Parece que el cinismo y los ataques contra la integridad moral se han puesto de moda en Colombia al momento de hacer campaña. Así lo ha hecho en reiteradas ocasiones el expresidente y actual senador del Centro Democrático: Álvaro Uribe Vélez. Este año inició haciendo uso de calumnias como herramienta política. El día 14 de julio de 2017 acusó vía Twitter al periodista y columnista de la revista Semana Daniel Samper Ospina, el tuit exactamente decía: “Federico Escobar protesta por ofensa del violador de niños, Samper Ospina, a Antioquia, ofensa publicada en semana”. Lo anterior, tuvo muchas críticas por parte de periodistas reconocidos del país que rechazaron el acto, incluso Daniel Samper optó por demandar al expresidente.
Es aquí donde vale la pena preguntarse: ¿será que la cultura del debate político se ha acostumbrado a realizarse por medio de calumnias? ¿Será que al senador del Centro Democrático y todo aquel que hace uso de estas estrategias de discusión sin altura se les acabaron las ideas para hacer campaña? Sinceramente, es poco coherente el hecho de que el senador Uribe haya impuesto acusaciones tan letales y sin argumentos.
Sin embargo y más reciente, el día lunes 2 de octubre de 2017 el expresidente Álvaro Uribe lo volvió a hacer. Según la revista Semana tras celebrar en la comuna 13 de Medellín el cumplimiento de un año en que el no triunfó en el plebiscito por la paz, el expresidente se despachó en contra de Claudia López y Sergio Fajardo. Además, los calificó de aliados de Santos, del terrorismo, y de la legalización de la droga.
Ahora, una cosa es calificar a López y a Fajardo de aliados del presidente Santos, lo cual no es grave, pero tampoco significa que sea cierto. Sin embargo, otra cosa muy diferente es tildar de terrorista a dos personas por el hecho de haber apoyado el sí en el plebiscito, lo cual es totalmente inaceptable en el debate político.
Partiendo de lo anterior vale la pena formular la siguientes preguntas: ¿Será que a Uribe le preocupa que no tiene la misma imagen de antes?, ¿será que al jefe del Centro Democrático le aterran los resultados del análisis de The Economist y las encuestas realizadas en estos últimos días por Blu Radio y Semana? o ¿será que hay algo que se esconde más allá de esa oposición contra los diálogos de paz?
Estos son interrogantes que la coyuntura política del país ha respondido y seguramente lo continuará haciendo. No obstante, quién sabe si a lo mejor tras la entrega de las armas de las Farc, la conciencia política de los colombianos empieza a ver una Colombia con necesidades que siempre han estado allí y ahora están tomando mayor relevancia, lo cual podría permitir la llegada al poder de nuevos líderes, ya que la gente se está aburriendo de dirigentes políticos que insisten en hablar de lo mismo.