Esta semana dos de los tuiteros más cercanos a Gustavo Petro lanzaron una campaña homofóbica contra periodistas como Félix de Bedout, Daniel Samper Ospina y contra Sergio Fajardo y Claudia López señalándolos de tibios. Para los petristas es sinónimo de paramilitarismo no votar por la Colombia Humana. Como si fueran uribistas, los seguidores del senador hicieron mofa con eso de “querer ser seducidos” por la izquierda. Les pareció muy gay. La declaración, hecha por Félix en un trino, dio para que sacaran en limpio la homofobia natural de la izquierda colombiana. Petro no dijo una sola palabra al respecto. No rechazó nada. De pronto le pareció bien.
Desde estas páginas se informó de la intención del líder de la Colombia Humana de alejarse de personajes como Levy Rincón para quien el mundo se divide entre hijos de puta y malparidos. Las groserías le han atraído cientos de miles de seguidores en un país en donde ni siquiera los antiuribistas leen, pero también el rechazo de influenciadores de opinión con peso verdadero. Ante la información que publicamos salió Andrés Hernández, jefe de prensa del senador, a desmentirnos, a prácticamente pedirle perdón a Levy. Petro prefiere ganarse la inquina de Samper Ospina que quedarle mal a Rincón. Eso es atractivo, pero no deja de ser peligroso en un país de clanes.
Petro es genial, ese es su principal problema. Como todo genio es autodestructivo, egocéntrico, inabarcable. Por eso prefiere mil veces a un barra brava como Gustavo Bolívar que a un excompañero del M-19 como Antonio Navarro. El constituyente es demasiado inteligente para aceptar al senador como el mesías que salvará a Colombia del infierno uribista. Bolívar es un hincha, un fan capaz de reducir a la policía entera y al ejército a la categoría de asesino. Pedirle a Bolívar un proceso mental en un trino es tan inútil como esperar sensatez de Iván Duque quien, de espaldas al país, dijo esta semana que acá no había ningún estallido social sino “un estallido de emprendimiento”. Antes sobrevivimos con estos tipos gobernándonos.
Bolívar es la razón por la que muchos no queremos darle el voto a Petro. No nos parece alguien serio ni responsable. Ni siquiera nos parece un loco sino un tonto, un trinador radical al que le gusta cazar peleas con los del Centro Democrático. Sí, tiene razón Rafael Nieto Loaiza cuando dice que es un incendiario. Mientras cada vez Bolívar trina con la ferocidad de los Levy los que estamos indecisos nos desilusionamos más y nos vamos acercando al Centro y nos parece un candidato hermosísimo Alejandro Gaviria y nunca jamás le daría el voto a Fajardo. Prefiero no votar. Sabemos que el país necesita un cambio pero no sabemos si lo mejor es votar por un tipo al que le gusta ir siempre contra él mismo.
____________________________________________________________________________________________
Los indecisos nos vamos acercando al Centro y nos parece un candidato hermosísimo Alejandro Gaviria y nunca jamás le daría el voto a Fajardo
____________________________________________________________________________________________
En las elecciones pasadas, las del 2018, fue incapaz de condenar con vehemencia la dictadura chavista. Muchos fajardianos que no votaron en segunda vuelta pero no querían que ganara Duque se hubieran decidido por Petro con solo decir “Maduro es un dictador”. Debería aprender del propio Chávez quien, para llegar al poder en las elecciones de 1999, se vendió como un demócrata que no tendría empacho en hacer negocios con los grandes empresarios del país. Hablando de eso, la reunión con Bessudo terminó significando para el empresario el rechazo de buena parte de la comunidad judía que ven con malos ojos a alguien que ha condenado, con justa razón, la invasión israelita a territorio palestino. No, los empresarios le bajarán el pulgar a Petro. Ni bobos que fueran.
Las arengas futboleras de Bolívar a la Primera Línea le terminarán haciendo muchísimo daño al senador. Mucho cuidado con estos muchachos. Si bien esto arrancó como una defensa a la infame y probada violencia policial ya hay casos que invitan a bajarle un poco al entusiasmo que hay en torno a la Primera Línea. Sé que en Puerto Resistencia ya hay armas entre algunos de estos autodenominados guerreros y cada vez son mayores las denuncias sobre la degradación que se está viviendo el Portal Américas que alguna vez fue el símbolo del justo levantamiento del pueblo contra un gobierno nefasto.
No, Petro tiene que rechazar con vehemencia estos actos de violencia. Tiene que condenar el secuestro de cuatro SITP en la carrera 80 o el vil acto de poner un cable en una vía para decapitar al primero que pase. No puede relativizar la violencia. Es mala señal. Era fácil desmarcarse pero él parece sentirse cómodo con los Levy que le lamen las botas.
Y si no se presenta Alejandro Gaviria y al final quedan María Fernanda Cabal y Petro pues cerraré los ojos y me aferraré a la diosa Carolina Sanín quien dijo hace poco en su twitter:
Votaré por la izquierda porque creo que también ellos deben tener la oportunidad de tirarse al país y sabrán aprovecharla, así como la aprovecharon los otros. A lo mejor esa es la única igualdad de oportunidades posible en Colombia: un cambio de burocracia.
