Sus palabras asustaron a quienes compartían esa mesa redonda. Pero solo los palos y las piedras pueden herirnos, dicen algunos. Las palabras son el instrumento preciso para esparcir una ideología especial y cargada de miedo.
En estos tiempos en que el capitalismo ha sido aceptado con toda naturaleza por Colombia ( a puertas de la ODCE) el Doctor Uribe considera que el proceso de paz va a imponer en Colombia otro modelo de desarrollo económico. Un foro internacional en el que representaba a Colombia manifestó que la minera legal se va. Que la confianza inversionista no es la misma. Que ha aumentado la extorsión. Que los impuestos han crecido. Que la producción de cocaína aumenta día a día y que el estado será controlado por un grupo narcoterrorista.
Esos miedos y otros que como colectividad comparten en el Centro Democrático se cuelan en quienes no han desarrollado una conciencia crítica de la realidad social en la que nos encontramos.
Con brevedad tratare de conjurar algunos de estos miedos.
La minera legal no se va. Solo que a quienes habitan el territorio se les está preguntando si quieren o no explotación minera como parte de sus vidas. En años anteriores no se preguntaba solo iban comprando y callando a quien no estuviera de acuerdo.
La confianza inversionista no es la misma. Ha mejorado, quizás la fragilidad de nuestro sistema a permitido a otros países hacer jugosos negocios a cuesta de nuestras necesidades de infraestructura, servicios públicos y salud por mencionar algunos aspectos en donde los capitales extranjeros se han multiplicado.
La extorsión y los impuestos han aumentado. Pues si, problemas que tenemos que denunciar.
Hay más hectáreas de coca, lo que supone que hay menos hectáreas de tomate, papa, frutales, arroz, granos, pero también hay menos mercados para que el campesino promedio colombiano venda sus productos. Es más para que un país "tal" compre el producto el campesino debe comprarle la semilla y esa semilla no produce más semilla y debe echarsele los químicos que vende tal país. El bloqueo de los mercados al producto rural colombiano es quizás una de las razones por la cual lo rural se ha enfocado a un producto que les encanta a un segmento de la población internacional. No nos compran tomates ni cebollas pero nos compran coca.
Es importante aclarar que Colombia quizás es un gran productor, pero eso no quiere decir que sea el país que mas mueve plata con el negocio.
Si, acá está el que embarca la tonelada, el que pone los químicos, pica la hoja, el pellejo, aquí queda la mayor cantidad de sangre que cuesta el producto. Pero y el que la recibe al otro lado. El que la voltea al efectivo, el que la liga, el que la pasa. Son los intermediarios los que se quedan con la mayor parte del producido del negocio y esos personajes, no se encuentran en Colombia. En el mundo del narcotráfico Colombia es el país que menos gana. En nosotros quedan las secuelas de la fumigación, nosotros ponemos los niños para que raspen la hoja, ponemos la carne que atraviesan las balas, nosotros ponemos los hombres y las mujeres para hacer el polvo mágico pero los caudales de dinero no llegan ni a los grandes capos colombianos que nos han querido vender como los más duros del negocio. Duros pero para juntar los kilos. ¿Dónde esta la plata del narcotráfico?
Pues una cosa si es segura : no está en Colombia, acá queda el fondo de la paila. La crema está en otro lado.
También se nota que su discurso se estructura desde el miedo a las FARC, sus dos campañas las impulso el miedo a su existencia y actualmente cuando están a punto de dejar de existir también impulsa su ideología desde ese miedo.
Con todo respeto voy a utilizar un mecanismo uribista para debatir al respecto y realizaré el paralelo refrito entre el proceso con los paramilitares y las FARC.
El Gobierno de Uribe afirma que combatio al paramilitarismo, lo desmontó, lo sometió a la Justicia y a la Reparación de Víctimas, llevó a muchos de sus integrantes a la cárcel y extraditó cabecillas.
Sin embargo, es importante comprender que la ideología del paramilitar es afín a la del uribismo. Si bien los uribistas no incitan a matar a nadie, transmiten en su discurso el miedo al otro. Es quizás una de las razones por las que paramilitares que masacraban a los campesinos que tenían ideologías y formas de entender la vida diferente, terminaron apoyando a políticos afines a las ideas de Uribe.
Por otro lado, la Ley de Justicia y Paz no resultó ser efectiva y el paramilitarismo no se desmontó, mutó en otras formas y dinámicas y se encontró, gracias a la corte Suprema de Justicia, cómo había permeado la mayor parte del estado, agencia de inteligencia incluida.
Luego para que las FARC llegen al poder. Necesitan algo más que dinero. Necesitan los votos que están en las ciudades que se encuentran inmersas en sus propias pasiones y particularidades y no dejan espacio para la reflexión y la crítica.
Mientras tanto el uribismo pierde votos día a día con ese afán de esparcir esa ideología en la que impera el miedo.