Hoy más que nunca podemos decir que hay uribismo y duquismo, que ambos son diferentes y que el primero sobrevive única y exclusivamente gracias al llamado “petrovideo”.
La confusión es máxima en la derecha colombiana, las doctrinas que durante años defendió Álvaro Uribe como presidente y después como expresidente parecen haber desaparecido. Hoy Uribe reconoce que en Colombia sí hay un conflicto armado y reconoce a las Farc como interlocutor legítimo, algo impensado hace tan solo unos meses. Dentro del Centro Democrático están más preocupados por la burocracia, por pelear con la izquierda, defender al Fiscal, justificar hechos del pasado y atacar a Santos que por encaminar el país hacia adelante.
Duque se siente solo, su bancada en el Congreso no lo apoya. Por el contrario, en ocasiones parece estar más en contra de él que la misma oposición. Al parecer el uribismo no ha caído en cuenta de que ya está en el poder, de que Santos no es el presidente y de que a Petro ya le ganaron en las elecciones pasadas.
El país luce distante, incrédulo, ya parece no creerle ni a unos ni a otros, está cansado de las confrontaciones personales y de que nadie proponga cosas puntuales para solucionar las cosas. El único que claramente apuesta por eso es Duque pero parece estar haciéndolo solo, al parecer a su partido no le gusta ni poquito que él sea el presidente.