En otros tiempos la información consistía en un monólogo entre los medios de comunicación (prensa – radio – tv) y el ciudadano. Igual que entones, la manipulación mediática de los grandes medios dueños de la palabra, cautivaban al espectador con un bombardeo de informaciones de todo tipo, con el propósito e inclinar la aguja electoral en un sentido u otro. Aunque podríamos decir que eran más éticos.
Ahora estamos frente al diálogo ciudadano gracias a las “redes sociales”, pues con este mecanismo de intercambio, se puso fin al monólogo y la propiedad de la palabra en los grandes medios, para trasladar a la red la tertulia de las tiendas y las esquinas.
Aunque los grandes medios luchan por mantener la hegemonía de la información, la ciudadanía les responde en sus propias plataformas, y lo ocultable se convirtió en inocultable.
El ciudadano de redes, aunque gracias al medio tiene acceso a informarse desde diferentes fuentes, sucumbe con mucha facilidad a la guerra mediática y los memes; porque no acostumbra a leer más de 20 segundos.
Se queda en el titular y rara vez pasa al contenido, y si pasa es raro que trate de investigar de fuentes confiables, para comprobar si lo que lee es cierto o es falso, o lo que es peor aún, es una mezcla de las dos, haciendo más difícil de detectar la verdad.
En otras palabras, las bondades de interactuar sin límite de tiempo y lugar pueden llevar a informarse y una cultura mayor entre los internautas, también, la avalancha de desinformación es igual o más creciente que el contenido veraz.
¿Quiénes aprovechan esto? Los políticos que prefieren recurrir a los fake news o la posverdad (mentiras emotivas) para cautivar a un amplio público ingenuo y perezoso de investigar. Por esto se hace tan popular la guerra de memes y facilita el trabajo de las bodegas encargadas de difundir mentiras y difamaciones.
En este caso, entre lo que propone Uribe y lo que propone Petro tiene grandes similitudes en el sentido de lograr paz, pero entre “amnistía general” y “perdón social” hay una gran diferencia.
Una amnistía genera dar por cerrados procesos jurídicos y penales, dentro de algunos términos y condiciones que la reglamenten.
Un perdón social, significa oportunidad de resocialización y reconciliación entre los diversos actores y afectados directa o indirectamente, y en ningún caso implica cesación alguna de procesos jurídicos ni impunidad.
En otras palabras, aunque en dos extremos y variaciones de propuesta, ambos se acercan en la misma intención y es, lograr pacificar a Colombia.