Al mejor estilo de las grandes ligas de futbol como lo es el Real Madrid y el FC Barcelona los dos mejores equipos del mundo, los partidos políticos ya han reforzado sus planteles mostrando sus nuevas estrellas de la próxima temporada.
Así anda por estos días el expresidente Álvaro Uribe Vélez, luciendo sus nuevas y muy jóvenes adquisiciones.
Jaime González es uno de los más recientes fichajes del mercado uribista y la adquisición más exótica y original que ha podido obtener en años, causando un revuelo poderoso, aunque muy positivo al interior del único partido de “derecha” que existe en Colombia, pero que a manera de epigrama irónico se hace denominar Centro Democrático (C.D). Jaime G sería el Messi que alegóricamente hablando desde las inferiores promete no solo ser una figura de merchandising, sino el nuevo influencer político, cuyo halo y reputación potencial fortalecerá la credibilidad de este partido.
El “presidente Uribe” como muchos en el país todavía lo llaman, quitándole el “ex” y otorgándole como eterno el título de suprema autoridad nacional, jefe de estado perpetuo y líder máximo de las Fuerzas Armadas para muchos de sus correligionarios, está entrando en la tendencia mundial de fortalecer el activismo juvenil dentro de sus filas. Todo al estilo de la Alt Right, derecha alternativa de los EE.UU., que tiene a Jared Kushner, el yerno de Donald Trump como modelo de liderazgo, junto a Ben Shapiro comunicador y abogado de Harvard; estos dos lideran la poderosa ebullición del neoconservadurismo norteamericano. Ellos están obsesionados por los valores, el apoyo a la causa sionista, la lucha frontal contra el aborto y todo la tendencia en aumento producida por la Teoría Queer que rechaza la clasificación de los individuos en categorías universales y fijas, así como las categorizaciones sociosexuales de la historiología, la filosofía, la antropología y la sociología tradicionales.
La tendencia de jóvenes en el poder se ve reflejada con las edades de los presidentes de los últimos años a nivel mundial: Justin Trudeau, 45 años, Canadá; Emmanuel Macron, 39 años, Francia; Leo Varadkar, 38 años, Irlanda y Sebastian Kurz, 31 años, Austria. Todos ellos formados desde muy temprano.
El mismo Uribe es un ejemplo de fenómeno político joven en ascenso: fue alcalde de la ciudad de Medellín a los 30 años (1982), senador de la República a los 34 años (1986), gobernador de Antioquia a los 43 años (1995), presidente de la República a los 50 años (2002) y reelegido presidente a los 54 años (2006).
Al parecer el expresidente se acordó de sus orígenes y le está dando oportunidad de aspirar al congreso a algunos jóvenes como el social media influencer, Oswaldo Ortíz, apodado como el "youtuber de la heterosexualidad” y a Jaime González, que a los 28 años pasó de ser un concejal anónimo a ser el fenómeno de masas que movilizó 42.000 personas llamándolos puerta a puerta en la capital mundial de la música vallenata; este no solo promete ser un guerrero incansable contra el “totalitarismo Cuba-futuristuristico” que amenaza nuestro vecindario, sino que es oxígeno que llena de fuerza vital un partido que aliado a los cristianos se ha convertido en la única y real oposición.
Uribe le está apostando al efecto crisálida y metamórfico de los jóvenes como estrategia evolutiva de un movimiento que hasta el momento es dependiente del éxito político de su líder y gurú.