El 25% del mercado total lo manejan las empresas santandereanas, generando cerca de 270.000 empleos.
La productora de huevos más grande del país es la Incubadora Santander, que cuenta con una participación del 12% del mercado. Su fundador, Enrique Muñoz, Q.E.P.D., fue un referente de la industria avícola nacional.
Muñoz fue un hombre visionario que empezó a trabajar en el sector incubando huevos para la venta de pollitos de un día. Sin embargo, por la crisis con Venezuela en los años 90, en donde vendía más del 90% de su producción, tuvo que replantear el negocio para no quebrarse. En ese momento tomó la decisión de producir huevos de forma comercial.
Para conocer más sobre el negocio, viajó a España en donde conoció varios métodos de producción. La principal forma de producir huevos en la región siempre fue con las gallinas en el piso, es decir, en corrales. Sin embargo, se dio cuenta de que el mercado había cambiado y compró equipo para levantar 10 galpones. En poco tiempo se había convertido en el mayor productor de huevos y hoy su empresa, dirigida por Juan Felipe Montoya, saca más de 4.5 millones diarios, bajo la marca Kikes, y tiene 5 millones de gallinas ponedoras.
En los últimos años, Incubadora Santander ha realizado en las 300 hectáreas que posee en Puerto Tejada, Caloto, una inversión de más de USD $40 millones en nuevos proyectos productivos para cuatro plantas modernas, galpones de cría y levante y un proceso de transformación de la gallinaza para producir su propia energía, factoría de alimentos, incluyendo una pasteurizadora de huevo para industria, hoteles, restaurantes y casinos.
Actualmente, la empresa distribuye directamente el 80% de su producción en 45.000 tiendas de barrio. Además, desde este año entraron en las estanterías de las grandes cadenas como Almacenes Éxito. Sin embargo, el plan de Juan Felipe Montoya es ambicioso y para el 2023 tiene proyectado alcanzar ventas por USD $1.000 millones, produciendo 10 millones de huevos al día. Incubadoras Santander se convirtió en la quinta empresa por ingresos operacionales en el departamento y la 293 en el país, con ingresos de $415.779 millones en 2016.
Pero la magnitud del sector avícola en el departamento no se queda ahí. En cuanto a la carne de pollo, que es la que más se consume en el país con un promedio de 32 kilos por persona al año, Santander produce 370.000 toneladas de carne anualmente. Ángela Serrano de Quintero es una de las pioneras de la avicultura. En la década de los 50 unos sobrinos que habían pasado las vacaciones en su finca en el Llano de Palmas (Rionegro, Santander), le regalaron a ella y a su esposo Jorge Quintero Martínez unos cuantos pollos que criaron en el patio de su casa. Los pollos se convirtieron en gallinas ponedoras, y con el paso del tiempo, superando algunas enfermedades, lograron tener 5.000 aves. La pareja ideó un mecanismo con el que lograron identificar cuáles gallinas eran ponedoras y cuáles no, volviendo rentable el negocio, hasta que en 1962 crearon formalmente la sociedad familiar Serrano Gómez y Quintero, hoy conocida como Quinsagro S. C. A.
Don Jorge falleció en 1976 y a doña Ángela le tocó ponerse al frente, tanto de la familia como de la empresa. Con seis hijos, el mayor de 15 años y el menor de 7, logró sacar el negocio adelante. Compró tierras y se endeudó con los bancos, pero el esfuerzo valió la pena. Según comenta uno de los hijos, Jorge Alberto Serrano, actual gerente general de la empresa, “toda la labor con las aves la realizaba la familia, una tropa de seis pelados que ayudábamos a vacunar las aves, a recoger los huevos”. Hoy Jorge Alberto, quién lleva más de 50 años vinculado a la industria, es un referente de la industria.
Inicialmente la planta de producción estuvo ubicada en Rionegro (Santander), pero debido a los problemas de orden público y violencia, que complicaban el transito permanente de huevos, decidieron dejar de ser productores de huevo y pasaron a producir pollo de engorde para carne. Hoy la empresa tiene presencia en siete zonas del departamento de Santander (Sabana de Torres, Zapatoca, Lebrija, Floridablanca, Piedecuesta y Rionegro) y es una de las varias empresas avícolas que decidió trasladarse al Magdalena Media.
Quinsagro, que cuenta con las tecnologías más avanzadas en cuanto a ambientes controlados en los galpones, robótica en cada uno de los procesos y comunicaciones, está integrada a la empresa de producción, procesamiento y distribución de carne de pollo Avidesa Mac Pollo.
Por otro lado, en Santander la producción avícola de manera no industrial ha tomado bastante fuerza. Ya son cientos las granjas que decidieron producir huevos y pollos criollos. Esto implica que los procesos de crianza, aunque toman más tiempo, también tienen otros métodos. Por ejemplo, en Barbosa, Santander, existe una pequeña finca en la que se producen huevos campesinos. Isaac Parra, administrador y uno de los dueños de la empresa, tiene cerca de 200 gallinas que son criadas en corrales y no en galpones.
A diferencia de la producción comercial, que requiere un tipo de alimentación específica a base de purina, estas gallinas comen principalmente maíz y residuos orgánicos. “Los animales están en dos corrales distintos. Durante el día las sacamos al corral más grande en el que tienen bastante espacio para que caminen. Y por las noches las metemos en el corral más pequeño, que es el mismo donde ponen los huevos, para evitar que algún fara o perro logre entrar y las mate”. Semanalmente la finca logra producir alrededor de 600 huevos que son comercializados principalmente en Barbosa, aunque otros tantos llegan a Bogotá.
No cabe duda de que la producción avícola en Santander es uno de los grandes aportes al crecimiento económico del país. Con la participación de las grandes empresas y de las pequeñas granjas, el sector se ha vuelto la bandera del departamento.