Después de la difamación del señor Alvaro Uribe, quise analizar este tipo de comportamiento desde la perspectiva kantiana, la cual en la gran mayoría de debates en Colombia era la excusa válida que permitía o autorizaba a este señor a obrar de esta forma. Teniendo en cuenta los debates en Semana en vivo y en Blu radio, la razón de este hecho, según los defensores de este tipo de comportamiento, es que si a él y a toda su colectividad la difaman, ¿por qué él no puede difamar?
Por casualidad de la vida se me cruzó el libro Introducción a la filosofía moral de James Rachels y en el capítulo Kant y el respeto a las personas aparece un dicho que representa este tipo de comportamiento: “ojo por ojo, diente por diente” o también conocido como retribucionismo. Ahí, además, aparece un ejemplo interesante de Kant acerca de esto:
Si alguien que gusta de molestar y acosar a las personas pacíficas tropieza finalmente con uno que le propina una buena paliza, esto es desde luego un mal, pero todo el mundo lo aplaude y lo considera bueno en sí, aunque no resulte nada más de ello.
Por lo tanto, desde esta corriente filosófica castigar a los delincuentes ayuda a prevenir el delito o por lo menos a reducir el nivel de actividad delictiva en una sociedad. Pensando en el caso particular actual con la difamación, castigo que da el señor Uribe, tal vez pueda disminuir la difamación de los periodistas en su nombre y a los de su colectividad. Sin embargo, es acá donde suscita uno de los grandes interrogantes acerca de si el castigo puede disminuir la conducta. Podríamos acaso pensar en nuestra sociedad que las noticias falsas de un grupo (X) podrían ser disminuidas por las noticias falsas de un grupo (Y).
Es interesante pensar en esto, ya que en nuestra justicia y en nuestra historia, el ojo por ojo y el diente por diente, no han llevado a disminuir, sino que han generado más violencia, odio, desigualdad, polaridad y muerte.
Desde mi punto de vista y revisando un poco más la teoría kantiana, el actuar moralmente para él es "obra solo según aquella máxima por la cual puedas querer que al mismo tiempo se convierta en ley universal". Esto desde mis propias palabras sería algo como haz las cosas sin pensar en las consecuencias, pero pensando si esa acción al ser realizada por todas las personas bajo todas las condiciones (ley universal) podría ser permitida. Esto nos lleva a una disyuntiva racional que implicaría que la difamación como castigo sería una máxima que podríamos utilizar todos para castigar a un difamador, lo cual sería desde mi punto de vista un no rotundo. No quisiera que esto se vuelva una máxima y menos una ley universal.
Surge una gran inquietud a raíz de esta perspectiva ¿solucionamos el problema con el castigo del ojo por ojo? Porque lo que yo siento es que agrava mucho más la situación, la agudiza, la deplora y la ubica en una situación donde ya nadie sabe a quién creer, porque posiblemente todos estén difamando. Además, la sitúa en un punto donde no sabemos quién es el victimario y quién es la víctima.
Esto se vio muchos años atrás, y por ende se tomó que el retribucionismo no podría ser ojo por ojo sino que se debería castigar usando el Código Penal. Desde este punto de vista, el castigo está contemplado en el artículo 220 INJURIA. El que haga a otra persona imputaciones deshonrosas, incurrirá en prisión de dieciséis (16) a cincuenta y cuatro (54) meses y multa de trece punto treinta y tres (13.33) a mil quinientos (1.500) salarios mínimos legales mensuales vigentes. Con esto, lo que se desea es frenar el acto moralmente negativo y realmente persuadir a las personas de hacerlo. Teniendo en cuenta esto, ¿por qué si sobre el señor Álvaro Uribe y su colectividad hay injurias constantes no guían sus esfuerzos usando el Código Penal?
Entonces, ¿cómo abordar este problema? Podría usarse la versión utilitarista que a diferencia de la Kant lo que importa es el efecto de los actos, es decir, hay que pensar en las consecuencias y teniendo en cuenta las consecuencias lo que se debe hacer moralmente hablando es todo aquello que lleve al incremento de la felicidad o disminuya la infelicidad. Por lo tanto, la doble difamación termina siendo un acto poco moral utilitarista teniendo en cuenta que el acto de difamar es moralmente malo para el que lo hace, como para el que lo recibe. En consecuencia, pensar utilitaristamente lleva a una doble infelicidad, pero si se recurre al Código Penal desde esta vertiente, el que castiga no tendrá cargas morales y solo el que infringió es el que por este acto será castigado.
Karl Menninger dijo:” Nosotros, los agentes de la sociedad, debemos intervenir para terminar el juego del ojo por ojo y diente por diente en que el ofensor tontamente se ha metido y nos ha metido a nosotros. No estamos orillados, a realizar acciones bárbaras e impulsivas. Con el conocimiento viene el poder, y con el poder no hay necesidad de la temida venganza de la antigua ciencia penal.”
¿Por qué nosotros en este momento no paramos la violencia verbal, las injurias, el maltrato, la guerra verbal a las personas que piensan diferente? Los políticos realmente son los únicos vencedores de estas acciones que buscan marcar más la polarización del país. Con una sociedad separada es perfecta la frase de “divide y reinarás”. Con esto, los políticos son realmente los grandes ganadores. En la historia colombiana el problema no ha sido de derecha, centro o de izquierda, ha sido de corrupción continua, y aunque los políticos digan que estamos en una crisis política, lo real es que estamos es en una crisis moral.