Enhorabuena el país empezó a debatir sobre lo corrupto que está el establecimiento y la clase política, ya era hora, después de quitarnos la cortina de humo de las FARC, empezar a escarbar hondo examinando lo podrida que está nuestra clase dirigente. Muchos líderes políticos y de opinión han pasado su vida luchando contra la corrupción, Fajardo, Robledo, Mockus, Claudia López, Antonio Navarro, Ariel Ávila, Alonso Salazar, Héctor Abad, Camilo Romero, hay mucha gente buena en el país, en todos los partidos, de todas las corrientes ideológicas, pero, ¿Uribe y Ordóñez marchando contra la corrupción?, es como si Santos marchara contra la mermelada, Maduro contra las dictaduras, Samper contra el 8.000 o Trump contra el racismo. Es una burda y exagerada contradicción más del realismo mágico que parece estamos condenados a vivir en Macondo.
¿Cómo es posible que uno de los gobiernos (el de Uribe) más corruptos de nuestra historia y, un exprocurador destituido por comprar su relección, ahora convoquen una marcha contra la corrupción? La respuesta: el poder, estamos ad portas de un año electoral, donde se va a reconfigurar nuestro Congreso y la presidencia de la República, ellos dos, por supuesto, quieren llegar al poder, unidos o separados, quieren llegar, para seguir protegiendo sus intereses y los de sus amigos (narcos, paramilitares, terratenientes, burgueses, bandidos). Para los que no recuerdan, o tienen corta memoria, o se la pasan muy ocupados viendo la historia del sicario de Pablo Escobar, “Alias JJ” por Caracol, les recuerdo que del Gobierno de Uribe han enviado a la cárcel a Bernardo Moreno y Alberto Velásquez (ambos ejercieron como secretario general de su presidencia), César Velásquez su Jefe de prensa, Mauricio Santoyo su jefe de seguridad, Jorge Noguera el director del DAS (su policía política), María del Pilar Hurtado directora del DAS, Andrés Felipe Arias exministro de agricultura (hoy prófugo de la justicia), Diego Palacio ministro de protección social, Sabas Pretelt de la Vega ministro del interior y de justicia, Mario Uribe, su primo condenado por llegar al Congreso con ayuda de los paramilitares, más otros tantos militares, congresistas, gobernadores, alcaldes, todos uribistas, todos condenados. A Ordóñez lo destituyeron por comprar su reelección, además usó su cargo para proteger sus intereses ideológicos, ajenos a los de un Estado Social de Derecho, ¿no es acaso eso corrupción?
No esta bien que esta gente tome la bandera en ese tema. Que salgan a marchar por la exclusión, la guerra, la represión, por eso sí deben salir a marchar, pero que salgan a marchar contra la corrupción, es creer estúpidos a los colombianos. El meollo del asunto está en el 2018, saben que si Colombia sale del cuadrilátero FARC-Santos-Uribe-Paz, les quedará muy difícil el discurso en el debate presidencial, ahí, en ese terreno de la guerra, ellos tienen la batalla electoral ganada, ni toda la izquierda unida con el establecimiento, ni Peñalosa votando igual que Petro, ni Piedad Córdoba votando igual que Santos, ni Claudia López votando igual que Roy Barreras y los Ñoños, pudieron vencer al uribismo en el plebiscito, ni lo podrán hacer en el 2018, por eso el tema de la corrupción es la mejor salida de ese cuadrilátero pantanoso en el que nos tienen hace casi dos décadas, esa lectura ya la tiene Uribe y Ordóñez, por eso quieren marchar, apuntan a lograr dos cosas, o desgastar el tema quitándole relevancia y legitimidad, o adueñarse de él, como outsiders contra el “establecimiento corrupto de Santos” para llegar al poder. ¿Queremos seguir hundidos en un mar criminal de mafias, corrupción y guerra? Salgan a marchar el 1 de Abril.