Verdaderamente, el hombre es el rey de los animales, pues su brutalidad supera a la de estos
Leonardo Da Vinci.
No hay mejor excusa ni mejor suceso en las redes que el reciente encontrón entre el expresidente Álvaro Uribe Vélez y el columnista Daniel Samper Ospina, para referirse y ver lo que hay en las vísceras de cada sector de la sociedad.
Y es que me voy a enfocar es en eso, en los sectores a los que pertenecen; este es de esos episodios públicos que no hay que dejar pasar para reflexión de todos… de todos, t-o-d-o-s, pero especialmente de políticos y periodistas que son los que nos ocupan en este caso en particular.
Siento decirles a los de un lado y a los del otro que me paro exactamente en la mitad porque no defiendo a nadie; más bien los responsabilizo y no por este hecho puntual, sino por los efectos que para los colombianos ha tenido el historial de sus actos, en distintos momentos, en diferentes escenarios… No necesariamente de coincidencia de políticos y periodistas en el tiempo, aunque su existencia y su ejercicio profesional los junte. Basta con mirar el antes y el después.
Mal haría en decir que son todos y que no ha habido cosas buenas. Claro que no son todos y sí ha habido cosas buenas; pero los que más posan de éticos y que más se rasgan las vestiduras, son tal vez quienes más debieran mirarse el ombligo. Y como no puedo ni debo generalizar, pues de lo que yo diga, al que le caiga el guante…
Dos fuerzas opuestas que halan cada una para su lado
sin un tris de autocrítica,
sin mirar el espejo retrovisor
En este episodio de absoluto desequilibrio equilibrado, es decir, desequilibrio en lo que se dice (reitero que hablo de los dos sectores), pero equilibrio cuestionable por ser el resultado de las provocaciones de un lado y del otro… ¿Y en qué termina? ¿Qué es lo que equilibra? La nada conveniente polarización; dos fuerzas opuestas que halan cada una para su lado sin un tris de autocrítica, sin mirar el espejo retrovisor, y menos de prudencia frente a un pueblo que recibe ejemplo y toma posición desde las palabras que emiten, desde las acciones que ejecutan.
Si se mira con justicia a las redes sociales, llegaron para darnos posibilidades maravillosas: para comunicarnos mejor, más rápido, con todos; para expresarnos, identificarnos; para ser tenidos en cuenta, ser escuchados; para afianzar nuestro sentido de pertenencia, hacernos la vida más fácil; para reencontrar amigos, familiares y –por qué no- hasta viejos amores. Pero… ¿qué estamos viendo? Las tripas de la condición humana… La miseria humana, su perversidad. No es que la sociedad esté peor, es que hoy la vemos abiertamente como ha sido siempre; tal cual es… ¡Inclemente!
Como a uno de todas maneras lo crucifican por opinar de lo que sea, y en lo particular me atoro si no digo lo que quiero decir, prefiero dejarlos con un video que fue viral hace unos meses, pero que cae como anillo al dedo y refleja mejor que mis palabras lo que quiero significar.
Se trata de un registro de la BBC en el que una iguana es perseguida por culebras hambrientas, y al que @korah_FF (un tuitero español exitosísimo) le hizo una narración subida de tono, pero cierta, creando un paralelo entre cuando se publica un trino (la iguana) y responden los lectores (las culebras, que hasta pueden estar al lado de uno). Aquí les dejo “Opinar en Twitter”:
OPINAR EN TWITTER pic.twitter.com/VPxScgVPZy
— k o r a h (@Korah_FF) June 22, 2017
¿La lección? Ni a un sector lo justifica el poder político, ni al otro la libertad de prensa. Los dos, en distintos tiempos, se han equivocado. Tienen que entender que sus límites se encuentran justo en el punto en el que debe surgir el respeto entre ellos mismos, y el respeto por sus públicos, por los demás.
¡Hasta el próximo miércoles!
