Álvaro Uribe señaló al testigo Carlos Areiza como “un buen muerto” y el miedo se regó por Colombia… bueno, al menos por la mitad del país.
El eterno enamorado del poder, a quien no le bastaron ocho años en la Casa de Nariño, publicó en su cuenta de Twitter el pasado 24 de abril lo siguiente: “Comunidad [sic] Carlos Areiza era un bandido. Murió en su ley. Areiza es un buen muerto”.
Comunidad
“Carlos Areiza
Carlos Areiza era un bandido. Murió en su ley. Areiza es un buen muerto. Si no, que lo diga Cepeda.Lo ejecutaron los enemigos que cosechó a lo largo de su carrera delictiva; lo esperaron, fríos y pacientes, hasta que con… https://t.co/rEwG3vEYJ2
— Álvaro Uribe Vélez (@AlvaroUribeVel) April 24, 2018
Este mensaje mafioso, en el sentido más literal de la palabra, fue aplaudido por los seguidores que siempre salen a votar verracos, pero también fue repudiado por los que intentan que el país salga de la hipnosis crónica del uribismo.
Ante esto, diversos referentes del periodismo colombiano respondieron en el acto para alertar sobre el terror que se avecina si Uribe vuelve al poder. De todas las manifestaciones inmediatas en contra del honorable senador, quien en sus tiempos de presidente quiso ganar la guerra contando cadáveres colombianos, seleccioné solo tres.
Daniel Samper Ospina trinó: “¿Ya están hablando de ‘buenos muertos’, ya vamos en eso? Qué miedo todo lo que está pasando, que capítulo tan oscuro éste que atravesamos…”.
¿Ya están hablando de “buenos muertos”, ya vamos en eso? Qué miedo todo lo que está pasando, qué capítulo tan oscuro éste que atravesamos... pic.twitter.com/NJqZdURnlY
— Daniel Samper Ospina (@DanielSamperO) April 24, 2018
Por su parte, Mauricio Silva Guzmán tuiteó: “‘Buen muerto’ es un mensaje muy miedoso”.
"Buen muerto" es un mensaje muy miedoso.
— Mauricio Silva G. (@msilvaazul) 25 de abril de 2018
Frente a esto, Gabriel Meluk replicó: “Él da mucho miedo…”.
Él da mucho miedo... https://t.co/pLq98nvXFC
— Gabriel Meluk (@MelukLeCuenta) April 25, 2018
El pánico fue generalizado. El miedo, que Uribe siempre ha usado como estrategia electoral, les hizo sentir un escalofrío espantoso a todos sus detractores porque Él hace del miedo su instrumento de poder. Él es el amo del terror, pero incluso Uribe con todo el pavor que representa es apenas un suvenir, emblemático eso sí y con crocs, de la mitad de Colombia. El problema real no es que Uribe se exprese como mafioso, sino que la mitad del país lo apoya, lo tiene como “el mejor presidente de la historia” (sin saber de historia, claro). Lo eligió, lo reeligió y lo seguirá reeligiendo hasta que no quede un solo “malo vivo”.
Uribe no es el problema. Los colombianos somos el gran problema, pues un populista tenebroso de este tipo solo puede triunfar en un país condenado a más de cien años de soledad. Somos indolentes. Somos el único país en el que el derramamiento de sangre no duele. Somos la patria que no festeja en las urnas que los colombianos pobres (guerrilleros y soldados) ya no se masacran. Nos gusta la guerra. La cultura mafiosa del narcotráfico nos gangrenó. Nos borraron de un plomazo la historia y la memoria, por eso triunfan las campañas negras.
Sin embargo, y a pesar de todo, hay con qué pelear. Hay voces que se alzan con dignidad invaluable en las madres de Soacha. Hay militares que se rehúsan a volver a la ebriedad del plomo. Hay profesores que ofrendan sus vidas para que la democracia exista en las mentes de los votantes. Hay políticos, pocos, pero los hay, que trabajan de forma incansable para sacar a Colombia de esta nube negra. Hay periodistas que, aunque temen como se dejó claro, vencen el miedo con el valor inmarcesible de sus palabras. Y hay colombianos comprometidos con un futuro distinto a aquel pasado donde Uribe, los paras y las Farc terminaron de joder al país.
Por eso, senador Uribe, le pido que no nos crea a todos tan pendejos. Si usted usa palabras de otro, usted hace explícita su afinidad con ese pensamiento de los “buenos muertos”. En Twitter, o donde sea, ese es el propósito de una cita textual. Por eso, sepa, que antes de que nuestros epitafios digan: “Aquí yace un buen muerto”, pelearemos con palabras para derrotar el miedo que usted y los suyos propagan como epidemia.
