Uribe: ¡¡sin virus y con corona!!
Opinión

Uribe: ¡¡sin virus y con corona!!

El expresidente es todo un renacido, sin virus y libre, ungido como profeta, se siente obligado a exorcizarnos con su homilía sobre el presente y el futuro del país

Por:
octubre 15, 2020
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Libre quien nunca ha estado preso, reaparece Uribe; no sale a defenderse en libertad como reclaman sus amigos, sale a embestir en libertad. Ya no tiene virus y exhibe corona de mandamás, está ungido como profeta, vestido de blanco se deja ver, su aspecto es el de una víctima que ha logrado escapar de las mazmorras a las que quiso reducirlo el demonio comunista que acecha y que él acusa. Está libre, por la virtud de la fe y de la patria, y se siente obligado a exorcizarnos con su homilía sobre el presente y el futuro del país.

Cualquiera diría, sin más, que este señor ahora sí está tocado, pero sea así o no, hay que tomárselo en serio. El neoprofeta bifronte, entre retador y resignado a la cruz que cree llevar encima por encargo de toda Colombia, dice que el reposo no hace parte de sus convicciones y que carece de voluntad para dejar de pensar en los intereses superiores de la patria.

Uribe sabe que lo más redituable que ha podido sucederle políticamente calculando, es que lo hubieran sometido a una pasajera y nominal privación de la libertad en su feudo. Ahora es todo un renacido; un salvado del virus letal y un sobreviviente de lo que él denuncia como una persecución temible a él, a su familia y a sus copartidarios. El expresidente, exsenador, pero vigente oráculo, quiere representar el papel de Danton, el hombre que tiene más voz ante el pueblo, perseguido por Robespierre, por el terror, y el terror es el comunismo, y el comunismo es cualquiera que se ubique incluso en la izquierda de la derecha. Uribe convoca a que el país no permita que corten su cabeza, cueste lo que cueste eso no puede suceder pues sería el fin mismo del país, la caída profunda y sin retorno.

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Uribe sabe que lo más redituable que ha podido sucederle políticamente calculando, es que lo hubieran sometido a una pasajera y nominal privación de la libertad en su feudo

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Así que anuncia ¡Ojo con el 22!, haciendo numerología, arte de catoptromancia. Él que fue elegido en el 2002, acaso denuncia que ha habido un interregno oscuro y se proclama para liberar en el 22 a toda esta sociedad equivocada, caída en el vicio; él, o en el menos bueno de los casos quien su mano e iluminación señalen.

La prédica que expresa una vez le ha sido levantada la medida de aseguramiento es en realidad, y así se compromete en hacerlo notar, un plan de gobierno:  este plan de regeneración se sintetiza en derogar la JEP y su impunidad; dar alivios al tejido social (¿qué entenderá por eso?); progreso en infraestructura (recuérdense varios de sus directores del Instituto de Concesiones); un referendo que disminuya el Congreso  (fuera Farc, fuera izquierda, fuera centro calificado de inútil); mejora de la alimentación escolar; más seguridad; ingreso solidario, reducción de la jornada de trabajo, garantías a las fuerzas armadas, y todo esto sacado de una balota de frases cortadas, planteado como un recalentado de ideas. En teoría al serle levantada la medida de aseguramiento Uribe solo quiere agradecer porque ha cesado la injusticia, pero al hacerlo piensa en el “presente y el futuro de Colombia”, ya que en últimas él encarna, o eso cree, esa conjugación de los tiempos.

Narcoterrorismo, proyecto socialista o el odio de clases del socialismo anulan las capacidades colombianas, dice; de manera que ojo con el 22 y para el 22 está su antídoto, el de un hombre que se define como controversial y altivo, guiado por la fe religiosa, por la patria, por las reflexiones que ha profundizado durante la detención.

Y uno se pregunta ¿qué significa todo eso, acaso que nos preparemos para larga vida hasta acabar con aquello que le repugna, con aquel horror herético que quiere tragarse al país?, ¿qué nos espera en el 22 si no quisiéramos ser salvados por el salvador? Cuánto cansancio más a un país cansado; un país que mayoritariamente por supuesto no quiere ser Venezuela con el régimen criminal que la aplasta, pero tampoco el púlpito del predicador.

 

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