Si tenía dudas de que la grafología es una ciencia inútil, nada más vean las cosas que dijo a Caracol Radio la grafóloga Rita Karanauskas en una entrevista al programa 6 A.M 9 A.M. La experta, de origen lituano, analizó la carta que desde la Picota escribió a mano Uribe Noguera después de recibir la condena de 51 años. Una de las grandes conclusiones de la grafóloga fue "él le tenía cariño a Yuliana porque se refiere a ella por su nombre, no creo que la quisiera matar".
¿Es justo someter a una familia que sufre a una revictimización? ¿Es tan profunda la bajeza moral, la intrascendencia y la tontería de nuestros medios que son capaces de exponerse a este ridículo por sumar unos cuantos oyentes más?
Desde el principio hubo un sesgo. ¿Se acuerdan que los medios no querían decir el nombre del asesino a pesar de que sabían quien era desde la tarde del domingo? Este caso fue llamativo porque un rico, un hombre de la alta sociedad, bien educado, puro Gimnasio Moderno, era capaz de violar, torturar y matar a una niña de ocho años. Pero Yuliana siempre fue una actriz de reparto. Incluso en la entrevista Darío Arizmendi se refiere a Yuliana como “peladita”, “el presunto asesino de la peladita”
A Caracol se le fueron las luces. A falta de información, de fuentes sobre lo que pasó, llamaron a una profesional "de alto prestigio intelectual", autora de libros y salida de "la prestigiosa Universidad del Rosario". Karanauskas dice que el asesino nunca pide perdón y luego va cerrando con la perla del análisis. Habla de lapsus calamis y otro poca de cosa que yo no entiendo y que ninguno de los mortales podemos entender. La perla es la siguiente: aunque dice que no sabe porque no lo conoció, "Uribe Noguera le tenía aprecio a Yuliana Samboní" sólo porque escribió su nombre en mayúscula. Si la grafología no fuera la más inútil de las ciencias, uno podría colegir que esta señora es una malintencionada. Aunque también vendría siendo mi opinión. Otros deberán pensar que la grafología es de las ciencias más exactas que hay, tan exacta como lo era la ya descartada teoría científica que mediante la forma de la cabeza se podía saber si una persona era o no un asesino en potencia.
No seguí escuchando más. No quería oir una sola palabra. Aún retumbaba el macabro relato de la Juez ayer mientras leía la sentencia de la crueldad con la que la “Peladita” Samboní vivió sus últimos instantes de vida. Qué horror los medios y estos 'grafólogos' en Colombia, qué horror!