A raíz del artículo anterior haciendo un ligero recuento sobre la historia de la educación religiosa instituida desde la Colonia y la lucha por instalar la laica, desarrollada por liberales radicales en el siglo XIX, el escritor payanés Guido Enríquez Ruiz me recuerda que la Universidad del Cauca tiene sus raíces en “El Real Colegio Seminario San Francisco de Asís”, fundado en 1643 por gestión del obispo limeño Francisco de La Serna y Rimaga Salazar, considerándose como el único centro de lo que podría llamarse educación superior en el sur del país a cargo de los jesuitas y con estudios de Teología, Gramática y Jurisprudencia, entre otros. Por la misma época en Santafé de Bogotá fue fundado el “Colegio del Rosario” por fray Cristóbal de Torres. Es de destacar que en el San Francisco, desde 1885, fue maestro el jurisconsulto y filósofo de Rionegro, Antioquia, José Félix de Restrepo, quien había participado en la Expedición Botánica de Mutis y promovió el estudio de ciencias modernas e ideas independentistas y de abolición de la esclavitud, que influyeron en próceres, como Camilo Torres, el sabio Caldas, José María Cabal, Joaquín de Caicedo y Cuero y Francisco José Zea, entre otros.
“La Universidad del Cauca fue creada en Popayán como Universidad Departamental del Tercer Distrito mediante decreto del 24 de abril de 1827, dictado por el general Francisco de Paula Santander, para la fundación civil de establecimientos educativos de nivel superior… para efectos de la formación de los ciudadanos que habrían de fundamentar la vida nacional independiente en distintas esferas y actividades... Con ello también se fundan: la Universidad Central (actual Universidad Nacional de Colombia) y la Universidad de Cartagena. Se instaló el 11 de noviembre de 1827, Sus primeros programas fueron Jurisprudencia, Agrimensura, Teología y Medicina, en los cuales se contaban con cerca de 700 estudiantes en los primeros años de funcionamiento. Su nacionalización fue ratificada mediante la Ley 65 de 1964. Desde sus inicios contó con el apoyo del Presidente y Libertador Simón Bolívar y de Francisco de Paula Santander. Varios de los decretos sobre educación superior expedidos por Simón Bolívar, se hicieron en Popayán, en el ámbito de la Universidad del Cauca”.
Entre sus primeros programas estaban además de Jurisprudencia y Teología, las carreras de Agrimensura, embrión de lo que sería Ingeniería Civil y Medicina, la cual fue interrumpida en 1899 y reabierta en 1950.
De su oferta académica durante varias décadas la carrera de Jurisprudencia fue la que atrajo a estudiantes de diferentes regiones del país y el Ecuador.
En los años 1931 y 32, con el gobierno liberal de Olaya Herrera, llegaron a la institución educadores y líderes intelectuales como el médico, acuarelista y escritor César Uribe Piedrahita y el erudito Baldomero Sanín Cano, el poeta y político Guillermo Valencia, el médico e historiador Antonio José Lemos Guzmán, el músico y jurista Francisco Eduardo Diago y el historiador José María Arboleda Llorente, entre otros”, quienes contribuyeron actualizando los programas de estudio y fortaleciendo las humanidades y a su Facultad de Derecho.
A pesar del estancamiento en que se sumió Popayán y el Cauca y la pérdida de peso político, económico y productivo, a medida que corría el siglo XX, en distintas rectorías fueron abiertas nuevas facultades y programas de pregrado en Educación, Contaduría y Economía, Ingeniería Electrónica, Antropología, Ciencias Sociales, Bellas Artes, Ciencias Agropecuarias, Telemática, Enfermería Superior, Fisioterapia, Fonoaudiología, Telemática y la más reciente: Arquitectura. También abrió varios programas de posgrado y algunos doctorados.
El terremoto de 1983 fue una dura prueba que fortaleció a la institución, especialmente a la facultad de Ingeniería Civil, que lideró el proceso y permitió la reconstrucción y adecuación de las edificaciones antiguas y modernas afectadas por el sismo y la construcción de nuevas sedes y la apertura de nuevos programas como el de Comunicación Social y Ciencias Políticas, y a partir de la carrera de Contaduría Pública, abrir Economía y otros programas.
El proceso de descentralización fue iniciado en la rectoría de Danilo Vivas y acelerado durante la gestión de Juan Diego Castrillón, que fortaleció la sede de Santander de Quilichao abriendo varias carreras, entre ellas Derecho e Ingeniería Civil y sentó las bases para la del Bordo y Guapi, por el sistema de cofinanciación mediante matrículas más costosas. Sin embargo, este proceso ha tenido dificultades por no contar con el presupuesto suficiente para pagar a los docentes y gastos de funcionamiento y por este motivo el costo de las matrículas ha sido mayor, que el de los programas de pregrado totalmente financiados por la universidad en sus sedes de Popayán.
Programas como derecho nocturno en Santander de Quilichao y Popayán han tenido conflictos por este motivo. A raíz de la reciente movilización de estudiantes de Derecho en la suspendida jornada nocturna de Popayán, el actual rector José Luis Diago anunció que buscan recursos para que la universidad incluya estos programas dentro de su presupuesto anual y a los estudiantes no les toque cofinanciarlos mediante matrículas de mayor costo.
Es de destacar que para su sostenimiento, seis meses después de su fundación en 1827, por decreto de Simón Bolívar, a Unicauca le fueron donados los terrenos de la mina del Naya, con miles de hectáreas ubicadas en la cordillera occidental y las cuales durante más de 150 años no pudo aprovechar ni minera, económica, forestal, agropecuaria, ni, científica, ni académicamente. pues debido a lo incomunicado de la zona, falta de recursos económicos y técnicos, e insuficiente desarrollo institucional del alma mater, sus directivos de diferentes no épocas no pudieron ejercer la posesión, ni administrarla, ni contaron con la visión, planeación, ni con el personal y capacidad de ejecución para presentar al gobierno nacional y a otras universidades de Colombia, el exterior y a fundaciones internacionales, un proyecto que hubiera permitido mantener una reserva de hectáreas para desarrollar programas productivos que fortalecieran el presupuesto de la universidad y un centro interdisciplinario de estudios avanzados, en el que se integraran todas las carreras que ofrece la institución para investigar los recursos naturales concentrados en la rica selva del Pacífico e interactuar con las comunidades negras e indígenas que la habitan.
Al no presentar propuestas viables, hace pocos años, el Consejo Estado decidió expropiar los inmensos terrenos y otorgárselos a las comunidades indígenas y afrodescendientes que habitan la región, después de una pobre defensa jurídica argumentada por los representantes del alma mater.