Parece de verdad que le hubieran jaqueado la cuenta de Twitter. Álvaro Uribe, el hombre fuerte de Colombia, el hombre que conquistó a un país a punta de ráfagas de M-60 y bombardeos en la selva, Álvaro Uribe, el Vladimir Putin latinamericano, ahora anda con el cuento de que quiere gobernar con amor.
Lo que necesita San Andrés es un gobierno que proceda con Amor pic.twitter.com/upRX7rRpIH
— Álvaro Uribe Vélez (@AlvaroUribeVel) 14 de marzo de 2018
Parece casi tierno verlo en los tuits, hablando pasito y apelando al amor y a la moderación. Llega al punto de decir que incluso hay que votar Centro Democrático para luchar contra la polarización, porque ellos (CD) no son de izquierda ni derecha... ¿?
Ni derecha ni izquierda.
Recuperación democrática o camino al totalitarismo.Un país con seguridad,sin narcotráfico,estado austero y transparente,emprendimiento privado vigoroso,política social en expansión,instituciones independientes,pluralismo participativo @WRadioColombia
— Álvaro Uribe Vélez (@AlvaroUribeVel) 15 de marzo de 2018
Es casi delirante. Según él, si ellos son centro, ¿quién putas está a la derecha? Es casi preocupante que estuviera sufriendo una embolia o algo, pero luego comparas el discurso con el de Petro y todo tiene sentido.
Es una estrategia.
El amor, enseñan en cada clase de comunicación política, es el sentimiento más difícil de usar en campaña, pero el que más vende. Es el sentimiento superior. Petro ha intentado usarlo como caballito de batalla y detrás mete un odio abstracto. Uribe lo ha hecho al revés. Se ha dedicado a vender abiertamente el miedo —castrochavismo y Farc— y el odio —lo que sea medio izquierdoso— y ahora quiere meter en segunda posición un poco de amor. A todos les sirve un poco de melcochería en su discurso y esos 5.5 millones de votos podrían comenzar a crecer exponencialmente: el tipo sabe hablar y si deja de ser un destiladero de odio recuperaría muchos de sus antiguos adeptos.
Chocó, los he querido con todo el corazón,
Con Iván Duque y Marta Lucía Ramírez vendrá un Gobierno de afecto por la ciudadanía pic.twitter.com/jdKNbNOmT3
— Álvaro Uribe Vélez (@AlvaroUribeVel) 13 de marzo de 2018
Si bien creo que el de Petro es mucho más profundo y real, siento que Uribe se preocupa también por el país. No se sienta a maquinar todas las mañanas un plan malévolo para afectar un grupo X (y bastante grande de colombianos) sino que ese resultado va saliendo en la marcha. Siento que en el fondo el expresidente quiere lo mejor para el país, que cree fervientemente que lo que hace y quiere es lo adecuado... Así nos termine de hundir, él nos quiere arriba. Que su ego nos hunda es otra cosa.
Sin embargo, el cambio de discurso es interesante. No solo porque puede ayudar a bajarle un par de grados de calentura a la insultadera, sino que podría incluso cambiar cosas de nuestro subconsciente. Eso sí, importante que sea un cambio estructural, ontológico, y no publicitario, porque esa hipocresía se huele y apesta. Por ahora se ve un cambio pero gradual: sigue manteniendo sus insultos, sus acusaciones infundamentadas y su pasión por compartir portaluchos de tercera.