Unos documentales que estremecen por su mensaje
Opinión

Unos documentales que estremecen por su mensaje

Desde el primero, nos encontramos con el color verde, cruzado por las aguas del río Arauca, imponente, rodeado de sabanas inmensas y rica vegetación

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septiembre 20, 2023
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Hace cerca de cinco años, en el Centro de Memoria, Paz y Reconciliación de Bogotá, luego de un conversatorio en torno a la paz y la cultura al que fui invitado, cuando departía informalmente en el pasillo con un grupo de asistentes, fui abordado por un hombre joven y menudo, de gafas redondas, tras las cuales resaltaban sus ojos grandes y vivaces, quien se me presentó como Diego Aretz, periodista independiente, amante y difusor de temas de paz. 

Me impresionaron su conversación amable y respetuosa, así como el dominio propio de un hombre de medios. Me propuso realizar una entrevista para un programa virtual alternativo, en la que nos ocuparíamos de mi obra literaria y mi tránsito de la vida guerrillera a la ciudad luego de firmados los Acuerdos de La Habana. Desde entonces, lo he encontrado en diversos momentos, en los que la política y las artes son temas obligados.

En realidad, nunca le he preguntado cómo lo logra, pero me impresiona gratamente su actividad periodística. He visto en redes sociales innumerables entrevistas que realiza a personajes del mundo del cine, la literatura, la política y otras artes, en las que se desenvuelve como auténtico experto en múltiples asuntos. Puede hablar con sorprendente confianza a Rodrigo Londoño, de Comunes, o a Álvaro Uribe, del Centro Democrático.

Hoy me comparte, con su habitual modestia, un trabajo con el que se ha comprometido devotamente. Lo llama, Por los países de Colombia. Y lo fundamenta de este modo:

“Colombia es un país donde el verde es de todos los colores, y eso lo vivimos aquí, en la frontera entre Colombia y Venezuela, en el río Arauca (…) quiero que me acompañen en un viaje a descubrir por qué, por qué los colores de Colombia son tantos, cuáles son las historias que se encuentran en la profundidad de estos países, cuáles son las historias de esos países, cuáles son sus gentes (…) Acompáñenme en este viaje por el río Arauca, en Arauquita.”

Se trata de una serie de cinco documentales breves, muy breves incluso, que pueden verse en cualquier momento libre, sin pensar en que esto me va a llevar una hora o más de tiempo. Desde el primero de ellos nos encontramos con el color verde, ese que Diego llama de todos los colores, cruzado por las aguas del río Arauca, imponente en su curso, rodeado de sabanas inmensas y vegetación que varía desde los árboles inmensos hasta los cultivos campesinos.

El primero se titula Un paraíso de cacao, un grano con aroma de paz. El quinto, el último de la serie, se denomina Arauca sostenible. Entre uno y otro, que se han difundido en silencio por redes sociales, nos encontramos con la gente, su trabajo, sus empeños, sus sueños, que parecen transcurrir ajenos a la confrontación, la sangre, las lágrimas y el dolor del conflicto armado que ruge a sus alrededores. Diego no habla de este conflicto, no se ocupa de él.


Colombia es un país donde el verde es de todos los colores, y eso lo vivimos aquí, en la frontera entre Colombia y Venezuela, en el río Arauca (…) quiero que me acompañen en un viaje a descubrir por qué, por qué los colores de Colombia son tantos, cuáles son las historias que se encuentran en la profundidad de estos países


Porque lo que le interesa es darle rostro y protagonismo estelares a la población, a esas decenas de miles de colombianos y colombianas que luchan por salir adelante, que se levantan cada mañana pensando en ir al río, a la parcela, al comercio, urgidos por sacar adelante sus familias, por construir una sociedad próspera, en la que las relaciones entre los humanos sean distintas al monstruo que amenaza y golpea sus vidas desde hace ya muchas décadas.

La música de fondo que acompaña cada episodio es hermosa, y se suma a la cantidad de rostros, de mujeres y hombres que cuentan la historia de la región, de su trabajo productivo, todos en primeros planos que permiten casi tocarlos, contemplar sus rostros sonrientes o curtidos de arrugas, gente buena, noble, enamorada de su tierra. Seis mil quinientas hectáreas en Arauquita están sembradas de cacao y gracias a eso sus habitantes viven.

Dos mil doscientas familias de la localidad se dedican a esta actividad. En el salón de chocolate más grande del mundo, en París, el cacao de Arauquita ha ganado premios como el mejor cacao del mundo. Desde hace una decena de años se realiza en Arauquita la versión del Salón de Chocolate y Cacao de Colombia, con el que se pretende enseñar al mundo la importancia que tiene el grano para la paz y la esperanza de una región colombiana que se resiste a la guerra.

Introduzco el link https://www.facebook.com/EtelivarTorres/videos/249617087683732 por el que el alcalde de Arauquita difunde los documentales, para invitar a seguirlos. Hay una guerra irracional en Arauca, que solo puede explicarse por un arrebato ideológico ajeno por completo a la realidad contemporánea. Pero allí también hay vida, belleza, comunidades invisibles que salen adelante en medio de un verdadero paraíso tropical.

Un pueblo, que, como tantos en Colombia, exige con urgencia la paz, ya, sin tantas vueltas.

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