En Medellín, mientras corría en el calendario el año 1952, en el ceno de la Familia Uribe Vélez, nacía un niño. Todo esto, por coincidencia o destino, sucedía el 4 de Julio, la fecha de Independencia del país que más guerras ha ocasionado en la historia del mundo contemporáneo. Álvaro, fue el nombre elegido, para bautizar al nuevo miembro de la familia por el ganadero Alberto Uribe Sierra y su esposa, Laura Vélez Uribe. Laura, posteriormente llegó al Senado de la Republica, tras su papel fundamental en el plebiscito de 1957 por los derechos, políticos, de la mujer en nuestro país.
Aun cuando empezó en la política, no directamente desde el campo electoral, logró varios “triunfos” en sus nombramientos como Jefe de Bienes de las Empresas Publicas de Medellín en 1976 y Secretario General del Ministerio del Trabajo, el año inmediatamente próximo, pues en ambos casos, era uno de los candidatos a quedarse con el cargo público, con menos posibilidades, principalmente debido a su juventud. En 1980, fue nombrado en su cargo más importante, hasta ese momento, con tan solo 27 años de edad. La Dirección de la Aeronáutica Civil, era suya, tras el nombramiento del Presidente de la Republica Julio Cesar Turbay. Su “brillante” gestión, se basó en llenar de concreto al país, expidiendo licencias para nuevos aeropuertos. Cuando, tras repasar la historia de la aviación en Colombia, en ese momento lo que más se necesitaba era, que se diera una mejora en cuanto a términos de seguridad. Un logro importante, fue el implementar la operación nocturna de ciertos aeropuertos, de trascendencia rutilante para nuestra nación. En 1982, cuando es nombrado alcalde de Medellín, por el gobierno de Belisario Betancur, lideró “Medellín Cívico”, un proyecto que, en realidad, es en cuanto a letras uno de los pocos en nuestro país, perfectamente organizado. Solo en cuanto a letras, reitero. Su mandato, no llegó a cumplir si quiera un 15%, de la duración total, debido a sus posibles vinculaciones con grupos dedicados al narcotráfico, en el departamento de Antioquia. En 1983, tras unas amenazas fuertes contra su familia, dejó el cargo. Durante 1984 y 1986, estuvo sentado en una silla en el Concejo de Medellín, luego de recibir un apoyo superlativo en las urnas. En su periodo como Senador de la Republica, entre 1986 y 1994, fue galardonado con premios como el mejor Senador, Senador estrella y Senador con las mejores iniciativas. Quiérase o no, triunfos al fin y al cabo también. Personalmente, no entiendo como una persona que fue ponente de la Ley 100 de 1993, que desangró a la salud de los colombianos durante años, o la Ley 71 de 1988 y su polémica Reforma Pensional. ¡Ah claro! Hablamos de Colombia, no de un país donde tengamos memoria.
En 1995, llegó a la Gobernación de Antioquia, con solo 418 votos de ventaja sobre su rival en las urnas, Alfonso Nuñez, del Partido Conservador. Extraño que tan pocos votos, decidieran el futuro de tantos. ¡Ah claro! Hablamos de Colombia, un país donde, como el domingo pasado, unos cuantos decidimos por los demás perezosos e irresponsables que no salen a votar. Lo particular de este Gobierno, sinceramente hablando, es el éxito rutilante que tuvo; por supuesto, sin ser perfecto. Ampliando la cobertura en la educación pública del departamento, mejorando el estado de las carreteras y subsidiando la salud de más de un millón de antioqueños, en Colombia, se hablaba del más grande gobernador de la historia, de cualquier departamento del pais. Mi única duda hasta este punto es ¿Acaso esas no deben ser las metas logradas por cualquier gobernador de un departamento? ¡Ah claro! Hablamos de Colombia, un país donde cualquier labor “honesta”, por mínima que sea, nos sorprende pues estamos acostumbrados a que nos roben en la cara. Pocos, en ese momento sabían lo que pasaría, tras la creación de las CONVIVIR, por eso en su momento se aplaudió su implementación. Entre el 2002 y el 2010, fue el Jefe de Estado de mi país. La política de seguridad democrática, su guerra directa contra el narcotráfico y las FARC, fueron los pilares de esa elección popular. La Ley de Justicia y Paz, incluida en la desmovilización de las AUC, fue algo que a muchos no les importó, en su momento, pero fue uno de los más grandes abusos de poder, en la historia de Colombia. Los falsos positivos, el afán de aprobar un TLC sin ser negociado de forma efectiva, la desaparición de Colombia, del contexto político latinoamericano por su constante rivalidad, inadecuada por demás, con gobiernos de Venezuela, Ecuador y Nicaragua, fueron otras de sus malas movidas, en la máxima magistratura de Colombia. ¿Después de todo esto, podría una persona elegir a Uribe para volver al Senado? La respuesta a vuelo de pájaro es NO. Entonces ¿Por qué ganó de forma rotunda el pasado domingo? ¡Claro! Hablamos de Colombia, en el 2014, un pais donde todos manifiestan su “indignación” por Facebook y Twitter, pero no salen a votar.
A manera de conclusión. Uribe, probablemente sea el ciudadano más exitoso de los últimos años del pais, todo por una razón. Somos un pais muy “extraño”. En Colombia, se nos olvida todo muy rápido. En Colombia, no somos responsables, políticamente hablando. En Colombia, los medios son ampliamente manipulados por poderes políticos. En Colombia, es más fácil enseñar a un menor de edad a fumar que a amar la lectura. En Colombia, nos importa más “Protagonistas de nuestra tele”, que conocer a fondo a los que van a decidir por nosotros, en el congreso. En Colombia, no tenemos idea de cómo cambiar el pais, pero cuando alguien trata de abrirles los ojos a los demás, unos pocos se dedican a querer poner una doble venda sobre el pueblo. En Colombia, muchos me van a llenar de ofensas, a continuación, por “hablar mal” de mi país. En Colombia, nos odiamos entre los ciudadanos de a pie, por líderes, que entre ellos se abrazan, porque no somos más que unos peones, en ese enorme tablero de ajedrez.
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