
“Hoy escuchaste sobre el inmigrante ilegal que llegaba muy tristemente desde México, y viste lo que le sucedió a esa increíble y hermosa joven. No debería haber sucedido. Ilegalmente en nuestro país. Hemos tenido un gran impacto, pero las leyes son muy malas. Las leyes de inmigración son una desgracia. Los estamos cambiando, pero tenemos que conseguir más republicanos”.
Waldman sostiene que Trump señala con sesgo que la chica es “increíble y hermosa joven”, pues si fuera fea sería distinto. Claro que magnifica la víctima ante el elector republicano para enaltecer el odio y alimentar la rabia, sostiene Waldman. También desmiente que lo del supuesto inmigrante sea cierto. La realidad es más cruel, Trump revictimiza a la occisa tomándola para su fin perverso.
(…) “Pasemos ahora al segundo tema que Trump decidió llamar la atención esta semana: una teoría conspirativa de supremacía blanca”.
“El miércoles twitteó esto: le he pedido al Secretario de Estado @SecPompeo que estudie de cerca las invasiones y expropiaciones de tierras y granjas de Sudáfrica y los asesinatos a gran escala de agricultores. "El gobierno de Sudáfrica está ahora confiscando tierras a los granjeros blancos"
(…) ¿De dónde vino la historia?
Waldman tiene detectado el origen:
“Una tubería de odio que vierte su efluente en la Oficina Oval. Durante años, los nacionalistas blancos, los alt-righters, los neonazis y otros deplorables surtidos se han estado quejando de un presunto "genocidio blanco" que ocurre en Sudáfrica en torno al tema de la reforma agraria”.
Ni que estuviéramos ciegos y no fuéramos testigos en nuestro medio de la gigantesca concentración de propiedad de la tierra en todo el mundo. ¡Y todavía se quejan en Suráfrica! No es si no aproximarse someramente a leer a Piketty en su Capitalismo en el siglo XXI.
Pero Waldman saca todas castañas del fuego:
“Pero es posible que no se den cuenta de que no le importa la reforma agraria sudafricana. Para la próxima semana lo habrá olvidado por completo, del mismo modo que olvidará todo sobre Mollie Tibbetts una vez que haya sido reemplazada por otra "bella" niña blanca cuya muerte puede explotar con fines políticos. La única constante es que seguirá buscando nuevas formas de mantener enojados y atemorizados a los votantes blancos, con la esperanza de que puedan salvarlo de cualquier peligro político que enfrente”.
Claro, lo perspicazmente válido de todo este engendro es aclarar que esa cruel batalla todavía se da en el “no territorio”, del lenguaje. Detrás de Trump no habría hordas de criminales matando líderes sociales demócratas ni nada por el estilo.
¿No, todavía?
Recordemos con peligro que la convocatoria del Boston Globe a los medios para editorializar contra Trump por denominarlos como “enemigos del pueblo” ocurre luego de que se dieran ataques directos contra oficinas de periódicos y a periodistas.
Si el golpe de Manafort y Cohen, contra Trump se sigue profundizando y la pérdida republicana se profundiza, agudizar el odio dejará de ser simplemente literario y voluptuoso.
Sin embargo, habrá comenzado el fin… Hacer hoyo en uno todavía sigue siendo supremamente difícil, incluso en política. Desde mi percepción siempre será una chiripa. ¿Se atreverá a jugar así el partido republicano antes de abandonar a Trump a su terrible fin?
Pero hay algo todavía peor en esa abominable tragedia. ¿Alguien imagina a Pence de presidente?
¡Apaga y vámonos!
Nota. La cita es tomada del artículo “Trump is in trouble, so he’s reaching for his ace in the hole: Hate”, aparecido en el Washington Post, firmado por Paul Waldman. Las traducciones son de Google.
