¡¡Uribe Hood, el redentor!!
Opinión

¡¡Uribe Hood, el redentor!!

Declarándose aterrado -como si no le consultaran previamente- el expresidente y exsenador en ejercicio de todos sus poderes entra en escena para oponerse a la masacre tributaria

Por:
abril 29, 2021
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Ahora en el registro no solo quedará anotado que le devolvió las fincas y las carreteras a los colombianos, que puso al ejército a subir el dedo gordo en las vías como señal de confianza, que arrodilló por un momento al monstruo Godzila del narcoterrorismo – castrochavista; no, eso ya no será todo, de aquí en adelante también permanecerá inscrito en molde que Álvaro Uribe y su batuta milagrosa se alzó oportuna para salvarnos de la reforma tributaria más empobrecedora y estúpida (indiscreta, inoportuna, define el diccionario) que haya sido concebida por gobierno alguno en la historia del país.

La escena es impecable y de haberse rodado unos días antes de los Óscar tal vez su productor y actores hubieran ganado el premio, el primero para Colombia.

En esta aparición confeccionada en estudio, la justiciera intervención del redentor se pone del lado de los necesitados y de la cordura. La Voz, la de Uribe que en entrevista dice haber “oído los puntos de vista” de amigos y opositores del proyecto (su prodigio es tanto que puede oír lo que los mortales apenas ven), ha señalado que la reforma tributaria presentada por el gobierno al Congreso, es algo así como una metida de pata, una gran c…

Un estudiante de primer semestre de economía percibe de inmediato esto de que la reforma no tiene ADN redistributivo, que empobrece y envilece, que contrae, que deteriora calidad de vida, que es un pastiche lesivo en pobres y clase media; que no elimina privilegios técnicos tributarios para grupos económicos, que es inoportuna en medio del peor escenario económico del país extraviado ante la pandemia, e inicua en la trama de criminalidad y desgobierno que afecta todo el mapa nacional.

Pero es que, aunque eso resulte tan simple de ver, ponerla en debate ayuda a sopesar fuerzas políticas y opera como Macguffin, un recurso del cine que crea suspenso y no resulta en nada, mientras la trama avanza por otra orilla.

Siendo así, la verdadera escena frente al espectador avanza: rodeado de congresistas del partido, los de otros partidos afines y no afines, miembros del gobierno, su propio hijo que se decora como nuevo sucesor (ya para todos está probado que se puede gobernar siempre que se tenga la dosis de obediencia e insignificancia requerida); entre un ejército de actores que son sus seguidores y una ordalía de pobres temerosos por lo que vendría, La Voz, el presidente a perpetuidad, el Robín Hood, el superhéroe de este libreto aparece sapiente para reprender y llamar a la prudencia.

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Hay que buscar otra fórmula salvadora, y la receta, la vacuna para la economía en crisis, la tiene él, La Voz, Uribe

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No es tiempo, advierte, de una reforma como esta; no es el momento de afectar a los bancos ni a los “más vulnerables”; es más bien ocasión de fortalecerlos. Hay que buscar otra fórmula salvadora, y la receta, la vacuna para la economía en crisis, la tiene él, La Voz, Uribe, quien puede convocar a las bancadas, “oír los puntos de vista” y proponer el enfoque intermedio; la balanza, porque él es dueño de la balanza.

Politiquero como siempre el país está entregado a tejer las próximas elecciones, así que declarándose aterrado (como si nunca se le consultaran previamente los papeles del gobierno) el expresidente y exsenador en ejercicio de todos sus poderes irrumpe para oponerse a la masacre tributaria, apacigua el ánimo de una sociedad que avisa protestas y tiende los puentes de continuidad de sus sucesores. La aparición en la coyuntura también es recursiva mientras el proceso penal que le sigue la huella va por el filo.

Otros políticos de oficio también en campaña se han opuesto a la reforma, pero no tienen igual protagonismo en la obra oficial.

Decía Trotski que “el culpable es el que se beneficia”, frase que ha sido usada en muchas películas, algunas como esta. Las deudas se cobran, La Voz habla, el gobierno acata, los salvados agradecen, se pliegan, y Uribe y su índice permanecen. Se ve despejada la escena.

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