“Dime con quién andas, decirte he quién eres”, como dice en la segunda parte de Don Quijote. Sabio refrán de advertencia que desde Sócrates, pasando por todos los abuelos, hasta estos tiempos sigue vigente. Este milenario apotegma insinúa que mediante las compañías que una persona frecuenta se puede conocer cómo es esta realmente y no necesariamente por lo que dice ser. Qué difícil es saber realmente quién es la gente y más lo recóndito, sus secretos más guardados.
Vaya uno a saber qué tan truculenta o divina es la realidad de los actos del hasta estos días senador Uribe. Por lo pronto, como van las cosas, en manos de la justicia están las pruebas de su presunta manipulación de testigos para frenar las sindicaciones contra su hermano Santiago y él mismo por crímenes cometidos por los paramilitares. Así se diga que lo anterior fue materializado a través de sobornos por sus abogados a peligrosos criminales, los principales testigos de la imputación de cargos, la Corte Suprema de justicia considera que él es el determinador del delito, por lo que seguirán las investigaciones con él en reclusión domiciliaria para evitar riesgos de obstrucción a la justicia en el proceso que le sigue por los presuntos delitos de fraude procesal y soborno. Este es el contexto jurídico actual que tiene en el peor de los mundos al mentor del inexperto y maleable Duque que hoy tenemos como presidente.
Suena paradójico que una persona de la categoría de un presidente y senador se rodee de personas de dudosa reputación y además acuda a contratar abogados expertos y exitosos en el “trabajo sucio”, cuyo ejercicio como litigantes ha sido la defensa de poderosos narcotraficantes y delincuentes de todos los pelambres que les pagan bien por sus servicios con tal de conseguir su objetivo a costa de lo que sea.
No es casualidad que la Corte Suprema de justicia, en su sabiduría, haya también ordenado a muy pocas horas de efectuado el de Uribe, el arresto domiciliario de Diego Cadena con fundamento en dicho caso. El mismo abogado que en su hoja de vida muestra orgullosamente sus negocios de defensa con personajes como Don Diego, Diego Rastrojo, el Tuso Sierra y hasta los Rodríguez orejuela. ¡Qué descrédito!
Es lamentable que nuestra querida Colombia esté abocada a vivir tal grado de vergüenza. Este puede ser el comienzo del fin, no sabemos si la corte llamará a juicio al expresidente; cierto sí es que la decisión actual comprueba “que no hay personas que estén por encima de la justicia y de la ley por poderosos y privilegiados que sean”. Pero que sea la justicia la que determine las sentencias a las que haya lugar. Las mismas que fueren debemos aceptarlas con respeto por el bien de la verdad y de todos los colombianos.
Colofón. No hay que olvidar que, como lo dijo Uribe al ser notificado de su detención, “algo bueno tuvo que haber hecho por Colombia”. Ese algo bueno que tuvo que haber hecho; se lo agradecemos, señor expresidente.
“Dime con quién andas, decirte he quien eres” (Cervantes, en la segunda parte de Don Quijote).
