Vistos los desarrollos políticos y electorales del país, es evidente la ausencia de la voz de los trabajadores en estos escenarios.
Los trabajadores, tanto del sector público como privado, no tienen una representación propia en el Congreso, Concejos y Asambleas, ni menos en el Ejecutivo. Y un discurso relacionado está ausente en los partidos y candidatos postulados. En ese sentido, han ganado los empresarios y el mundo del capital.
Es perentoria la necesidad de crear un partido propio de los trabajadores, más allá de cualquier ideología, o interés partidista, y del precario y corrupto movimiento sindical tradicional.
Los problemas del trabajo en el mundo, el debate sobre su desaparición en el futuro, la desaparición lenta e indolora de muchos trabajos, la aplicación del caduco modelo neoliberal, el desconocimiento y desinterés de las nuevas generaciones del problema laboral que viven, la implementación del derecho constitucional laboral, y la meritocracia constitucional para las vinculaciones laborales del Estado no tienen voz ni voto en estos escenarios democráticos.
La izquierda funge de representar a los trabajadores, pero es ineficaz y carente de legitimidad. Los trabajadores son instrumentalizados electoralmente e ideológicamente.
Más allá de esas limitaciones ideológicas y partidistas, urge la creación de un partido propio de los trabajadores, que sea opción de poder, un partido autónomo e independiente que no sea la correa de transmisión de ningún partido político.
Los trabajadores modernos ya no son los proletarios de antaño. Tienen un perfil distinto que no ha sido interpretado por los obsoletos aparatos sindicales.
Y no por modernos y con otros perfiles, más profesionales, deben de carecer de organización política y espíritu de lucha.
Para mayores consideraciones lea el artículo reciente de mi autoria, publicado en Las2orillas.
La falta que le hace a Colombia un movimiento trabajador que esté en las elecciones