El uribismo y otros cuentos de los hermanos Grimm

El uribismo y otros cuentos de los hermanos Grimm

"La palabra 'Uribe' es hoy un cuento, sus fanáticos se identifican con su relato, con sus modos, están de acuerdo con la superficialidad y profundidad de la narración"

Por: Óscar Santiago Vélez Muñoz
agosto 06, 2017
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El uribismo y otros cuentos de los hermanos Grimm

Este escrito es de carácter subjetivísimo, por lo tanto, no quiero dar cuenta de la verdad de las cosas; más bien es mi aporte al debate tan ruidoso que se hace por estos días.

Me he dado cuenta de lo caótico e inestable que es la conducta humana y más aún la de las sociedades. Es muy curioso cuando antes de dormir hago recuento de mi niñez y de mi adolescencia y me doy cuenta de lo mucho que he cambiado en mis posturas de ver al mundo. Solo espero nunca adoptar una postura de forma férrea, quiero que mi diálogo con la naturaleza cada día se amplíe más.

En una de mis regresiones nocturnas recordé esa rutina que llevaba mi padre de prender el televisor los domingos en la mañana para disfrutar de programas agrícolas, siempre me levantaba cuando estas se acababan y disfrutaba de la programación infantil, la cual iniciaba con una niña volando y cantando en japonés.

Los cuentos de los hermanos Grimm fueron parte de mi infancia, y los recuerdo especialmente por el contenido de sus historias, donde utilizaban el metalenguaje para crear ese doble sentido en sus historias, doble sentido que es difícil de descifrar, por ejemplo, las connotaciones  sexuales de la caperucita roja o las criticas a la cultura europea de antaño en la cenicienta.

Hoy me estoy preparando para ser politólogo, y algo valioso que me ha dado la academia es la de reconocer los cuentos que no son para niños, el comunismo es un cuento de progreso, así como la ilustración; Durkheim hizo un cuento para el capitalismo, Hitler hizo los suyo con el Lebensraum, la iglesia con la segunda llegada de Cristo, me he dado cuenta que el corazón de la política es el resultado de la dialéctica del hombre con su sociedad, o para hacerlo más corto, un cuento con el que se signifique.

Colombia fue muy hipócrita con García Márquez porque no se le leyó, si se le hubiese leído y leído bien, sobretodo Cien años de soledad, nos hubiésemos dado cuenta de su maestría, pues, su obra es la creación del cuento del colombiano, una declaración auténtica y perfecta de muestra condición.

La palabra 'Uribe' es hoy un cuento, sus fanáticos se identifican con su relato, con sus modos, están de acuerdo con la superficialidad y profundidad de la narración. Un relato de progreso económico descabellado y un modo de hacer las cosas a lo "macho macho" llevándose por encima a todo lo que estructura esta sociedad.

Los cuentos de esta naturaleza tienen un problema, pues, sin ansias de dar cuenta de una teoría, cuando se ejecutan como proyecto político llevan detrás consecuencias nefastas y en vez de generar desarrollo nos llevan hacia atrás "por eso el desarrollo no existe en Macondo, todo suele repetirse cada cien años".

Hay que prepararnos y ser humildes, el leviatán nos acecha.

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