El uribismo es un proyecto histórico: llegó al poder sin proponérselo y nació de la fobia hacia las FARC y el cansancio de una guerrilla que atacaba a su pueblo y jamás al bloque de poder
El uribismo se fue erigiendo sobre la violencia amparada en la lucha contra las FARC. Sin embargo, a su paso por el Estado se dio cuenta de que podía acaparar tierras y abrirle espacio de explotación al capital financiero e industrial.
El uribismo entendió qué tenía que tomar del clientelismo: cooptó tanto al partido liberal como al conservador, y luego lanzó su movimiento político, hoy llamado Centro Democrático. Con este se erigió en fuerza de poder nacional y regional, tal como ahora.
El bloque de poder económico en su afán de acumular plusvalía se alió con el uribismo político y hoy con la violencia terrateniente paramilitar conviven en la fase superior fascista del bloque de poder.
El uribismo quería más que política y ha creído que la sociedad le pertenece, por eso arrasa con todo: con las instituciones y la cultura. Es un credo de vida y de sociedad.
El uribismo entendió que la sociedad colombiana es fácil de explotar mediante el miedo, que ella no se alza y que quien lo intente se lo lleva.
Uribismo, clientelismo, iglesias negociantes de la fe y católica, empresarios y comerciantes avaros y terratenientes paramilitares, hoy constituyen la elite del poder del Estado mafioso colombiano.