Estimado Andrés Olarte,
Leyendo su artículo: Unimagdalena peló el cobre en su semana cultural. Recordé una frase muy curiosa que observé hace poco tiempo en Facebook, la cual dice: “El lobo siempre será malo si solo escuchamos a caperucita.” Y la recordé precisamente porque estoy seguro que en mi humilde opinión, en este cuento solo has escuchado la historia de caperucita, sin tener en cuenta la historia del lobo (comunidad Unimagdalena), el cual en esta ocasión lo tacha abiertamente de ignorante y de poca visión cultural, sin medir cuan ofensivo resulta ser eso para una comunidad que a punta de esfuerzo y trabajo ha forjado durante los últimos 52 años una importante reputación tanto académica, como artística y cultural, que está a punto de ser acreditada por excelencia y calidad en todos sus procesos.
Sin duda alguna el hecho sucedido la noche del pasado martes seis de mayo, no tiene precedentes y mucho menos presentación, pero es válido y justo explicar en defensa de mi comunidad que todo se desarrolló bajo un ambiente de confusión. Pero antes de exponer mi versión de lo sucedido, de manera respetuosa y comedida me permito preguntar, ¿en qué lugar estaba mientras "Primo Rojas" se presentaba en la Unimagdalena en el marco de su XIV semana cultural? Y lo pregunto para considerar que tan fiel es tu versión de los hechos.
Y bien, siguiendo un orden de ideas, expongo ahora si mi versión de los hechos, que con certeza es la de muchos de los integrantes de la familia Unimagdalena.
Mientras el artista “Primo Rojas” desarrollaba su supremamente bien elaborada obra denominada “De como un pobre entierra a la mamá”, algunos de los asistentes al evento, (digo algunos asistentes, porque no me gusta generalizar y tampoco estoy seguro que sean estudiantes del alma mater) quisieron sabotear la presentación del dramaturgo, abucheándolo y gritando vulgaridades; sin embargo hubo muchos estudiantes, entre los cuales me incluyo (y digo estudiantes porque Primero: una cantidad considerable de ellos hacen parte de la Facultad la cual pertenezco. Segundo: porque Otra cantidad importante de ellos los he visto constantemente en el campus universitario. Y tercero: porque la gran mayoría de estudiantes de la Unimagdalena se caracterizan por respeto y tolerancia a la diversidad), intentamos defenderlo de tan bochornoso acto, manifestando nuestro descontento, gritándoles en coro y de manera enérgica a los saboteadores: ¡¡¡Fuera!!! ¡¡¡Fuera!!! Pero al parecer la solución fue más infame que el problema, o como dicen popularmente, el remedio fue peor que la enfermedad. Debido a que se malinterpretó la necesidad de defender al artista y el hacer respetar su presencia como invitado especial a la principal casa de estudios del Caribe Colombiano.
Nuestro acto fue con toda la honestidad del caso, de buena Fe, y eso se vio reflejado en la reacción cargada de mucho afecto y cariño de los estudiantes hacia “Primo” cuando las directivas de la institución, en cabeza del señor rector Dr. Ruthber Escorcia Caballero, se pronunciaron de manera decorosa y a su vez tajante frente a tan bochornoso hecho.
Quiero recordarle dos cosas, la primera: Todo tiene un contexto, no puede usted pretender igualar las complacencias y costumbres de la población del Caribe, con los de la población Andina del país. Y segundo: para los gustos, los colores. Me queda claro que a la final solo expresa su desagrado una vez más por la cultura del Caribe colombiano.
A través de la presente nota, quiero expresar mi indignación y molestia por su artículo, donde usted es quien pela el cobre y falta a su ideal de escritor y luchador de causas sociales, por ello le exijo de manera pública que se ratifique y así mismo pida disculpas a una comunidad que merece todo el respeto y la admiración, y que por cierto, no es totalmente samaria, ya que está afortunadamente integrada por estudiantes provenientes de diferentes partes del país.
PD.: Así nos miran, así hablan de nosotros, así nos motivan para seguir construyendo universidad.
