Hemos asistido poco menos que aterrados, y entre contritos y esperanzados, a la derrota más terrible y humillante que fuerza alguna le haya propinado al gobierno de los Estados Unidos de América, la potencia militar y política más gigantesca de la historia. Esa derrota magistral y única le ha sido adjudicada a una persona como jamás la humanidad pensó que pudiera ocurrir: un histrión al frente de su propio gobierno.
Sé que sonará exagerado pero dos torres gemelas se derrumban ante la estupefacción del mundo: el gobierno de los Estados Unidos de América y el jefe del gobierno de los Estados Unidos de América. No fue obra de misiles, ni de aviones comandados por terroristas. Fueron dos fuerzas políticas tenaces que hoy son ejemplo de comportamiento democrático: la representante a la Cámara, Nancy Pelossi; y la mayoría demócrata de la misma Cámara. No ha habido muertos, es decir, no ha habido hasta ahora… aunque las repercusiones auguran un estruendo que insinúa terribles choques.
Donald Trump se vio obligado a reabrir el gobierno luego de darse cuenta primero que se estaban deslizando senadores republicanos hacia cualquier acuerdo con los demócratas, sin garantía de fondos para su absurdo muro, base de su chantaje político. Y, segundo al parecer, porque un número creciente de aviones estaba en tierra en el aeropuerto La Guardia y un potencial colapso de accidentes aéreos podía ocurrir en cualquier momento. Dos fenómenos que aun sin sumarse significaban un efecto larvado de la potencia letal de un tsunami.
Si Trump estaba teniendo problemas con solo tener la Cámara en contra, hasta él mismo, tan inteligente como es, podría calcular lo derivado de perder las mayorías de Senado, aunque fuera parcialmente. Que un solo avión se estrellara por falta de señales o por no tener dónde aterrizar en La Guardia, podría significar que Trump mismo, haciendo de terrorista institucional embozado, estaba estrellando aviones contra el propio territorio de los Estados Unidos.
Por favor, no imaginen que estoy siendo exagerado, les muestro a continuación la cantidad de exageraciones que han ocurrido en los más recientes tiempos:
- El propio gobierno de los Estados Unidos de América inaugura una huelga de por lo menos 800.000 de sus propios empleados en sectores sensibles del servicio público. De haber sido propiciada por los mismos empleados hubiera sido declarada ilegal ipso facto y combatida por escuadrones armados de la policía.
- La huelga no se apoya en ninguna ley, no parece constitucionalmente aceptable, y es un pretexto político absolutamente inusual para obtener fondos que faciliten la construcción de un muro mediante el chantaje político contra una mayoría constitucional demócrata obtenida legítimamente en las urnas.
- El propio gobierno de los Estados Unidos de América fragua una cohorte de fake news para crear una supuesta emergencia de inmigrantes en la frontera que pondrían en peligro su Seguridad Nacional, inauditamente armadas con bombas de disuasión masiva conteniendo palos, piedras; y comandadas por ejércitos de mujeres blandiendo amenazantes niños de pecho en sus brazos.
- Esta misma amenaza, por demás falsa, había sido blandida por el mismo presidente para obtener votos durante las elecciones de mitaca que le permitieron mantener la mayoría en el senado contra todo pronóstico.
- El propio gobierno de los Estados Unidos de América y sus mayorías republicanas en Senado y Cámara, cuando lo tuvieron, no habían podido lograr apoyo suficiente pro financiación del tal muro.
- El muro mismo es una aberración que incluso contaba con solapadas oposiciones de los Estados de la Unión que hacen frontera con México cuyas bases políticas, siendo republicanas ya se deslizaban peligrosamente hacia apoyos demócratas. El muro nacía con mucha más debilidad política mundial que el muro de Berlín, derruido por los mismísimos compatriotas alemanes del ancestro de Trump.
- Un eventual acuerdo pluripartidista sonaba imposible pues podía ser desautorizado, aun siendo favorable, por la inestabilidad histriónica del presidente que entonces hubiera pedido más.
- La vocera de la mayoría demócrata de la Cámara, Pelossi, había obligado al propio presidente a retrasar su discurso sobre el Estado de la Unión, casi que indefinidamente tal como iban las cosas. El rompimiento abrupto, contracultural, dejaba al partido republicano como disruptor de las propias tradiciones seculares yendo contra la propia esencia de su ideología conservadora.
- En ninguna literatura afín al desarrollo capitalista conocida hasta la fecha se acepta que el trabajo no deba ser remunerado; como tampoco, que un trabajador cualquiera pueda ser obligado a trabajar sin sueldo y menos, que este procedimiento pueda ser liderado por gobierno alguno jamás sobre la tierra y, muchísimo menos por la supuesta democracia más perfecta ideada por la humanidad.
Entonces todo esto clama al cielo. Con menor masa intrusiva se acabaron los dinosaurios. Es tan desfachatado, desproporcionado y funesto que solo puede ser liderado por un gobierno neoliberal, gobernado por un histrión, tal y como el filósofo Byun Chul Han ha demostrado que puede ocurrir, al calificar al neoliberalismo como una ideología burlesca más que una sistema económico.
Solo puede entenderse tanta defenestración institucional como la primera derrota sufrida por la mega oligarquía actualmente hegemónica en el planeta tierra tras concentrar tan solo en 26 personas la riqueza global que pudiera tener hasta el 30% de la población mundial según recientes estadísticas divulgadas por Oxfam. ¿Cabe una exageración mayor? ¿Se volvió feudal el neoliberalismo?
Entonces estamos contritos y esperanzados. Contritos porque da tristeza que tal derrota, autoinfligida, no haya contado con la participación ni ninguna protesta, incluso exigua, de gobierno alguno del mundo, ante tanta semejante desfachatez institucional y arrogancia de poder.
Esperanzados, porque la mayoría demócrata siga creciendo y la potencial emergencia de una tendencia de socialismo democrático a la americana logre tomar cuerpo en el futuro de los gobiernos de los Estados Unidos de América como parece estar ocurriendo.
No hay mejor momento que este para impugnar la aparente elección espuria de Trump, sitiada de escándalos, uno tras otro.
La mejor muestra de un gobierno de derecha recalcitrante y sus políticas nefastas ha fallado. Deberíamos obtener más resultados.
Notas: Léase, Byung Chul Han, Psicopolítica. Neoliberalismo y nuevas técnicas de poder.